Las 4 hermanas Domecq

Una celebración familiar​

Junto a sus invitados, Ana Cristina y Santi se trasladaron a la finca Santiago para disfrutar del cóctel y del posterior almuerzo, servidos por el catering Alda&Terry, que también se ocupó del enlace de Claudia Osborne y José Entrecanales. En los jardines, con mesas y sillas, altas y bajas, cómodos sillones bajo la sombra de grandes árboles, en un ambiente relajado y muy distendido, los asistentes degustaron el aperitivo que incluía, entre otras especialidades, delicias de la tierra, y donde no faltó el oloroso de Jerez. Tampoco el champán Moët & Chandon en la celebración. A Ana Cristina le encanta, y champán era el sabor de la mermelada y, por tanto, el nombre de su mesa; por cierto, la 13, de nuevo el número, de las 39 que había entre redondas y rectangulares, adornadas con flores otoñales, pero muy coloridas y vibrantes, dalias, tulipanes, etc., naranjas, rojizas… acompañadas de frutas de temporada, granadas, higos, uvas… y colocadas con tal gusto y naturalidad que parecía que la propia Ana Cristina las había recogido del campo esa misma mañana.
Alejandra Domínguez Gila con Eugenia Osborne en la boda de Ana Cristina Portillo
© CLICK10 / VIRGINIA HERNÁNDEZ / AURORA SÁNCHEZ / MARGHERITA MAZZANTI
Eugenia Osborne posa junto a la modelo Alejandra Domínguez Gila
Detalle de la boda de Ana Cristina Portillo
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Un detalle de los centros de mesa que adornaban el espacio, compuestos por flores otoñales en tonos naranjas y rojizos, con frutas de temporada, realizados por Florenea, así como el menú que pudieron degustar sus más de 400 invitados
Detalle floral de la boda de Ana Cristina Portillo
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Lulu Figueroa con Ana Cristina Portillo y Santiago Camacho
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Los novios, junto a la pintora Lulu Figueroa, con tela de su prima Ana Cristina y vestido de Moisés, y un original tocado en pedrería
Flavia de Hohenlohe en la boda de Ana Cristina Portillo
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Flavia Hohenlohe, acompañada de Blanca Domecq, con sendas pamelas
Bertín Osborne en la boda de Ana Cristina Portillo
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Un sonriente Bertín Osborne, a quien vemos departiendo durante el cóctel con Lucila Domecq, tía de la novia
Los novios deseaban que no hubiera prisas, que todo el mundo comiera tranquilo y pudiera tener una larga sobremesa, y escogieron un menú en tres tiempos con algunos de sus platos favoritos: gazpacho de guinda con fondo de mozzarella, piñones y aceite de albahaca; solomillo de ternera asado con patatas provenzal, verduras salteadas y cebollitas francesas, y de postre, tarta árabe y mil hojas de dulce de leche. Como detalle, los bombones Lindt de chocolate, de los que Ana Cristina es una fan incondicional y, por lo tanto, no podían faltar.
La diseñadora abrió el baile junto a su marido al son del vals de la película My Fair Lady, y después protagonizó un momento entrañable con su padre, también en la pista
 
La diseñadora abrió el baile junto a su marido al son del vals de la película My Fair Lady, y después protagonizó un momento entrañable con su padre, también en la pista
Ana Cristina Portillo, bailando con su padre
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Ana Cristina, que comenzó el vals junto a su marido, lo terminó en brazos de su padre quien, por cierto, llevaba prendida en la solapa una dalia rosa, a juego con las del ramo de su hija
Ana Cristina Portillo con Santiago Camacho en su boda
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Una tierna secuencia de los novios, muy enamorados y rodeados de sus invitados
Ana Cristina Portillo bailando con Santiago Camacho en su boda
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Tras el almuerzo, los novios abrieron el baile con el vals de la película 'My fair lady', protagonizada por Audrey Hepburn y Rex Hamilton, titulado 'The Embassy Waltz'

Ana Cristina Portillo bailando con Santiago Camacho en su boda
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Ana Cristina Portillo abrazando a Santiago Camacho
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Un nuevo look​

