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Tottenham - Liverpool: la final de los imposibles
‘Spurs’ y ‘reds’ se miden en Madrid tras superar unas semifinales de película

Madrid acoge hoy la final de la Champions League entre el Tottenham y el Liverpool (Oscar J. Barroso / Afp7 / Europa / EP)
Joan Josep Pallàs, Carlos Novo, Madrid
01/06/2019 07:00 | Actualizado a 01/06/2019 10:06
El fútbol inglés se da un homenaje esta noche en Madrid. Los inventores del juego viven sin duda uno de sus mejores momentos. El Chelsea se llevó el miércoles la Europa League frente al Arsenal y hoy Tottenham y Liverpool dirimen cual de los dos es el rey de la Champions. Competición que tiende al drama y la épica cuando entra en su fase de partidos de ida y vuelta, los equipos de Pochettino y Klopp creyeron en lo imposible para clasificarse en sus respectivas semifinales.
Más noticias
Los spurs eliminaron al Ajax en el último suspiro remontando un 2-0 adverso en 45 minutos. Los reds (en el Barcelona nadie lo olvida ni lo olvidará) voltearon un 3-0 rescatando la mística antigua de Anfield haciéndola válida para el presente. Pochettino se arrodilló y lloró sobre el césped; Klopp confirmó su poder como gurú de las emociones, capaz de arrastrar a su gente hacia donde le da la gana por difícil que parezca su objetivo.
El futbol inglés rebrota y se da un homenaje en Madrid: la constelación de estrellas, con Harry Kane y Salah al frente de cada bando, garantiza espectáculo
Pero el partido del Metropolitano no irá sólo de entrenadores, tratará sobre todo de futbolistas. Harry Kane, recuperado, ha regresado a tiempo para medirse con el central del año, Van Dijk; Salah buscará las esquinas de la portería de Lloris; Eriksen y Harry Winks, de pie fino, intentarán no sucumbir al vértigo del adversario; Arnold y Robertson tratarán de imprimirlo con sus galopadas por las bandas... El Liverpool, con cinco Copas de Europa (las mismas que Barça y Bayern) y un cambio de portero (Karius arruinó la final ante el Madrid el año pasado) parte como favorito ante un Tottenham sin una sola Champions en el palmarés.
Tottenham
Pochettino y compañía
Los catalanes Jesús Pérez, su segundo, y Toni Jiménez, entrenador de porteros, son parte del núcleo duro del técnico argentino
El partido acaba y los suplentes se entrenan durante una hora, no importa el lugar. Sucede en Moscú, en Londres o allí donde juegue el Tottenham. Mauricio Pochettino (47 años) quiere a todos sus jugadores activos. Lo consigue. Es su éxito. El club lleva años con restricciones económicas. Las órdenes del propietario fueron claras: los recursos se destinarán a pagar el nuevo estadio, al fin levantado (ha valido la pena, es impresionante), y la ciudad deportiva, una extraordinaria instalación que incluye en su interior un hotel de uso interno con 50 habitaciones de lujo. La consigna era mantener el tipo mientras tanto, pero el entrenador argentino ha hecho pedazos el guion, ha competido en la Premier y ha superado las expectativas en la Champions, donde hoy disputa la final del torneo.
La fuerza del grupo se ha impuesto. Todos los jugadores de la plantilla han sido titulares al menos una vez. Todos se han lesionado también. El tercer portero, Paulo Gazzaniga, salvó de la eliminación al Tottenham contra el PSV en la fase de grupos. Harry Kane, la figura indiscutible, cayó en la fase decisiva. La resistencia durante la eliminatoria ante el City fue épica, Llorente apareció de repente, y luego llegó aquella segunda parte en Amsterdam, con tres goles de Lucas Moura para voltear el 2-0. Toda la trayectoria ha sido un andar por la cornisa. Cuestión de suerte, dirán algunos. Rotundamente falso. El aprovechamiento de los recursos, su reinvención, el no escudarse en las bajas echando mano de un discurso victimista, el llevar a cada jugador al límite de su rendimiento. Ahí reside el buen trabajo de un entrenador.
