Puede ser, yo antes la veía así, trastornada pero después empecé a encontrar mucho más sentido a su historia explicando sus comportamientos con su estupidez. Su crueldad con sus hijos, su posición insolente, carente de humildad ni reflexión… realmente encuentro su vida como una huida de la responsabilidad y guiada por unas neuronas poco acostumbradas a trabajar.
Es que, como ya dije, un trastorno mental no quiere decir que quien lo padezca no pueda ser más malo que un dolor o más vago que las mangas de un chaleco.
Igual que un cáncer, hipertensión o miocarditis lo padecen buenos, malos y regulares, vagos y dispuestos, altos y bajos.
Parece que la enfermedad (o el trastorno) lo excusa todo y convierte a quien lo padece en Santo.... Y no, para nada.
Cualquier trastorno mental que no afecte a la percepción objetiva de la realidad, así como a la percepción subjetiva del paciente de esta, no excusa ningún comportamiento moral o ético.
Por ejemplo, en un brote psicótico de esquizofrenia paranoide, la persona rompe tanto con la realidad objetiva externa como con la subjetiva interna de la misma persona, por lo que no es responsable de lo que pueda hacer o decir en esas circunstancias.
Puede ser una bellísima persona o el mal personificado. Pero en ese momento se comportará de la misma forma sea como sea.
Otra cosa (y, por favor, no afirmo que RC padezca nada de lo que sigue) es un trastorno narcisista de la personalidad, una psicopatía, etc., en la que esa doble ruptura no existe y, por tanto, es plenamente responsable de lo que diga o haga.
Y lo que hace o dice, lo hace y dice plenamente consciente del daño que causa.