En otra zona de los jardines, se habilitó la pista donde los novios abrieron el baile al son del vals de la película My fair lady, de Audrey Hepburn, The Embassy Waltz. Antes, Ana Cristina, acompañada por Claudia, había rasgado las capas del vestido con el fin de poder dar mejor los pasos, sin tener que sujetarlas y dar mayor movimiento al traje. Y si la diseñadora causó sensación dando esos primeros pasos con su ya marido, y luego con su padre, su reaparición con el segundo vestido fue otra de las sorpresas.
Ana Cristina cambió su look de diosa griega por un vestido que recordaba a las divas del «old Hollywood», con distintos bordados que representaban a su madre, a su padre y a sus hermanas
Ana Cristina Portillo con su segundo vestido de novia
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Ana Cristina con su segundo 'outfit', de aire helénico y que recordaba a las divas del 'old Hollywood', un diseño en raso de seda con escote asimétrico y bordados de oro, firmado por Jorge Acuña
Invitadas en la boda de Ana Cristina Portillo
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La experta en medicina estética Carmen Peñas bailando con la 'influencer' Carla Hinojosa
Ana Cristina Portillo bailando con los niños
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La novia en una simpática imagen, saltando en una cama elástica con dos hijos de sus primos
 

Un nuevo vestido​

Cambió su look de diosa griega por un estilo que recordaba a las divas del old Hollywood y que también era fiel reflejo de su personalidad. Confió asimismo en Jorge Acuña para ello, y volvió a deslumbrar con su vestido en raso de seda, con escote asimétrico, espalda abierta con tres tirantes, falda con vuelo y abertura lateral, y bordados de oro realizados a mano. En el diseño, Ana Cristina quiso bordar varios motivos: hojas, porque representan el campo y es algo que a ella le encanta pintar; una 'S', inicial del nombre de su madre; igualmente por ella, un jazmín porque "siempre nos ponía cuencos con agua y jazmines en la mesilla de noche, para que oliese bien"; una bellota chiquitita, para tener a su padre presente también, y tres libélulas por sus tres hermanas, porque "me encantan (lleva una tatuada) y me recuerdan mucho mi infancia". Ana Cristina y Santi no pararon de bailar con la música rock and roll del grupo Third Floor, que "escuchamos en un par de bodas de amigos nuestros y teníamos claro que lo queríamos en la nuestra", y la música del DJ Julio Torres, que terminó de marcar el ritmo de una fiesta inolvidable y con pizza casera, para los que más energías gastaron al ritmo de la noche. El lunes, tras un día inolvidable, Ana Cristina y Santi ponían rumbo a su viaje de novios a Japón y Maldivas. Antes, la novia nos cuenta cómo vivieron su boda soñada.
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Ana Cristina Portillo con Santiago Camacho en su boda
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En las últimas horas de la tarde, el comienzo de la fiesta

Ana Cristina Portillo con Santiago Camacho en la fiesta
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Los sintetizadores del DJ Julio Torres, como punto final, ya bien entrada la noche
 
Pongo el artículo en varios post, no me deja subir más de diez fotos.

Ana Cristina Portillo nos invita a su romántica boda en Jerez​

Todos los detalles y las fotografías de un día inolvidable: de los momentos más íntimos y entrañables de la novia, vistiéndose junto a sus hermanas, Alejandra, Eugenia y Claudia, a todos los homenajes a su madre, Sandra Domecq​




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Marta Gordillo
2 de octubre de 2024 7:13 CEST


El 28 de septiembre, Ana Cristina Portillo cumplió gran parte de sus sueños. Se casó con el ingeniero industrial Santiago Camacho, tras siete años de relación, en una emotiva boda rodeada de toda la gente que la quiere y a la que ella quiere, del brazo de su padre, el empresario gaditano Fernando Portillo, arropada por sus inseparables hermanas, con las que forma una verdadera piña, Alejandra, Eugenia y Claudia Osborne, y en el lugar más especial en su corazón, la casa donde creció y donde se siente cerca, muy cerca de su madre, la inolvidable Sandra Domecq. Ella estuvo muy presente en todos los pasos de su hija, en el día más importante de su vida.