Sebastiano, su hijo, se ha unido al staff y controla un interesante estudio sobre el sueño de los jugadores
La temporada empezó torcida. La base de la plantilla de Pochettino la forman internacionales ingleses que alcanzaron las semifinales en el Mundial. Algunos amagaron con irse, tentados por grandes ofertas, pero al final se incorporaron todos al trabajo, con un pequeño detalle: lo hicieron a cuatro días del inicio de la Premier. Pochettino les concedió unas buenas vacaciones y la promesa de actuar sin represalias. Todo el mundo partiría en igualdad de condiciones. Sin fichajes que incentivaran la competencia, nada hacía presagiar una temporada destacable, más bien una más de las anodinas que rellenan parte de la historia del Tottenham. La plantilla respondió.
Pochettino no ha estado solo en esta victoria. Nunca lo estuvo desde que decidió convertirse en entrenador. Su grupo de trabajo es compacto, está formado por un núcleo duro en el que destacan dos catalanes, Jesús Pérez, de Vilabella (Tarragona), reclutado para el Espanyol por Ramon Planes como preparador físico y hoy segundo entrenador, y Toni Jiménez (La Garriga, Barcelona), guardameta perico entre los años 1993 y 1999 que hoy hace las funciones de entrenador de porteros. El staff lo completan el argentino Miguel D’Agostino y una última incorporación, Sebastiano Pochettino, alto como su padre, estudioso, coordinador de una investigación personalizada de los futbolistas a través del sueño. De ahí se sacan conclusiones muy válidas acerca de la calidad del descanso, de la fatiga acumulada, de la sensación de estrés, variables todas ellas muy útiles que se unen a otras con objeto de pulsar el momento justo en el que se encuentra cada jugador. Para prevenir situaciones, para aprovechar sus pautas y puntas de rendimiento.
En verano no hubo fichajes; todos los futbolistas del Tottenham han sido titulares en esta Champions
Pochettino y Jesús Pérez, que llevan diez años trabajando juntos, celebraron desde el inicio el advenimiento de la tecnología y su utilización en el fútbol. Como jugador, el argentino ya descubrió métodos innovadores en el PSG. El Tottenham es hoy un laboratorio. GPS, analíticas de saliva que lo cuentan prácticamente todo... El balón, la táctica y la ascendencia del líder siguen conformando la esencia, por supuesto. Se trata de potenciar las virtudes de cada futbolista para reforzar el colectivo. El colectivo, siempre.
Parte hoy el Liverpool como favorito. Qué novedad. Ese ha sido este año el sino del Tottenham. Pochetino tiene todas sus piezas disponibles en el momento clave. Lleva tres semanas trabajando con ellos. Por fin. Es su momento y, dice su gente, lo está disfrutando. ¿Está tranquilo?, se les pregunta. “Más que nunca. La única bronca en cinco años la dio ganando 3-0”.
Liverpool
Klopp: Genio de la Selva Negra
Ni la falta de títulos en la Premier ni los aciagos resultados de las últimas finales en Europa minan el optimismo del técnico alemán
Jürgen Klopp tiene el mundo del fútbol a sus pies. Sin duda, es algo más que un entrenador de moda. El técnico alemán, nacido hace 51 años en un pueblo pequeñito de la Selva Negra, se hizo un nombre en el ambiente futbolístico alemán como comentarista de televisión en el Mundial de Alemania (2006), donde destripó con un lenguaje de la calle fresco e innovador las tácticas de unos y otros. Venía de entrenar a un club modesto, el Mainz, donde instaló un método particular que años después contaría en Anfield para asombro de los ingleses: “En el año 2004 concentré al equipo una semana junto a un lago en Suecia, sin electricidad ni comida. Éramos como Braveheart. Podías clavarme un cuchillo y no lo sentía. Volvimos a la Bundesliga y la gente no podía creer lo fuertes que estábamos”.
