Es que lo que se pone, aún apropiado a una noche mallorquina de cine como está, nunca parece un guiño a la población, a sus anfitriones, como un agradecimiento a su gente. Todo lo contrario, siempre parece lucirlo para satisfacer su ego, o esa es la impresión que dan sus gestos y comportamiento, a mi al menos. Como si fueran los mallorquines quienes le deben su atención.
Quizá sea solo inseguridad. La gente insegura se envara y adopta actitudes prepotentes aunque no se sientan así. En fin , no se