Extracto de un artículo sobre la demanda interpuesta por la madre de Carolyn y Lauren ;
Ann Messina Freeman nunca pudo superar el accidente. Poco después del entierro, entre rumores de enfrentamientos entre ambas familias, una de las primeras medidas de la madre -albacea de ambas hermanas- fue litigar contra los Kennedy. Los informes de las autoridades revelaban que la avioneta, una Piper Saratoga PA-32, un modelo con 24 años de fiables versiones a sus espaldas, había funcionado correctamente hasta el momento de estrellarse. Con esa información, sólo cabía inferir que el responsable era el piloto. El seguro sólo cubría cinco millones de dólares y un millón adicional por pasajero. Pero no se trataba de dinero. Se trataba de que se reconociese que John F. Kennedy Jr., al que Ann siempre culpó y del que
nunca más volvió a mencionar su nombre, quedase señalado como el único culpable.
En 2001, 10 días antes de la vista preliminar entre la madre y los todopoderosos Kennedy, la familia más famosa de Estados Unidos accedió a pagar una suma cercana o superior a los 15 millones de dólares. La alternativa, como señalaba el "biógrafo de los famosos" C.David Heymann era un juicio público en el que, presumiblemente, se demostraría que John John no estaba capacitado para un vuelo nocturno y que, además, saldría a la luz que había bebido antes del viaje. Los medios, con la connivencia de los Kennedy, habían cargado toda la culpa sobre Carolyn: el vuelo, decían, se había retrasado porque la mujer de John John
había tardado de más en hacerse una de las perfectas manicuras a las que era aficionada.
Vindicada pero destruida, Ann se retiró del mundo a una comunidad aislada de Connecticut. Abandonó todas sus actividades, incluidas las benéficas, y jamás concedió una entrevista hasta su muerte en 2007.