Aquel Mundial no acabó bien para los anfitriones pero sí para Klopp que, subido a su fama (ya todo el mundo le reconocía por la calle), saltó en el 2008 a un Borussia Dortmund entonces comido por los acreedores y que sólo aspiraba a la permanencia. En aquel Dortmund, Klopp forjaría su leyenda, la de un delantero espigado (casi dos metros) y poco talentoso que acabaría jugando de lateral derecho, un patito feo que iba a reconvertirse en un conductor de hombres con un espacio reservado en la historia del fútbol europeo. Aquel Borussia ganó la Bundesliga, eliminó al Madrid de la Champions con cuatro goles de Lewandowski y llegó a la final de Wembley (2013), donde perdería ante el Bayern, “que son como el villano de las películas de James Bond”, dijo.
Acabado el periodo en Dortmund y tras tomarse un año sabático, Liverpool iba a ser la siguiente etapa para Klopp. En Anfield sustituyó a Brendan Rodgers en octubre del 2015 y debutó precisamente a domicilio ante el Tottenham (0-0). En Liverpool Klopp iba a encontrar un club que vivía del recuerdo de tiempos mejores, el último, la época de Rafa Benítez y su famosa remontada de Estambul, la última Orejona ganada tras llegar al descanso perdiendo 3-0. Terreno ideal ese Liverpool para exponer su metodología de hombre vitalista y risueño, para implantar ese fútbol heavy metal mediante una presión asfixiante.
La ilusión volvió, si es que alguna vez se fue de una afición que se enorgullece del you’ll never walk alone (nunca caminarás solo) que simboliza sus valores y Anfield siguió a Klopp como si este fuera el flautista de Hamelin o la reencarnación de sus mitos: Bill Shankly, Bob Paisley, Joe Fagan..., el Liverpool que ganó cuatro Copas de Europa y que murió una aciaga noche en el estadio belga de Heysel.
Sin embargo, la comunión con la grada y la recuperación del estilo de juego no se tradujo en victorias. La Premier (que no gana el Liverpool desde 1990) se le resiste y las finales le siguieron trayendo amarguras, derrotado por el Sevilla en Basilea en la final de la Europa League (2016) y por el Madrid en la de la Champions el año pasado.
Pero nada enturbia el optimismo de Klopp. Horas después de la derrota en Ucrania, en el avión de vuelta a casa, se hizo viral un vídeo de Klopp saltando y bailando en la cabina, jugando con las palabras cool y Liverpool. Forma parte de su filosofía ese optimismo que transmite a su gente. Al día siguiente de perder 3-0 con el Barcelona se hizo viral otro vídeo en el que se veía al alemán alentando a Fabinho, convenciéndole de que tal y como habían jugado en el Camp Nou la remontada era poco menos que inevitable.
Temperamental y osado, “no enseño vídeos de los rivales porque no copiamos estilos”, amante de las transiciones verticales, populista cuando lo cree necesario “para Guardiola es más importante la Premier porque lleva años sin jugar la final de la Champions”, Klopp se define como una especie de último romántico. Al dejar el Mainz, donde estuvo 18 años, se tiró una semana llorando. Dijo que nunca se implicaría sentimentalmente tanto con otro club. Luego llegó Dortmund, ahora Liverpool. No mentía. Es que en el corazón del genio que salió de la Selva Negra caben muchos afectos.
“No me veo como un perdedor”
El Liverpool cree haber metabolizado en positivo la derrota de la temporada pasada en la final de Kíev: “Hemos trabajado y madurado mucho desde entonces”, aseguró Jürgen Klopp, quien se niega a ver a su equipo como el gran favorito. “Contra ellos hemos tenido partidos muy igualados este año”. Klopp dedicó una parte importante de su rueda de prensa a desmentir su supuesta mala suerte (ha perdido seis finales). “¿Creen que tengo mala suerte? Yo no me veo como un perdedor. Mi carrera no ha sido desafortunada. Tengo un récord en semifinales. Podría escribir un libro sobre ello”, bromeó.
