Esta señora no conoce la vergüenza en ninguna de sus acepciones. Y lo del "derecho a enamorarse y ser feliz" es una carta muy sucia.
Cualquier persona tiene derecho a enamorarse y ser feliz, por supuesto. Con o sin muertes de por medio, por lo general. Y claro que una persona puede rehacer su vida en ese sentido. Pero en este caso en concreto ella ha hablado y COMERCIALIZADO con lo que era el amor de su vida. Un señor que, recordemos, estuvo con ella cuando no era famosa hace tres o cuatro décadas y la dejó y volvió con ella treinta años después cuando ella tenía en el banco unos cinco millones de euros o más. Que quede claro.
Y ya está y desde que estuvo con ese señor no hacía más que hablar de lo bueno que era, lo guapo lo cachas, las siete bodas que hicieron y cuarenta mil mierdas más. A ella, a la fea de la nariz, le iba genial en el amor, era deseada y todo fenomenal. Eso es lo que le gustaba a ella, sentirse así y hablar así, desde ese lugar de "enamorada", "deseada" y "casada". Casada siete veces porque era más que nadie, con rito cristiano, indio, balinés y pekinés si hacía falta.
La enfermedad del marido, que no sé si fue diagnosticada antes o después de ese "reencuentro", se vivió en silencio sin trascendencia pública. Y luego hizo como la familia de Adolfo Suárez, antes del final anunciarlo, para ir calentando las cosas. De esta manera se aseguró el funeral, la actitud de viuda triste pero reconciliada con el proceso de la muerte, etc. etc. etc.
Y bueno, el libro claro. Si no hay libro es como si no hubiera pasado nada, el libro es básico. Lo primero, el libro. Vamos, lo saca cualquier youtuber con cien mil seguidores no lo va a sacar ella que puede anunciarlo por redes sociales, intervenciones y sus propios programas constantemente.
Es una jeta. Con muy poquito conocimiento, muy poquitas ganas de aprender de verdad y con cero capacidad de comunicación (y trabaja en los medios, con dos coj*nes).
Y lleva un año con él, dicen en las noticias al respecto. Así que no ha esperado ni dos años.
En fin.