MUJER HOY
Acaba de cumplir 67 años y lleva casi cuatro décadas rompiendo esquemas como icono del verdadero estilo parisino. La palabra chic se inventó para esta modelo y diseñadora, que se confiesa fan de la comida española.

Eduardo Verbo
18 de agosto de 2024, 08:31 h
La francesa más icónica explica lo que es la elegancia rescatando una anécdota que vivió en nuestro país. «Una vez, durante una cena muy chic en Sevilla, que como cantaban Los del Río estoy de acuerdo en que tiene un color especial, me senté al lado del rey Constantino de Grecia. Yo no sabía quién era, así que le pregunté cuál era su trabajo. Él me respondió que le encantaba navegar. ¡Ésa es la verdadera elegancia! ¡No hacer sentir mal a los demás!», confiesa con frescura durante esta entrevista con Mujerhoy.
Inès de la Fressange (Gassin, Francia, 1957), emblema del estilo Place Vendôme, continúa igual de efervescente que en uno de los momentos cumbre de su carrera en los años 80, cuando se convirtió en un icono después de fichar en 1983 por el káiser de la moda. «Fui modelo, pero también trabajaba en el estudio para elaborar las colecciones prêt-à-porter y alta costura. Siempre digo que tuve el mejor maestro y la mejor escuela: Karl Lagerfeld y Chanel».
Actual embajadora de Roger Vivier y diseñadora de su marca homónima, se ha lanzado a crear una línea de anillos para WHITEBIRD, la tienda que dirige su ahora socia, Stéphanie Roger. La fuerza de sus creaciones la tienen sus piedras. «No sé mucho sobre su poder, pero la belleza es buena para los ojos y genera felicidad. Supongo que produce serotonina, oxitocina y dopamina», reconoce.
La rica aristócrata que redefinió el chic francés
Inès, una revolución en la industria textil francesa, creció en un ambiente de esplendor: Moulin des Dames, una mansión del siglo XVIII a 60 km de París. Su padre, André de Seignard, era marqués de La Fressange e hijo de Simone Jacquinot, heredera del banco Lazard. La grand-mère, clienta de la Alta Costura de Guy Laroche, discípulo de Jean Desses, llevaba a los niños al colegio en su fabuloso Rolls-Royce. Por su parte, su madre es la modelo Lita Sánchez-Cirez.
«Recuerdo que los amigos de mis padres eran Deborah Dixon, que fue muy famosa en los 60 y tenía un look hippy chic; Sylvia Agulla d'Harcourt, una de las maniquíes favoritas de Gabrielle Chanel, muy femenina con jeans y mocasines de John Lobb... o el artista argentino Alfredo Arias, que vivió seis meses en casa y tenía una camisa hecha de una bandera americana y el pelo largo. Todo lo que ves en tu infancia es importante. En especial para los diseñadores, porque lo guardamos para siempre», rememora Inès.
La pasión por las joyas la heredó de su abuela materna, la colombiana Cecilia Dávila, cuya sobrina, Beatrice Dávila, se casó con el magnate Julio Mario Santo Domingo, uno de los hombres más ricos del país y abuelo de Tatiana Santo Domingo, la esposa de Andrea Casiraghi. «Mi madre es preciosa. No tiene mucha afición por las joyas y es bastante minimalista, lo que, en realidad, puede resultar elegante. Recuerdo que mi abuela se enfadó con ella porque le regaló un sello de oro con el escudo de la familia a una amiga».
De ese carácter latino, heredó «la música, las casas abiertas a los amigos, reír...». En cambio, nunca le ha gustado presumir de sus orígenes aristocráticos. «Creo que todos deberíamos actuar con integridad y dignidad. ¡Es ridículo presumir de títulos!».
En 1993, cuando tenía 36 años, se casó con el empresario italiano Luigi d'Urso. De este matrimonio nacieron Nine, ahijada de la princesa Carolina de Mónaco y actriz, y Violette, escritora. «Son generosas y amables. ¡A menudo, hasta me dicen cosas bonitas de ellas en los taxis! ¡Imagínense lo orgullosa que estoy![Risas]. Me alegro de que hayan descubierto cuál es su pasión y de su éxito».