https://www.lavanguardia.com/deport...hampions-league-tottenham-liverpool-hora.html
‘Spurs’ y ‘reds’ se miden en Madrid tras superar unas semifinales de película

Madrid acoge hoy la final de la Champions League entre el Tottenham y el Liverpool (Oscar J. Barroso / Afp7 / Europa / EP)
Joan Josep Pallàs, Carlos Novo, Madrid
01/06/2019 07:00 | Actualizado a 01/06/2019 10:06
El fútbol inglés se da un homenaje esta noche en Madrid. Los inventores del juego viven sin duda uno de sus mejores momentos. El Chelsea se llevó el miércoles la Europa League frente al Arsenal y hoy Tottenham y Liverpool dirimen cual de los dos es el rey de la Champions. Competición que tiende al drama y la épica cuando entra en su fase de partidos de ida y vuelta, los equipos de Pochettino y Klopp creyeron en lo imposible para clasificarse en sus respectivas semifinales.
Más noticias
Los spurs eliminaron al Ajax en el último suspiro remontando un 2-0 adverso en 45 minutos. Los reds (en el Barcelona nadie lo olvida ni lo olvidará) voltearon un 3-0 rescatando la mística antigua de Anfield haciéndola válida para el presente. Pochettino se arrodilló y lloró sobre el césped; Klopp confirmó su poder como gurú de las emociones, capaz de arrastrar a su gente hacia donde le da la gana por difícil que parezca su objetivo.
El futbol inglés rebrota y se da un homenaje en Madrid: la constelación de estrellas, con Harry Kane y Salah al frente de cada bando, garantiza espectáculo
Pero el partido del Metropolitano no irá sólo de entrenadores, tratará sobre todo de futbolistas. Harry Kane, recuperado, ha regresado a tiempo para medirse con el central del año, Van Dijk; Salah buscará las esquinas de la portería de Lloris; Eriksen y Harry Winks, de pie fino, intentarán no sucumbir al vértigo del adversario; Arnold y Robertson tratarán de imprimirlo con sus galopadas por las bandas... El Liverpool, con cinco Copas de Europa (las mismas que Barça y Bayern) y un cambio de portero (Karius arruinó la final ante el Madrid el año pasado) parte como favorito ante un Tottenham sin una sola Champions en el palmarés.
Tottenham
Pochettino y compañía
Los catalanes Jesús Pérez, su segundo, y Toni Jiménez, entrenador de porteros, son parte del núcleo duro del técnico argentino
El partido acaba y los suplentes se entrenan durante una hora, no importa el lugar. Sucede en Moscú, en Londres o allí donde juegue el Tottenham. Mauricio Pochettino (47 años) quiere a todos sus jugadores activos. Lo consigue. Es su éxito. El club lleva años con restricciones económicas. Las órdenes del propietario fueron claras: los recursos se destinarán a pagar el nuevo estadio, al fin levantado (ha valido la pena, es impresionante), y la ciudad deportiva, una extraordinaria instalación que incluye en su interior un hotel de uso interno con 50 habitaciones de lujo. La consigna era mantener el tipo mientras tanto, pero el entrenador argentino ha hecho pedazos el guion, ha competido en la Premier y ha superado las expectativas en la Champions, donde hoy disputa la final del torneo.
La fuerza del grupo se ha impuesto. Todos los jugadores de la plantilla han sido titulares al menos una vez. Todos se han lesionado también. El tercer portero, Paulo Gazzaniga, salvó de la eliminación al Tottenham contra el PSV en la fase de grupos. Harry Kane, la figura indiscutible, cayó en la fase decisiva. La resistencia durante la eliminatoria ante el City fue épica, Llorente apareció de repente, y luego llegó aquella segunda parte en Amsterdam, con tres goles de Lucas Moura para voltear el 2-0. Toda la trayectoria ha sido un andar por la cornisa. Cuestión de suerte, dirán algunos. Rotundamente falso. El aprovechamiento de los recursos, su reinvención, el no escudarse en las bajas echando mano de un discurso victimista, el llevar a cada jugador al límite de su rendimiento. Ahí reside el buen trabajo de un entrenador.
Sebastiano, su hijo, se ha unido al staff y controla un interesante estudio sobre el sueño de los jugadores
La temporada empezó torcida. La base de la plantilla de Pochettino la forman internacionales ingleses que alcanzaron las semifinales en el Mundial. Algunos amagaron con irse, tentados por grandes ofertas, pero al final se incorporaron todos al trabajo, con un pequeño detalle: lo hicieron a cuatro días del inicio de la Premier. Pochettino les concedió unas buenas vacaciones y la promesa de actuar sin represalias. Todo el mundo partiría en igualdad de condiciones. Sin fichajes que incentivaran la competencia, nada hacía presagiar una temporada destacable, más bien una más de las anodinas que rellenan parte de la historia del Tottenham. La plantilla respondió.
Pochettino no ha estado solo en esta victoria. Nunca lo estuvo desde que decidió convertirse en entrenador. Su grupo de trabajo es compacto, está formado por un núcleo duro en el que destacan dos catalanes, Jesús Pérez, de Vilabella (Tarragona), reclutado para el Espanyol por Ramon Planes como preparador físico y hoy segundo entrenador, y Toni Jiménez (La Garriga, Barcelona), guardameta perico entre los años 1993 y 1999 que hoy hace las funciones de entrenador de porteros. El staff lo completan el argentino Miguel D’Agostino y una última incorporación, Sebastiano Pochettino, alto como su padre, estudioso, coordinador de una investigación personalizada de los futbolistas a través del sueño. De ahí se sacan conclusiones muy válidas acerca de la calidad del descanso, de la fatiga acumulada, de la sensación de estrés, variables todas ellas muy útiles que se unen a otras con objeto de pulsar el momento justo en el que se encuentra cada jugador. Para prevenir situaciones, para aprovechar sus pautas y puntas de rendimiento.
En verano no hubo fichajes; todos los futbolistas del Tottenham han sido titulares en esta Champions
Pochettino y Jesús Pérez, que llevan diez años trabajando juntos, celebraron desde el inicio el advenimiento de la tecnología y su utilización en el fútbol. Como jugador, el argentino ya descubrió métodos innovadores en el PSG. El Tottenham es hoy un laboratorio. GPS, analíticas de saliva que lo cuentan prácticamente todo... El balón, la táctica y la ascendencia del líder siguen conformando la esencia, por supuesto. Se trata de potenciar las virtudes de cada futbolista para reforzar el colectivo. El colectivo, siempre.
Parte hoy el Liverpool como favorito. Qué novedad. Ese ha sido este año el sino del Tottenham. Pochetino tiene todas sus piezas disponibles en el momento clave. Lleva tres semanas trabajando con ellos. Por fin. Es su momento y, dice su gente, lo está disfrutando. ¿Está tranquilo?, se les pregunta. “Más que nunca. La única bronca en cinco años la dio ganando 3-0”.
Liverpool
Klopp: Genio de la Selva Negra
Ni la falta de títulos en la Premier ni los aciagos resultados de las últimas finales en Europa minan el optimismo del técnico alemán
Jürgen Klopp tiene el mundo del fútbol a sus pies. Sin duda, es algo más que un entrenador de moda. El técnico alemán, nacido hace 51 años en un pueblo pequeñito de la Selva Negra, se hizo un nombre en el ambiente futbolístico alemán como comentarista de televisión en el Mundial de Alemania (2006), donde destripó con un lenguaje de la calle fresco e innovador las tácticas de unos y otros. Venía de entrenar a un club modesto, el Mainz, donde instaló un método particular que años después contaría en Anfield para asombro de los ingleses: “En el año 2004 concentré al equipo una semana junto a un lago en Suecia, sin electricidad ni comida. Éramos como Braveheart. Podías clavarme un cuchillo y no lo sentía. Volvimos a la Bundesliga y la gente no podía creer lo fuertes que estábamos”.
