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La Reina se sienta sola en el funeral reducido de Philip en abril pasado, en marcado contraste con la celebración de hoy. Fue una de las fotos definitorias de la pandemia, donde muchos británicos se vieron obligados a llorar a sus seres queridos en pequeñas ceremonias, a veces solos.
Su Majestad había llegado a la puerta lateral de la iglesia, lo que le permitió caminar una distancia más corta desde el Rincón de los Poetas hasta el frente, donde estaba rodeada de sus hijos y nietos. Se paró en varios puntos del servicio, a pesar de que recientemente admitió que le cuesta moverse.
La Abadía de Westminster estaba completamente llena hoy para celebrar los 99 años de vida del Príncipe Felipe mientras Su Majestad luchaba contra los problemas de movilidad y luchaba contra el covid para estar allí para despedirse de su esposo después de 73 años de matrimonio.
El evento, al que asistió la mayor parte de la familia del duque de Edimburgo y muchos de los miembros de la realeza más importantes de Europa, contrasta con su modesto funeral en Windsor en abril pasado, cuando Su Majestad se despidió de su fortaleza y se quedó después de 73 años de matrimonio.
La reina finalmente decidió asistir al servicio de hoy en el centro de Londres unas dos horas antes, pero la cobertura del servicio de Acción de Gracias estuvo dominada por su extraordinaria decisión de viajar con su hijo caído en desgracia, el príncipe Andrés, desde el castillo de Windsor al centro de Londres.
Su Majestad estaba decidida a estar entre los 1.800 invitados a pesar de los problemas de movilidad de la mujer de 95 años que le han impedido hacer un gran compromiso público fuera del Castillo de Windsor en casi seis meses. Los Tindall fueron los primeros familiares cercanos en llegar, seguidos de la Princesa Ana, los Wessex, el Príncipe Carlos y su esposa Camilla y luego los Cambridge, quienes estaban con sus hijos George y Charlotte. La Reina fue la última en llegar con Andrew.
Fue un movimiento que los observadores reales creen que pudo haber molestado a su hijo, el príncipe Carlos, y a su nieto, el príncipe William, ambos fundamentales en la decisión de quitarle el 'SAR' al duque de York.
La Reina eligió a su segundo hijo para que se uniera a ella en la parte trasera de su auto real para el viaje de 22 millas y también se le dio una primera fila en la iglesia, justo al lado de sus otros hermanos en el servicio solo unas semanas después de que pagó millones para una de las esclavas sexuales de Jeffrey Epstein, Virginia Roberts Giuffre, quien lo acusó de tener relaciones sexuales con ella tres veces cuando fue traficada a Londres cuando tenía 17 años.
La limusina estatal de la Reina llegó a la entrada del Poets' Yard con Andrew sentado a su lado. Mientras caminaban por la famosa sección de la abadía hacia su asiento, en una pequeña procesión, la monarca agarraba el codo de su hijo con la mano izquierda y tenía un bastón en la derecha.
Caminaron a un ritmo lento pero constante, ambos mirando hacia adelante, y al final del pasillo se separaron, y Andrew le dio una última mirada a su madre cuando ella giró a la derecha. Después del primer himno, se podía ver a Charles, que estaba sentado junto a su madre, inclinándose para hablarle a la Reina sentada a su lado, pero no está claro qué se dijo. Luego, la Reina buscó en su bolso negro Launer sus anteojos para leer el orden del servicio.
Después del servicio de 40 minutos, Su Majestad fue escoltada fuera de la abadía por el duque de York. Cuando el monarca se detuvo para saludar al ganador del Premio de Oro Duque de Edimburgo, Doyin Sonibare, Andrew dio un paso atrás y en un momento esbozó una sonrisa.
El Príncipe de Gales y la Duquesa de Cornualles fueron los primeros en abandonar la Abadía de Westminster junto con el cabildo de la abadía.
Le siguieron el duque y la duquesa de Cambridge. Los cuatro miembros de la realeza saludaron a la multitud afuera mientras se los llevaban en autos negros.
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A pesar de su fragilidad, la reina Isabel II se encuentra durante un servicio de acción de gracias por la vida del duque de Edimburgo, en la Abadía de Westminster hoy.
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La congregación toma su lugar antes del servicio. La Reina tomó la decisión final de asistir esta mañana, horas antes de viajar las 22 millas desde el Castillo de Windsor hasta el centro de Londres. Sostuvo el codo de Andrew
Ver el archivo adjunto 2402547La familia real rinde un emotivo homenaje al Príncipe Felipe en el servicio de hoy en la Abadía de Westminster. La familia real rinde un emotivo homenaje al Príncipe Felipe en el servicio de hoy en la Abadía de Westminster.
Ver el archivo adjunto 2402548Su Majestad escucha los diversos elogios a su esposo en el Servicio de Recuerdo celebrado casi un año después de su funeral. Su Majestad escucha los diversos elogios a su esposo en el Servicio de Recuerdo celebrado casi un año después de su funeral.
Ver el archivo adjunto 2402550La Reina, de 95 años, luchó contra la fragilidad para estar en la iglesia con su familia en un evento que había ayudado a planificar para su esposo.
Ver el archivo adjunto 2402553La Reina representa el primer himno en el servicio en memoria de su amado esposo, el Príncipe Felipe.
Ver el archivo adjunto 2402556El príncipe Andrew acompañó a su madre por el pasillo después de que ella llegó por una puerta lateral en lugar de la entrada principal para acortar la distancia.
Ver el archivo adjunto 2402558La Reina ha estado 'activamente involucrada' en los planes para el servicio 'con muchos elementos que reflejan los deseos de Su Majestad'
Ver el archivo adjunto 2402561El príncipe Andrés se sentó junto al príncipe Eduardo y Sophie Wessex durante el servicio conmemorativo de hoy en la Abadía de Westminster.
