Emmanuel Macron y Brigitte Trogneux

Emmanuel y Brigitte Macron, su historia de amor no fue un cuento de hadas
    • DAVID CHAZAN
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  • 11 FEB. 2018 03:30
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Emmanuel y Brigitte Macron, en una imagen reciente.
Brigitte Macron: "El único fallo de Emmanuel es ser jove"

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El estilo de Brigitte Macron: pitillos y vestidos cóctel

La diferencia de edad entre el presidente francés y su esposa y las singularidades de su romance (ella era profesora de él en el instituto) sigue alimentando 'best sellers'. El último, 'Brigitte Macron, l'Affranchie', de la periodista Maelle Brun, que aborda una de las latitudes más desconocidas de su relación: sus difíciles primeros tiempos, donde no faltaron ni el rechazo ni las amenazas.

Justo cuando el furor generado por 'Fire and Fury: Inside The Trump White House', el libro de Michael Wolff sobre el presidente de Estados Unidos, comenzaba a remitir, otra 'escandalosa' biografía aterrizaba en las librerías francesas. En esta ocasión, el foco se sitúa en la pequeña ciudad gala de Amiens. Y quien la protagoniza no es un presidente, sino su esposa, Brigitte Macron.

Los franceses -y medio mundo- siguen fascinados por el romance que se inició entre una respetable profesora de teatro de 39 años y su alumno adolescente, Emmanuel, hoy convertido en el líder más joven de Francia desde Napoleón.

Los ejemplares de 'Brigitte Macron, l'Affranchie [Brigitte Macron', la emancipada] volaron de las estanterías de las librerías nada más aterrizar en ellas. La sed de noticias frescas sobre esta mujer de 64 años y el 'hechizo' que ha ejercido sobre el presidente desde que este era un adolescente parece insaciable. Maelle Brun, la autora, ha hablado con unas 50 personas cercanas a Brigitte Macron y aporta una intrigante visión sobre la parte de su vida que ella más se ha empeñado en proteger.

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Esta biografía no autorizada arroja luz sobre cómo la señora Macron -una mujer casada madre de tres hijas- tuvo que enfrentarse al oprobio de familia, amigos y colegas cuando comenzó su relación con un hombre 24 años más joven que ella. Habla también de cómo soportó el escándalo mientras intentaba al mismo tiempo preservar la buena relación con las tres hijas de su anterior matrimonio con un banquero que puso pies en polvorosa en cuanto el 'affaire' se dio a conocer. Brun cita a un conocido de Brigitte que asegura que es "una herida de la que no habla directamente. Pero alguna vez me ha dicho, así, de pasada, que perdió a todos sus amigos. Gente con la que iba de vacaciones cambió de la noche al día y ya no quería hablar con ella".

Cuando se convirtió en profesora de teatro de Emmanuel, en 1992, Brigitte era un pilar de la sociedad burguesa conservadora de la ciudad de Amiens, en el norte de Francia. Trabajaba en el colegio jesuita privado al que asistía Macron, La Providence. Ella tenía 39 años, él 15, e iba a la misma clase que su hija Laurence, hoy cardióloga.

El padre de Brigitte era propietario de un millonario negocio de chocolate y dulces, con seis tiendas en el norte de Francia y 55 empleados. Igual que sus cinco hermanos, Brigitte se casó con una importante figura de la comunidad local, el banquero André-Louis Auzière.

A pesar de los esfuerzos por ocultar su relación con Emmanuel Macron, pronto se supo todo. Tanto los padres de ambos como el colegio recibieron cartas anónimas. Hubo, según el libro, quien escupió a la puerta de la casa de los padres de Macron cuando se conoció la noticia. Las respectivas familias estaban horrorizadas, aunque Brigitte siempre ha insistido en que se enamoraron después de que Emmanuel cumpliera los 15, la edad de consentimiento sexual en Francia. Aun así, una ley que prohíbe las relaciones entre profesores y alumnos menores de 18 años pudo haber enviado a Brigitte a la cárcelpor un máximo de tres años. Hay voces en Francia que opinan que el resultado hubiera sido distinto de haberse tratado de un profesor y una alumna.

En el libro, compañeros de clase de Macron afirman que el incipiente romance entre el alumno y la profesora era evidente. "He conversado con muchos miembros del club de teatro (que encabezaba Brigitte) y todos hablan de la 'obvia complicidad' entre ambos", explica Brun.

La obra relata también cómo la primera vez que Brigitte oyó hablar de su futuro marido fue de boca de su hija Laurence, quien lo describió como "un chico que está loco y lo sabe todo de todo". En un principio, cuando Emmanuel Macron comenzó a visitar el hogar de los Auzières con flores en la mano, sus padres pensaron que había empezado a salir con Laurence, la hija. En ningún momento se les pasó por la cabeza que estuviera cortejando a la madre.

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Fotograma del documental 'Macron, la stratégie du météore', del realizador Pierre Hurel, emitido el 21 de noviembre de 2017 por el canal France 3. La imagen corresponde al inicio de la relación de de la pareja.
Cuando se enteraron, comunicaron su disgusto a Brigitte y a su propio hijo en los términos más elocuentes, pero decidieron no emprender acciones legales. "Le dijeron a Brigitte que por su culpa Emmanuel, el mayor de sus tres hijos, nunca tendría descendencia, y le pidieron que dejara la relación", explica la autora.



Según el libro, los padres de Macron, una pareja de respetables médicos, también fueron objeto de ostracismo, "como si tuvieran la peste". Justo después del comienzo del romance, sacaron a Emmanuel del colegio, hicieron las maletas y se fueron a París para que continuara allí su educación. Mientras tanto, el marido de Brigitte dejó a su mujer "de un día para otro", en palabras de Brun, aunque no se divorciaron hasta 10 años más tarde, en 2006. Brigitte permaneció en su casa ocupándose de criar a sus tres hijas y dando clases en 'La Providence', "donde sus colegas lo sabían todo sobre sus tormentos más personales", según el libro.

Unos años después, se reencontró con Macron en París. Y de algún modo se las arregló para seguir siendo una buena madre. "Incluso ahora, sus hijas la llaman siempre para pedirle consejo", afirma la autora de la biografía.

Estas también han forjado una estrecha relación con su padrastro, a pesar de que, por edad, están más cerca de él que de su madre. Tiphaine, abogada, hizo campaña por Macron el año pasado. Madre de uno de los siete nietos de Brigitte, ha dicho: "Por mi parte, no veo la diferencia de edad. La cosas se hicieron de manera inteligente. Verlos tan felices juntos hace innecesarias todas las preguntas. Hoy en día somos una familia como otros tantos millones. Normal".

En su propio libro, 'Revolution', publicado antes de su ascenso a la Presidencia, Emmanuel Macron rendía homenaje a la fortaleza de la que hizo gala su mujer cuando su anterior matrimonio se rompió: "Ella fue la valiente. La que mantuvo la determinación, paciente y generosa. Tenía tres hijas y un marido. Por mi parte, yo solo era un colegial, nada más. Ella no me amaba por lo que yo tenía, por mi trabajo, por el confort o la seguridad que le podría ofrecer. Y lo dejó todo por mí". Macron nunca ha expresado remordimiento alguno por no tener hijos, y afirma que es parte de una familia feliz. Su madre, reconciliada con el matrimonio, mantiene una buena relación con su nuera.

Relata Brun que Brigitte siempre tuvo un lado rebelde. De adolescente le encantaba el 'rock' y salir a bailar los sábados por la noche, vestida con minifalda y botas de piel. Macron, por su parte, era conocido por ser un 'teenager' precoz y estudioso, que al parecer tenía en su abuela -que le inculcó el amor por la literatura- a su principal confidente.

Según el libro, la primera dama ha confesado en alguna ocasión que durante su primer matrimonio se sentía identificada con la insatisfecha heroína de una de sus novelas favoritas, 'Madame Bovary' de Flaubert. Esta siempre buscó esa "maravillosa pasión" que su bienintencionado marido fue incapaz de darle.

Pero la influencia de Brigitte sobre el joven Macron va más allá de la faceta romántica. Hay voces en Francia que comparan su relación con el mito clásico de Pigmalión, que acabaría inspirando la película 'My Fair Lady'. En esta, el profesor Higgins enseña a Eliza Doolitle, una arrabalera vendedora de flores, a hablar y comportarse como una aristócrata.

Brigitte ha sido la mentora de su marido en su transición de estudiante a político. Dirigió su debut en las tablas cuando era su profesora de teatro, y juntos han ensayado los discursos de los mítines en su campaña presidencial. También ha ejercido de relaciones públicas, aconsejando y en ocasiones llevando la contraria a sus asesores más jóvenes, así como al propio Macron, se afirma en el libro.

La biografía describe cómo el presidente francés, conocido por su arrogancia y por ser poco dado a compartir el foco de atención, hace una excepción con su mujer, a quien quiere siempre a su lado. Como primera dama, ella se ha negado a permanecer en segundo plano. Aunque se la ha criticado por comportarse "como una reina", también se la hace responsable del aumento de la popularidad del presidente, sobre todo entre las mujeres.

Su relación puede que sea poco ortodoxa, pero funciona. El público francés nunca se sintió tan atraído por Julie Gayet, la joven actriz y compañera extraoficial del predecesor de Macron, François Hollande, y tampoco por Carla Bruni-Sarkozy, la cantante y modelo con quien Nicolas Sarkozy se casó durante su mandato. El cariño de los franceses por Brigitte es tal que sus aliados la consideran el arma secreta de Macron.

Parece que la primera dama, además del corazón de Emmanuel, también se ha ganado a las mentes políticas.
 
Macron quiere reorganizar el culto musulmán para frenar el extremismo
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El presidente francés afronta el reto de la integración ante el bullicio de la opinión pública
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El presidente francés, Emmanuel Macron, hablando con un clérigo musulmán en la mezquita de Zitouna, en su reciente visita a Túnez (Eric Feferberg / AFP)
EUSEBIO VAL ,PARÍS. CORRESPONSAL
Actualizado a 13-02-2018 09:18


La coexistencia pacífica entre la religión musulmana –el segundo credo más practicado en el país– y los valores de la República es un tema que obsesiona en Francia, sobre todo después de la ola de atentados yihadistas. Emmanuel Macron, muy sensible al problema, está resuelto a tomar decisiones de calado para garantizar que, en el futuro, el culto musulmán no suponga una amenaza ni socave la cohesión nacional ni la convivencia. Su ambicioso objetivo es sentar las bases para que se desarrolle un islam francés, tolerante, moderno y con especificidad propia.

No está previsto todavía un discurso o un acto en el que el presidente francés anuncie un proyecto legislativo y explique a fondo sus planes. Pero se sabe que el momento se acerca. Hay presión ambiental. La opinión pública bulle. Se publican sin cesar artículos, libros. Proliferan los debates. No será fácil para el Elíseo detallar una iniciativa que, por lo que se ha filtrado, debe abordar aspectos tan delicados como la representación de la comunidad musulmana, la elección de sus interlocutores con el Estado, las normas de su financiación –para evitar los a menudo nefastos patrocinadores foráneos– y la formación de los imanes, factor crucial de la nueva estrategia en el Hexágono.