Aquel Mundial no acabó bien para los anfitriones pero sí para Klopp que, subido a su fama (ya todo el mundo le reconocía por la calle), saltó en el 2008 a un Borussia Dortmund entonces comido por los acreedores y que sólo aspiraba a la permanencia. En aquel Dortmund, Klopp forjaría su leyenda, la de un delantero espigado (casi dos metros) y poco talentoso que acabaría jugando de lateral derecho, un patito feo que iba a reconvertirse en un conductor de hombres con un espacio reservado en la historia del fútbol europeo. Aquel Borussia ganó la Bundesliga, eliminó al Madrid de la Champions con cuatro goles de Lewandowski y llegó a la final de Wembley (2013), donde perdería ante el Bayern, “que son como el villano de las películas de James Bond”, dijo.
Acabado el periodo en Dortmund y tras tomarse un año sabático, Liverpool iba a ser la siguiente etapa para Klopp. En Anfield sustituyó a Brendan Rodgers en octubre del 2015 y debutó precisamente a domicilio ante el Tottenham (0-0). En Liverpool Klopp iba a encontrar un club que vivía del recuerdo de tiempos mejores, el último, la época de Rafa Benítez y su famosa remontada de Estambul, la última Orejona ganada tras llegar al descanso perdiendo 3-0. Terreno ideal ese Liverpool para exponer su metodología de hombre vitalista y risueño, para implantar ese fútbol heavy metal mediante una presión asfixiante.
La ilusión volvió, si es que alguna vez se fue de una afición que se enorgullece del you’ll never walk alone (nunca caminarás solo) que simboliza sus valores y Anfield siguió a Klopp como si este fuera el flautista de Hamelin o la reencarnación de sus mitos: Bill Shankly, Bob Paisley, Joe Fagan..., el Liverpool que ganó cuatro Copas de Europa y que murió una aciaga noche en el estadio belga de Heysel.
Sin embargo, la comunión con la grada y la recuperación del estilo de juego no se tradujo en victorias. La Premier (que no gana el Liverpool desde 1990) se le resiste y las finales le siguieron trayendo amarguras, derrotado por el Sevilla en Basilea en la final de la Europa League (2016) y por el Madrid en la de la Champions el año pasado.
Pero nada enturbia el optimismo de Klopp. Horas después de la derrota en Ucrania, en el avión de vuelta a casa, se hizo viral un vídeo de Klopp saltando y bailando en la cabina, jugando con las palabras cool y Liverpool. Forma parte de su filosofía ese optimismo que transmite a su gente. Al día siguiente de perder 3-0 con el Barcelona se hizo viral otro vídeo en el que se veía al alemán alentando a Fabinho, convenciéndole de que tal y como habían jugado en el Camp Nou la remontada era poco menos que inevitable.
Temperamental y osado, “no enseño vídeos de los rivales porque no copiamos estilos”, amante de las transiciones verticales, populista cuando lo cree necesario “para Guardiola es más importante la Premier porque lleva años sin jugar la final de la Champions”, Klopp se define como una especie de último romántico. Al dejar el Mainz, donde estuvo 18 años, se tiró una semana llorando. Dijo que nunca se implicaría sentimentalmente tanto con otro club. Luego llegó Dortmund, ahora Liverpool. No mentía. Es que en el corazón del genio que salió de la Selva Negra caben muchos afectos.
“No me veo como un perdedor”
El Liverpool cree haber metabolizado en positivo la derrota de la temporada pasada en la final de Kíev: “Hemos trabajado y madurado mucho desde entonces”, aseguró Jürgen Klopp, quien se niega a ver a su equipo como el gran favorito. “Contra ellos hemos tenido partidos muy igualados este año”. Klopp dedicó una parte importante de su rueda de prensa a desmentir su supuesta mala suerte (ha perdido seis finales). “¿Creen que tengo mala suerte? Yo no me veo como un perdedor. Mi carrera no ha sido desafortunada. Tengo un récord en semifinales. Podría escribir un libro sobre ello”, bromeó.
https://www.lavanguardia.com/deport...hampions-league-tottenham-liverpool-hora.html