Nine ha triunfado en España al participar en la serie sobre Cristóbal Balenciaga, de Disney+. «Pensé que era muy buena. Alberto San Juan es increíble, es difícil hacer una película realista sobre la moda. Nine estaba preciosa con esos vestidos... e interpretaba genial. Desde entonces, ha hecho otras películas en España y actuó en la última de Olivier Assayas. No soy una mamá gagá. ¡Otros ven su talento!», cuenta entre carcajadas.
La temprana muerte de su marido en 2006 a los 54 años hizo que afrontara un duro período. «Con abrazos, amor, sentido del humor y confianza se puede hacer mucho. Tuve abortos espontáneos, así que sé que la vida es un milagro», relata. Su segunda hija, Violette, ha transformado su duelo por la muerte de su padre en una novela: Même le bruit de la nuit a changé (Incluso el sonido de la noche ha cambiado).

Actualmente, mantiene una relación con Denis Olivennes, codirector del diario francés Libération y ex director general de Canal+, y sabe diferenciar qué es realmente importante y qué no. «He aprendido a no estar nunca estresada por el trabajo y a no enojarme. A veces, la gente se sorprende al ver lo tranquila que puedo estar frente a los problemas. ¡Tal vez esta sea una manera de jubilarme!».
Pese a su intensa vida laboral, se cogerá un descanso. «Sueño con estar en mi casa de la Provenza yendo al mercado, durmiendo la siesta...». Otros años ha visitado Menorca y Málaga. «Suelo comer paella, uno de los platos favoritos de Jorge Semprún, el exministro de Cultura. Y tortilla de patatas. Mi restaurante favorito es Cañete, en Barcelona». Pero, ¿es compatible ser chic y tomar paella?. «Sí, chic significa no preocuparse por lucir saludable, sino usar las cosas que amamos». Palabra de Inès de la Fressange.
La fascinante vida de Inès de la Fressange, la mejor amiga de Carolina de Mónaco que perdió a su marido de forma trágica y definió la elegancia de las francesas
Acaba de cumplir 67 años y lleva casi cuatro décadas rompiendo esquemas como icono del verdadero estilo parisino. La palabra chic se inventó para esta modelo y diseñadora, que se confiesa fan de la comida española.

Eduardo Verbo
18 de agosto de 2024, 08:31 h
La francesa más icónica explica lo que es la elegancia rescatando una anécdota que vivió en nuestro país. «Una vez, durante una cena muy chic en Sevilla, que como cantaban Los del Río estoy de acuerdo en que tiene un color especial, me senté al lado del rey Constantino de Grecia. Yo no sabía quién era, así que le pregunté cuál era su trabajo. Él me respondió que le encantaba navegar. ¡Ésa es la verdadera elegancia! ¡No hacer sentir mal a los demás!», confiesa con frescura durante esta entrevista con Mujerhoy.
Inès de la Fressange (Gassin, Francia, 1957), emblema del estilo Place Vendôme, continúa igual de efervescente que en uno de los momentos cumbre de su carrera en los años 80, cuando se convirtió en un icono después de fichar en 1983 por el káiser de la moda. «Fui modelo, pero también trabajaba en el estudio para elaborar las colecciones prêt-à-porter y alta costura. Siempre digo que tuve el mejor maestro y la mejor escuela: Karl Lagerfeld y Chanel».
Actual embajadora de Roger Vivier y diseñadora de su marca homónima, se ha lanzado a crear una línea de anillos para WHITEBIRD, la tienda que dirige su ahora socia, Stéphanie Roger. La fuerza de sus creaciones la tienen sus piedras. «No sé mucho sobre su poder, pero la belleza es buena para los ojos y genera felicidad. Supongo que produce serotonina, oxitocina y dopamina», reconoce.
