En mi opinión, el sofá de piel es un auténtico ganador, ya que encuentro que todos son ventajas:
Estéticamente, es un material muy bonito, sostenible y mientras más usado, más bonito, ya que la piel va evolucionando y toma textura y color.
Desde una perspectiva estética, los que temen que los sofás de piel sean demasiado clásicos, hay ahora modelos de diseño muy moderno e, incluso, si tienes un sofá clásico, puedes actualizaarlo con los cojines: si la piel es oscura, puedes decorarla con cojines más claro para dar más luz a la habitación y si la piel es de una tonalidad clara, al contrario.
Desde un punto de vista práctico, es fácil de limpiar, es sufrido, y aguanta con niños.
Económicamente, puede parecer una inversión alta, pero como es una inversión muy duradera, al final, económicamente trae cuenta, ahorrándote tener que comprar, reponer o retapizar sofás de polipiel ajada o de tela raída. Además, no pasa de moda.
Abajo pongo un par de fotos ilustrativas de los que digo, de cómo es un material fácilmente combinable y actualizable.
Básicamente, se trata de crear un contraste a capas. Si el suelo es oscuro, compra un sofá claro. Si el suelo es claro, compra un sofá oscuro.
Éste es un sofá blanco parecido al mío de piel blanco. No sé si el de la imagen es de piel, aunque lo parece, para que veáis a qué me refiero... le da mucha luminosidad a la habitación, y la piel no tiene que estar reñida con un diseño obsoleto o extremadamente clásico, se puede actualizar con los cojines:
Y una versión más oscura, pero también actual y combinable, sería algo así: