Qué tiparraca borde y desagradable hasta cuando la están halagando.
Está jodida por tener que trabajar una tarde de julio. Cenutria, hay gente que trabaja por la mitad asfaltando carreteras.
Ver el archivo adjunto 1528697
Ay, Beota, que es que tú querrías que en tu vida cambiaran muchas cosas.
Querrías no tener que ir a trabajar, que es que la verdad, es cansado eso de trabajar. Peeeeero, por otro lado, lo de ser ingeniera (SEÑORA INGENIERA, pensarás tú) y trabajar por turnos es que te hace taaaan especial (“soy más que una trabajadora del montón”) y diferente del resto de los mortales, que tampoco puedes dejar de recordárnoslo a diario. Qué contradicción tan irresoluble.
Querrías ser más que una talla, o más de una talla, o tener una talla menos, eso no me queda muy claro. En el “espejito espejito” inclinado que tienes en la habitación, y a veces a base de photoshop, pues te pareces más a lo que tú piensas que te mereces ser, que para eso pagas entrenadora personal. Pero luego el caso es que con nada te hinchas y parece que tuvieras, qué sé yo, cinco kilos más a poco que no es una foto hecha en el espejo mágico. Qué mal todo, la verdad, qué injusticia.
Querrías también tener unas flanes de lo más top, ahí con engagement de calidad, pero bueno, pues claro, tu flanerío llega hasta donde llega, porque cualquier persona que te siga más de una semana se da cuenta de que no puedes evitar ser repetitiva, cansina, egocéntrica, y bastante adicta al móvil, aunque no subas nada de calidad, todo el día enganchada a las stories y a contar lo inane con voz suavona. Y la gente normal ve eso y sale huyendo. Aunque lo de contestar de forma tan borde también te digo que lo mismo te hace perder alguna seguidora que otra, pero bueno, sé que tú lo haces porque eres auténtica y no encajas en molde alguno.
Bea, Beota, con lo que tú podrías haber sido, cuando hace años todavía parecías tener un poco de sentido del humor, te reías de ti misma, y pensabas, creo que de verdad, que lo importante no era solo ser una talla. Luego vino el libro, el ejército de flanes, las marcas regalándote cosas... y perdiste completamente el norte. Yo ahora lo que veo es una persona obsesionada con hacer creer a otra gente, y a ti misma, que cabes en una 36, que tener pandilla de amiguis como si tuvieras 16 años es lo más aún bien entrada la treintena, y que sin ti como ingeniera por turnos el país se hunde. Ay, la realidad, ay, qué contradicción.