La rica aristócrata que redefinió el chic francés
Inès, una revolución en la industria textil francesa, creció en un ambiente de esplendor: Moulin des Dames, una mansión del siglo XVIII a 60 km de París. Su padre, André de Seignard, era marqués de La Fressange e hijo de Simone Jacquinot, heredera del banco Lazard. La grand-mère, clienta de la Alta Costura de Guy Laroche, discípulo de Jean Desses, llevaba a los niños al colegio en su fabuloso Rolls-Royce. Por su parte, su madre es la modelo Lita Sánchez-Cirez.
«Recuerdo que los amigos de mis padres eran Deborah Dixon, que fue muy famosa en los 60 y tenía un look hippy chic; Sylvia Agulla d'Harcourt, una de las maniquíes favoritas de Gabrielle Chanel, muy femenina con jeans y mocasines de John Lobb... o el artista argentino Alfredo Arias, que vivió seis meses en casa y tenía una camisa hecha de una bandera americana y el pelo largo. Todo lo que ves en tu infancia es importante. En especial para los diseñadores, porque lo guardamos para siempre», rememora Inès.
La pasión por las joyas la heredó de su abuela materna, la colombiana Cecilia Dávila, cuya sobrina, Beatrice Dávila, se casó con el magnate Julio Mario Santo Domingo, uno de los hombres más ricos del país y abuelo de Tatiana Santo Domingo, la esposa de Andrea Casiraghi. «Mi madre es preciosa. No tiene mucha afición por las joyas y es bastante minimalista, lo que, en realidad, puede resultar elegante. Recuerdo que mi abuela se enfadó con ella porque le regaló un sello de oro con el escudo de la familia a una amiga».
De ese carácter latino, heredó «la música, las casas abiertas a los amigos, reír...». En cambio, nunca le ha gustado presumir de sus orígenes aristocráticos. «Creo que todos deberíamos actuar con integridad y dignidad. ¡Es ridículo presumir de títulos!».
En 1993, cuando tenía 36 años, se casó con el empresario italiano Luigi d'Urso. De este matrimonio nacieron Nine, ahijada de la princesa Carolina de Mónaco y actriz, y Violette, escritora. «Son generosas y amables. ¡A menudo, hasta me dicen cosas bonitas de ellas en los taxis! ¡Imagínense lo orgullosa que estoy![Risas]. Me alegro de que hayan descubierto cuál es su pasión y de su éxito».
Nine ha triunfado en España al participar en la serie sobre Cristóbal Balenciaga, de Disney+. «Pensé que era muy buena. Alberto San Juan es increíble, es difícil hacer una película realista sobre la moda. Nine estaba preciosa con esos vestidos... e interpretaba genial. Desde entonces, ha hecho otras películas en España y actuó en la última de Olivier Assayas. No soy una mamá gagá. ¡Otros ven su talento!», cuenta entre carcajadas.
La temprana muerte de su marido en 2006 a los 54 años hizo que afrontara un duro período. «Con abrazos, amor, sentido del humor y confianza se puede hacer mucho. Tuve abortos espontáneos, así que sé que la vida es un milagro», relata. Su segunda hija, Violette, ha transformado su duelo por la muerte de su padre en una novela: Même le bruit de la nuit a changé (Incluso el sonido de la noche ha cambiado).

Actualmente, mantiene una relación con Denis Olivennes, codirector del diario francés Libération y ex director general de Canal+, y sabe diferenciar qué es realmente importante y qué no. «He aprendido a no estar nunca estresada por el trabajo y a no enojarme. A veces, la gente se sorprende al ver lo tranquila que puedo estar frente a los problemas. ¡Tal vez esta sea una manera de jubilarme!».
Pese a su intensa vida laboral, se cogerá un descanso. «Sueño con estar en mi casa de la Provenza yendo al mercado, durmiendo la siesta...». Otros años ha visitado Menorca y Málaga. «Suelo comer paella, uno de los platos favoritos de Jorge Semprún, el exministro de Cultura. Y tortilla de patatas. Mi restaurante favorito es Cañete, en Barcelona». Pero, ¿es compatible ser chic y tomar paella?. «Sí, chic significa no preocuparse por lucir saludable, sino usar las cosas que amamos». Palabra de Inès de la Fressange.