Hace tiempo que no veía nada acerca de Sandra, y el otro día, qué casualidad, me encuentro con que por fin se ha caído de la copa del árbol en el que estaba subida. No es sólo que hacer la planta de abajo sea una locura (salvo que la pasta te sobre), es que la compraventa de esa casa, era una locura desde el principio de los tiempos. Teniendo en cuenta que cuando compraron esa casa ya tenían cuatro hijos, y la pequeña venía en camino, en qué cabeza cabía que con tres dormitorios tendrían suficiente? Con esto no estoy haciendo crítica de aquellas personas que tienen a sus hijos mayores durmiendo en la misma habitación (cada familia tiene sus circunstancias), pero sí hago una crítica de Sandra, que era la primera que estaba descontenta con tener a cinco niños en dos dormitorios, y aún así, decidió que era una genial idea meterse en esa casa, y peor, que era una genial idea también gastar un pastizal en convertir un garaje mugroso en varios dormitorios, cuando lo más sencillo hubiese sido comprar una casa con un dormitorio más, aunque supusiera irse a vivir a un sitio que no oliese a mar. Pero esa no es la única estupidez que he visto en estos años que llevan viviendo allí... Por casualidad habéis contado cuántas reformas ha hecho en esa casa sin contar lo de la planta de abajo? Porque yo he perdido la cuenta. Hay cosas como las humedades, en las que sí era preciso gastar dinero, pero realmente era necesario invertir en limar la pared de gotelé? Y qué me decís de esa estúpida reforma en aquel cuarto de baño, que pretendía convertir en un balneario? Y así podría hacer una larga lista de derroches de dinero, el cual podría haber servido, mirar por dónde, para hacer un dormitorio en la planta de abajo. Sandrita, como sé que nos lees, aprovecho para aconsejarte que en próximas ocasiones, aprendas lo que es el ahorro, te busques un trabajo de verdad, y madures, que tienes casi 40 añazos.