La opinión pública bulle

A requerimiento de Le Journal , que en su última edición dedicó la portada y cinco páginas interiores al asunto, Macron confirmó, con cautela, que “trabajamos en la estructuración del islam de Francia y también en la manera de explicarlo, lo cual es extremadamente importante”. El presidente dijo que se está trabajando “avanzando paso a paso” y que está consultando a muchos expertos. Citó, entre ellos, al sociólogo Gilles Kepel, a institutos especializados, como el Montaigne, y a representantes de todas las religiones para que ofrezcan sus puntos de vista. Se sabe, por ejemplo, que en las altas esferas leen con atención el último libro de Hakim el Karoui, L’islam, une religion française. El Karoui trabajó en la banca Rothschild, como Macron, y asesora al presidente. El ensayista propone una “contrainsurgencia cultural” de los musulmanes integrados en Francia y la elección de un gran imán francés, a imagen y semejanza del gran rabino judío.

El jefe del Estado no se arriesgó a hablar de plazos para implementar el proyecto, aunque sí anticipó que quería “poner los mojones de toda la organización del islam en Francia en el primer semestre del 2018”. Macron se preguntó, retóricamente, si al final del camino habrá un nuevo concordato (como con la Iglesia católica). Sin especificar cuál será la opción final, el titular del Elíseo subrayó: “Mi objetivo es, en cualquier caso, reencontrar lo que es el corazón de la laicidad, la posibilidad de creer o de no creer, a fin de preservar la cohesión nacional y la posibilidad de tener conciencias libres”.

“Trabajamos en la estructuración del islam de Francia y también en la manera de explicarlo”

Macron se había expresado ya sobre la cuestión antes de ser presidente, en actos, conferencias y entrevistas. Hay un hilo conductor claro. Ya en octubre del 2016, en un encuentro en Montpellier, cuando había dejado de ser ministro y se lanzaba a la presidencia, Macron dijo que el problema de Francia no era cómo se redefinía la laicidad sino cómo se convivía con el islam. Se preguntó “si nuestra República es suficientemente fuerte, suficientemente adulta, suficientemente responsable, alimentada de historia, para decidir integrar plenamente el islam en Francia”.

Uno de los consejeros del presidente fue muy explícito ante Le Journal du Dimanche. Según él, se tiene el propósito de “reducir la influencia de los países árabes, que impide al islam francés entrar en la modernidad”.

La “estructuración” del islam francés está siendo evocada por Macron en sus visitas al extranjero, como en Túnez, o con sus interlocutores musulmanes, como su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan. Para tener éxito, necesita que se entienda bien fuera, para que no se torpedee la reforma, que se le dé una oportunidad.

Uno de los protagonistas de la iniciativa es el ministro del Interior, Gérard Collomb, exalcalde de Lyon y abiertamente masón. A Collomb le corresponde reformar el Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM), un organismo que se creó bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy, pero que no se ha consolidado y no ha tenido efectos prácticos demasiado positivos.

Jean-Pierre Chevènement, que también fue ministro del Interior y preside la Fundación para el Islam en Francia, planteó hace unos días, en una entrevista con Le Parisien, la creación de una universidad, financiada por el Estado, dedicada a la formación teológica de los imanes que actúen en Francia.

Con el trasfondo del debate nacional sobre el islam, existe también en Francia, paralelamente, mucha curiosidad sobre las creencias religiosas del propio Macron. Él reconoció una vez que creía “en una trascendencia”, pero no estaba seguro de creer en Dios. En un reciente número, el semanario L’Express puso en primera página este título: “Macron, Dios y la política”. La revista insistía en “el misterio de su fe”, aunque recordaba que en alguna ocasión ha hablado de la dimensión “mística” de la política. Su esposa, Brigitte, proviene de una familia mucho más conservadora y practicante. No pasó desapercibido, pues, que cuando se celebró la ceremonia de investidura, ella se dirigiera a los líderes religiosos presentes y les dijera: “Recen por mi marido, recen mucho”.

Un familiar del presidente que habló con Le Journal du Dimanche pero quiso permanecer en el anonimato calificó a Macron, con cierta sorna, como “un objeto espiritual no identificado”, aunque dijo estar convencido de que “el misticismo está en el corazón del macronismo”. Tal vez este talante personal le ayude a saber encontrar un encaje adecuado para el islam en Francia y a convencer a la comunidad musulmana de sus buenas intenciones.
 
