Podría decirte muchas cosas de ella. Podría contarte cuánto me gusta o cómo de enamorada me tiene. Hablarte de sus costumbres y sus tradiciones, de su forma de ser. De su manera de reír, de bailar, o simplemente de hablar. De su acento, ay ese acento... Podría hablarte del “no ni ná”, del “no me enfado pero me da coraje”, y de “la penúltima y nos vamos”. De cualquier cosa que, en ella, merece la pena. Podría cantarte sus canciones, hablarte de sus artistas, y enseñarte cualquiera de sus obras. De lo que hizo, lo que hace. Lo que es. Podría explicarte a qué saben sus comidas, sus tapitas, sus cosas sencillas que parece que no, pero sí. Podría hablarte de la suerte que tengo de tenerle. De que sea mi hogar. De saber que si me voy, siempre quiero volver. Podría hablarte del mar, de la montaña. De aquí, allí. De su norte, su sur, su este o su oeste. De cualquiera de sus rincones. Y todos, te gustarían. Te lo prometo. Podría hablarte de lo que ves por fuera, pero me faltaría vida para contarte lo de dentro. Lo que se siente, lo que me da, lo que tiene. Lo que me regala. Cada día. Podría decirte de todo y, aun así, me quedaría corta. Y te juro que si la conocieras, si la conocieras, te enamorarías. Porque no hay amor más puro que el que se le tiene a Andalucía.
TOMADO DE LA PÁGINA DE FACEBOOK "UN RINCÓN MARAVILLOSO"
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