Ana Cristina Portillo con Santiago Camacho a las puertas de la iglesia
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Ana Cristina Portillo Domecq y el ingeniero industrial Santiago Camacho, a las puertas de la catedral de Jerez de la Frontera (Cádiz), ya convertidos en marido y mujer

Ana Cristina Portillo vestida de novia
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La novia, en su casa, que fuera de la desaparecida Sandra Domecq, antes de emprender su camino hacia el altar

Un momento muy mágico​

"Es donde viví mi infancia, donde viví con mi madre y mis hermanas; ellas se han casado aquí, y al final es el campo y en el jardín, que me parece muy alegre, muy familiar y muy sencillo". Porque eso es lo que Ana Cristina deseaba realmente, una celebración familiar, con todo cuidado al detalle y auténtico, pero sin artificios ni adornos superfluos. Conseguir algo íntimo, con una larga lista de 435 invitados, podría parecer misión imposible, pero logró crear la atmósfera que había imaginado, relajada y muy confortable, y los asistentes disfrutaron de un enclave único, sintiéndose como en su propia casa. La novia se ocupó además de crear una por una, de manera personalizada, todas las telas de los trajes de sus 29 testigos, entre amigas, primas y hermanas, todo un reto añadido al que ya de por sí suponía organizar un enlace en pocos meses, y con el verano de por medio, una labor casi titánica que acometió con la mayor ilusión y convirtió su enlace en un impresionante desfile de estampados, colores y estilo. "Cuando llegué y las vi a todas de pie en los primeros bancos, fue un momento muy mágico, ya que no había visto cómo habían quedado muchos de los vestidos", nos dice la artista y diseñadora, cuyas invitaciones llevaban su característico estampado de rombos. Pintó además el mapa indicativo del camino de la catedral a la finca, el álbum de los testigos y los meseros, con bucólicos botes de mermelada de todos los sabores, algunos inventados y de lo más creativos: "La Vieja Fábrica era la mermelada favorita de mi abuela Ana Cristina y de mi abuelo Fernando Portillo, al igual que de Santi y mía. Por eso la elegimos".

Invitación a la boda de Ana Cristina Portillo
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Una de las invitaciones de boda, con el estampado de rombos de Ana Cristina

Ana Cristina Portillo con sus hermanas
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Las cuatro hermanas
Ana Cristina Portillo con flores
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Con su bata nupcial, llena de simbolismo y su ramo de dalias, donde se mezclaron algunos jazmines —flores con las que se casó su madre—
Los pendientes de Ana Cristina Portillo
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Los pendientes 'chandelier' de Rabat que llevó
Un detalle de la boda de Ana Cristina Portillo
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Una medalla de cerámica con el nombre de Sandra Domecq, uno de los muchos detalles con los que la novia tuvo presente a su madre ese día



Ana Cristina
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La novia retratada por su padre, Fernando Portillo






Ay prima @Rosaner muchisimas gracias! :love::love:
 
Alejandra dominguez con más cejas que nunca. La encuentro más fea que nunca.

El segundo vestido de novia supongo que sera con un estanpado suyo, pero parece del shein. Estaba viendo los vestidos y tienen muy malas hechuras, no tienen ni un mal forro.
El segundo vestido tiene desde luego muy mala hechura en la foto de perfil. Alejandra Dominguez deberia plantearse un retoque de cejas bien hecho. Esta HORROROSA.
 
Pongo el artículo en varios post, no me deja subir más de diez fotos.

Ana Cristina Portillo nos invita a su romántica boda en Jerez​

Todos los detalles y las fotografías de un día inolvidable: de los momentos más íntimos y entrañables de la novia, vistiéndose junto a sus hermanas, Alejandra, Eugenia y Claudia, a todos los homenajes a su madre, Sandra Domecq​




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Marta Gordillo
2 de octubre de 2024 7:13 CEST


El 28 de septiembre, Ana Cristina Portillo cumplió gran parte de sus sueños. Se casó con el ingeniero industrial Santiago Camacho, tras siete años de relación, en una emotiva boda rodeada de toda la gente que la quiere y a la que ella quiere, del brazo de su padre, el empresario gaditano Fernando Portillo, arropada por sus inseparables hermanas, con las que forma una verdadera piña, Alejandra, Eugenia y Claudia Osborne, y en el lugar más especial en su corazón, la casa donde creció y donde se siente cerca, muy cerca de su madre, la inolvidable Sandra Domecq. Ella estuvo muy presente en todos los pasos de su hija, en el día más importante de su vida.

Ana Cristina Portillo con Santiago Camacho a las puertas de la iglesia
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Ana Cristina Portillo Domecq y el ingeniero industrial Santiago Camacho, a las puertas de la catedral de Jerez de la Frontera (Cádiz), ya convertidos en marido y mujer

Ana Cristina Portillo vestida de novia
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La novia, en su casa, que fuera de la desaparecida Sandra Domecq, antes de emprender su camino hacia el altar

Un momento muy mágico​

"Es donde viví mi infancia, donde viví con mi madre y mis hermanas; ellas se han casado aquí, y al final es el campo y en el jardín, que me parece muy alegre, muy familiar y muy sencillo". Porque eso es lo que Ana Cristina deseaba realmente, una celebración familiar, con todo cuidado al detalle y auténtico, pero sin artificios ni adornos superfluos. Conseguir algo íntimo, con una larga lista de 435 invitados, podría parecer misión imposible, pero logró crear la atmósfera que había imaginado, relajada y muy confortable, y los asistentes disfrutaron de un enclave único, sintiéndose como en su propia casa. La novia se ocupó además de crear una por una, de manera personalizada, todas las telas de los trajes de sus 29 testigos, entre amigas, primas y hermanas, todo un reto añadido al que ya de por sí suponía organizar un enlace en pocos meses, y con el verano de por medio, una labor casi titánica que acometió con la mayor ilusión y convirtió su enlace en un impresionante desfile de estampados, colores y estilo. "Cuando llegué y las vi a todas de pie en los primeros bancos, fue un momento muy mágico, ya que no había visto cómo habían quedado muchos de los vestidos", nos dice la artista y diseñadora, cuyas invitaciones llevaban su característico estampado de rombos. Pintó además el mapa indicativo del camino de la catedral a la finca, el álbum de los testigos y los meseros, con bucólicos botes de mermelada de todos los sabores, algunos inventados y de lo más creativos: "La Vieja Fábrica era la mermelada favorita de mi abuela Ana Cristina y de mi abuelo Fernando Portillo, al igual que de Santi y mía. Por eso la elegimos".

Invitación a la boda de Ana Cristina Portillo
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Una de las invitaciones de boda, con el estampado de rombos de Ana Cristina

Ana Cristina Portillo con sus hermanas
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Las cuatro hermanas
Ana Cristina Portillo con flores
© CLICK10 / VIRGINIA HERNÁNDEZ / AURORA SÁNCHEZ / MARGHERITA MAZZANTI
Con su bata nupcial, llena de simbolismo y su ramo de dalias, donde se mezclaron algunos jazmines —flores con las que se casó su madre—
Los pendientes de Ana Cristina Portillo
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Los pendientes 'chandelier' de Rabat que llevó
Un detalle de la boda de Ana Cristina Portillo
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Una medalla de cerámica con el nombre de Sandra Domecq, uno de los muchos detalles con los que la novia tuvo presente a su madre ese día



Ana Cristina
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La novia retratada por su padre, Fernando Portillo






Que bonita la bata nupcial, me gusta el anillo verde que lleva. Se que cuando murio su madre, su tia Lucila les hizo a las 4 copias de un anillo que siempre llevaba su madre, a lo mejor es ese.
 
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Ana Cristina Portillo nos invita a su romántica boda en Jerez​

Todos los detalles y las fotografías de un día inolvidable: de los momentos más íntimos y entrañables de la novia, vistiéndose junto a sus hermanas, Alejandra, Eugenia y Claudia, a todos los homenajes a su madre, Sandra Domecq​




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Marta Gordillo
2 de octubre de 2024 7:13 CEST


El 28 de septiembre, Ana Cristina Portillo cumplió gran parte de sus sueños. Se casó con el ingeniero industrial Santiago Camacho, tras siete años de relación, en una emotiva boda rodeada de toda la gente que la quiere y a la que ella quiere, del brazo de su padre, el empresario gaditano Fernando Portillo, arropada por sus inseparables hermanas, con las que forma una verdadera piña, Alejandra, Eugenia y Claudia Osborne, y en el lugar más especial en su corazón, la casa donde creció y donde se siente cerca, muy cerca de su madre, la inolvidable Sandra Domecq. Ella estuvo muy presente en todos los pasos de su hija, en el día más importante de su vida.

Ana Cristina Portillo con Santiago Camacho a las puertas de la iglesia
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Ana Cristina Portillo Domecq y el ingeniero industrial Santiago Camacho, a las puertas de la catedral de Jerez de la Frontera (Cádiz), ya convertidos en marido y mujer

Ana Cristina Portillo vestida de novia
© CLICK10 / VIRGINIA HERNÁNDEZ / AURORA SÁNCHEZ / MARGHERITA MAZZANTI
La novia, en su casa, que fuera de la desaparecida Sandra Domecq, antes de emprender su camino hacia el altar

Un momento muy mágico​

"Es donde viví mi infancia, donde viví con mi madre y mis hermanas; ellas se han casado aquí, y al final es el campo y en el jardín, que me parece muy alegre, muy familiar y muy sencillo". Porque eso es lo que Ana Cristina deseaba realmente, una celebración familiar, con todo cuidado al detalle y auténtico, pero sin artificios ni adornos superfluos. Conseguir algo íntimo, con una larga lista de 435 invitados, podría parecer misión imposible, pero logró crear la atmósfera que había imaginado, relajada y muy confortable, y los asistentes disfrutaron de un enclave único, sintiéndose como en su propia casa. La novia se ocupó además de crear una por una, de manera personalizada, todas las telas de los trajes de sus 29 testigos, entre amigas, primas y hermanas, todo un reto añadido al que ya de por sí suponía organizar un enlace en pocos meses, y con el verano de por medio, una labor casi titánica que acometió con la mayor ilusión y convirtió su enlace en un impresionante desfile de estampados, colores y estilo. "Cuando llegué y las vi a todas de pie en los primeros bancos, fue un momento muy mágico, ya que no había visto cómo habían quedado muchos de los vestidos", nos dice la artista y diseñadora, cuyas invitaciones llevaban su característico estampado de rombos. Pintó además el mapa indicativo del camino de la catedral a la finca, el álbum de los testigos y los meseros, con bucólicos botes de mermelada de todos los sabores, algunos inventados y de lo más creativos: "La Vieja Fábrica era la mermelada favorita de mi abuela Ana Cristina y de mi abuelo Fernando Portillo, al igual que de Santi y mía. Por eso la elegimos".

Invitación a la boda de Ana Cristina Portillo
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Una de las invitaciones de boda, con el estampado de rombos de Ana Cristina

Ana Cristina Portillo con sus hermanas
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Las cuatro hermanas
Ana Cristina Portillo con flores
© CLICK10 / VIRGINIA HERNÁNDEZ / AURORA SÁNCHEZ / MARGHERITA MAZZANTI
Con su bata nupcial, llena de simbolismo y su ramo de dalias, donde se mezclaron algunos jazmines —flores con las que se casó su madre—
Los pendientes de Ana Cristina Portillo
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Los pendientes 'chandelier' de Rabat que llevó
Un detalle de la boda de Ana Cristina Portillo
© CLICK10 / VIRGINIA HERNÁNDEZ / AURORA SÁNCHEZ / MARGHERITA MAZZANTI
Una medalla de cerámica con el nombre de Sandra Domecq, uno de los muchos detalles con los que la novia tuvo presente a su madre ese día



Ana Cristina
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La novia retratada por su padre, Fernando Portillo






Cuantos detallitos, hay que ver lo que conlleva preparar una boda hoy en dia, aunque ella teniendo un wedding planner no habra estado muy estresada.
 

Una celebración familiar​

Junto a sus invitados, Ana Cristina y Santi se trasladaron a la finca Santiago para disfrutar del cóctel y del posterior almuerzo, servidos por el catering Alda&Terry, que también se ocupó del enlace de Claudia Osborne y José Entrecanales. En los jardines, con mesas y sillas, altas y bajas, cómodos sillones bajo la sombra de grandes árboles, en un ambiente relajado y muy distendido, los asistentes degustaron el aperitivo que incluía, entre otras especialidades, delicias de la tierra, y donde no faltó el oloroso de Jerez. Tampoco el champán Moët & Chandon en la celebración. A Ana Cristina le encanta, y champán era el sabor de la mermelada y, por tanto, el nombre de su mesa; por cierto, la 13, de nuevo el número, de las 39 que había entre redondas y rectangulares, adornadas con flores otoñales, pero muy coloridas y vibrantes, dalias, tulipanes, etc., naranjas, rojizas… acompañadas de frutas de temporada, granadas, higos, uvas… y colocadas con tal gusto y naturalidad que parecía que la propia Ana Cristina las había recogido del campo esa misma mañana.
Alejandra Domínguez Gila con Eugenia Osborne en la boda de Ana Cristina Portillo
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Eugenia Osborne posa junto a la modelo Alejandra Domínguez Gila
Detalle de la boda de Ana Cristina Portillo
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Un detalle de los centros de mesa que adornaban el espacio, compuestos por flores otoñales en tonos naranjas y rojizos, con frutas de temporada, realizados por Florenea, así como el menú que pudieron degustar sus más de 400 invitados
Detalle floral de la boda de Ana Cristina Portillo
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Lulu Figueroa con Ana Cristina Portillo y Santiago Camacho
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Los novios, junto a la pintora Lulu Figueroa, con tela de su prima Ana Cristina y vestido de Moisés, y un original tocado en pedrería
Flavia de Hohenlohe en la boda de Ana Cristina Portillo
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Flavia Hohenlohe, acompañada de Blanca Domecq, con sendas pamelas
Bertín Osborne en la boda de Ana Cristina Portillo
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Un sonriente Bertín Osborne, a quien vemos departiendo durante el cóctel con Lucila Domecq, tía de la novia
Los novios deseaban que no hubiera prisas, que todo el mundo comiera tranquilo y pudiera tener una larga sobremesa, y escogieron un menú en tres tiempos con algunos de sus platos favoritos: gazpacho de guinda con fondo de mozzarella, piñones y aceite de albahaca; solomillo de ternera asado con patatas provenzal, verduras salteadas y cebollitas francesas, y de postre, tarta árabe y mil hojas de dulce de leche. Como detalle, los bombones Lindt de chocolate, de los que Ana Cristina es una fan incondicional y, por lo tanto, no podían faltar.
Primas, a mi me gusta el vestido de Eugenia, que quereis que os diga :) me parece romantico con los jazmines y esos colores y como muy parisino.

No se cual es Blanca Domecq y cual es Flavia Hohenlohe pero vaya pintas..........
 

Sin estrés y disfrutando el momento​

La mañana del sábado amaneció un sol espléndido en Jerez de la Frontera. Ana Cristina había viajado a Sevilla el miércoles, y el jueves llegó a su hogar en la ciudad gaditana, la finca Santiago, que perteneció a sus abuelos maternos, el bodeguero Beltrán Domecq González y Ana Cristina Williams, en cuyo honor lleva su nombre. Mientras sus wedding planners de A-Típica ultimaban los detalles en el jardín, epicentro de la celebración, y sus sobrinos más pequeños correteaban entre los árboles, Ana Cristina se preparaba con Alejandra, Eugenia y Claudia entre risas, complicidad y mucha emoción. Las hermanas pasaron allí algunos de los mejores momentos de sus vidas, junto a su madre y al resto de la familia, y allí también, como decíamos, las tres hijas de Bertín Osborne celebraron sus enlaces. Ellas arroparon en todo momento a Ana Cristina porque, aunque hace mucho que dejó la niñez, sigue siendo la pequeña, y ejercieron un papel destacado siempre muy cerca de ella; la recibieron a pie de escalinata en la catedral y sujetaron las largas capas de su vestido; Claudia leyó algunas de las peticiones en las que se recordó a Sandra Domecq, y Alejandra y Eugenia se encargaron de cubrir con el manto a los novios, para el rito de la velación nupcial, un momento repleto de simbolismo.
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Ana Cristina Portillo preparándose con sus hermanas
© CLICK10 / VIRGINIA HERNÁNDEZ / AURORA SÁNCHEZ / MARGHERITA MAZZANTI
Ana Cristina termina de arreglarse con ayuda de sus hermanas, Alejandra, Eugenia y Claudia Osborne. Todas ellas durmieron la noche previa y se prepararon juntas en su casa, en el campo jerezano donde se celebró la boda
Uno de los invitados a la boda de Ana Cristina Portillo
© LAGENCIA
Joaquín Buendía, ex de Alejandra
El ex de Eugenia Osborne en la boda
© PREMIER
Juan Melgarejo, ex de Eugenia
El novio de Eugenia Osborne en la boda de Ana Cristina
© Europa Press
Miguel Barreiro, actual pareja de Eugenia
Me gusta que hayan invitado a los exes de las hermanas, en esta familia todos se llevan bien por lo que veo, su madre sento precedente con Bertin. La verdad es que es lo mejor para los hijos asi que les aplaudo.
 
Cuantos detallitos, hay que ver lo que conlleva preparar una boda hoy en dia, aunque ella teniendo un wedding planner no habra estado muy estresada.
Desde luego hay mucho trabajo detrás, pero les ha quedado muy bien, se nota que Ana Cristina y Santiago se quieren y que han disfrutado todos de su gran día, y seguro que también su madre, desde donde esté.
 
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