La verdadera (y tortuosa) historia de amor de los Macron
Así superaron todos los obstáculos Emmanuel y Brigitte Macron para que su historia de amor triunfara.
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Emmanuel y Brigitte Macron en una foto de archivo.CORDON PRESS.
21 FEB 2018 ANABEL UNAMUNO


Sobre la relación entre Emmanuel y Brigitte Macron se han escrito y se han dicho muchas cosas. Se conocieron cuando ella tenía 39 años y él 15. Ella era profesora de teatro en un colegio religioso y privado de la ciudad francesa de Amiens y él, un estudiante aplicado y precoz. Y se casaron en 2007, después 15 años de relación tortuosa y apasionada. Pero su historia es aún más complicada que todo eso.

Ahora, una biografía no autorizada sobre la primera dama francesa escrita por la periodista Maëlle Brun –'Brigitte Macron: L’Affranchie'– ha sacado a la luz los detalles del inicio de su romance después de hablar con 50 personas del entorno de la pareja.



La primera vez que Brigitte, entonces casada con un banquero y madre de tres hijas, oyó hablar de Emmanuel Macron fue de boca de su hija, Laurence, compañera suya de clase. De hecho, cuando Macron empezó a llevar flores a su casa, todo el mundo pensó que a quien estaba tratando de conquistar era a ella. Pero la química entre la profesora y el alumno ya era evidente a los ojos del resto de los alumnos y el romance pronto dejó de ser secreto.

Brigitte perdió a todos sus amigos y provocó grandes tensiones en sus familias
Hubo cartas anónimas a las respectivas familias, amenazas veladas y situaciones desagradables,como cuando alguien escupió en la puerta de los padres de Brigitte, una acaudalada familia propietaria de un boyante negocio de dulces y chocolates. En el proceso, Brigitte perdió a todos sus amigos y provocó grandes tensiones en sus respectivas familias, escandalizadas por la relación. Los padres de Macron decidieron no emprender acciones legales contra ella –que podrían haberle llevado a la cárcel–, pero le advirtieron de que, por su culpa, su hijo nunca tendría descendencia.

Luego, hicieron las maletas y se trasladaron a París llevándose consigo a su hijo. El marido de Brigitte se fue de casa poco después de descubrir la infidelidad, aunque la pareja siguió casada una década más. Aunque quizá el detalle más jugoso del libro es que, según Brun, el adolescente Macron escribió una novela erótica basada en su tempestuosa relación con la profesora. Ese sí que sería un bestseller garantizado.
 
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20 Febrero 2018
PEPA LÓPEZ

Todos tenemos días buenos, en los que nos levantamos y nos apetece trabajarnos un estilismo alucinante lleno de color y combinaciones asombrosas. Pero hay otros días en los que preferimos ir sobre seguro y hacer las cosas sencillas con un total look que no nos complique nada la vida. De esos que cambiando los accesorios sirve para ir a la oficina o para salir toda la noche. Incluso Brigitte Macron tiene días así y nos deja un ejemplo de estilismo minimalista con el que inspirarnos todos los días de la semana (tengamos el plan que tengamos).

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En esta ocasión, la Primera Dama francesa ha seguido el ejemplo de simplicidad de Meghan Markle, con un look clásico y sencillo que nos recuerda mucho a los que luce siempre la nueva royal británica. Un total black de la cabeza a los pies con pantalones de traje con pinzas y un jersey de cuello vuelto con detalles de botones marineros en los puños.

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Brigitte Macron ha combinado su estilismo en negro con un abrigo masculino largo con solapas en tono marrón chocolate, para crear contrastes y dar sofisticación al look sin dejarlo demasiado apagado. Tomemos nota de su elección, porque parece que el combo total black y abrigo de corte clásico se ha convertido en el uniforme de la alta sociedad europea: Meghan, Letizia y Brigitte abogan por ello.

Fotos | Gtres.

En Trendencias | Brigitte Macron sabe firmar looks muy básicos (pero estilosos).

TRENDENCIAS EN INSTAGRAM
 
Me repele tanto en mujeres como en hombres que sean capaces de fijarse lascivamente en menores de edad siendo ell@s adultos hechos y derechos, me da mucho asco el estupro.
Ahora son ambos mayores de edad, pero al comienzo él era un niño, me asquea.
 
Con la fada tan corta al sentarse corre el riesgo de enseñar más de lo normal.
Cuando está en actos oficiales, por respeto, y siendo la primera Dama de Francia.....sería conveniente llevar las faldas por debajo de la rodilla.
 
La verdadera (y tortuosa) historia de amor de los Macron
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21 FEB 2018 ANABEL UNAMUNO


Sobre la relación entre Emmanuel y Brigitte Macron se han escrito y se han dicho muchas cosas. Se conocieron cuando ella tenía 39 años y él 15. Ella era profesora de teatro en un colegio religioso y privado de la ciudad francesa de Amiens y él, un estudiante aplicado y precoz. Y se casaron en 2007, después 15 años de relación tortuosa y apasionada. Pero su historia es aún más complicada que todo eso.

Ahora, una biografía no autorizada sobre la primera dama francesa escrita por la periodista Maëlle Brun –'Brigitte Macron: L’Affranchie'– ha sacado a la luz los detalles del inicio de su romance después de hablar con 50 personas del entorno de la pareja.



La primera vez que Brigitte, entonces casada con un banquero y madre de tres hijas, oyó hablar de Emmanuel Macron fue de boca de su hija, Laurence, compañera suya de clase. De hecho, cuando Macron empezó a llevar flores a su casa, todo el mundo pensó que a quien estaba tratando de conquistar era a ella. Pero la química entre la profesora y el alumno ya era evidente a los ojos del resto de los alumnos y el romance pronto dejó de ser secreto.

Brigitte perdió a todos sus amigos y provocó grandes tensiones en sus familias
Hubo cartas anónimas a las respectivas familias, amenazas veladas y situaciones desagradables,como cuando alguien escupió en la puerta de los padres de Brigitte, una acaudalada familia propietaria de un boyante negocio de dulces y chocolates. En el proceso, Brigitte perdió a todos sus amigos y provocó grandes tensiones en sus respectivas familias, escandalizadas por la relación. Los padres de Macron decidieron no emprender acciones legales contra ella –que podrían haberle llevado a la cárcel–, pero le advirtieron de que, por su culpa, su hijo nunca tendría descendencia.

Luego, hicieron las maletas y se trasladaron a París llevándose consigo a su hijo. El marido de Brigitte se fue de casa poco después de descubrir la infidelidad, aunque la pareja siguió casada una década más. Aunque quizá el detalle más jugoso del libro es que, según Brun, el adolescente Macron escribió una novela erótica basada en su tempestuosa relación con la profesora. Ese sí que sería un bestseller garantizado.
Estoy convencida de que fue una relación muy difícil. El escándalo tuvo que ser monumental dadas las circunstancias familiares y personales de los dos; seguro que sufrieron presiones intensísimas para que se olvidaran el uno del otro. Probablemente ella haya sido quien lo pasó peor de los dos.

Para mí es ejemplar que hayan sido capaces de sobreponerse a todas las dificultades y consolidar con éxito una relación tan atípica.
 
Otra cosa más. Posiblemente dentro de unos años la relación se complique o se haga menos grata; la diferencia de edad es muy grande y uno será un anciano cuando el otro esté en la plena madurez. Esto acarrea normalmente dificultades; la frase "los años son cosa mental" no siempre es verdad.

Pero, a lo mejor tienen suerte, o son hábiles y continúan estando felices juntos.
 
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