Aquí una vaga
Vivo estupendamente, no tengo problemas de sentirme garrapata, ni de no colaborar con la sociedad, ni de aprovecharme de mi marido...
Dejé mi trabajo en Madrid (que no me emocionaba pero no estaba mal tras años de buscarme mi hueco) para venirme a Holanda porque ofrecieron a mi chico el trabajo de sus sueños. Llevamos ya trece años aquí. Soy historiadora del arte y no es fácil encontrar trabajo de esto en la ciudad hipertecnológica en la que vivo así que sólo me salía trabajo de guía, mal pagado y lloviendo todo el puñetero día. Tengo artritis desde la adolescencia y un día mi vikingo me dijo "se acabó, no necesitamos esto". Y, oye, me dedico a la casa, a mis perros, reciclo/restauro muebles de vez en cuando y los vendo (no me haré rica con esto), colaboro con la protectora de mi ciudad, soy voluntaria en el centro de refugiados de mi pueblo enseñando inglés (y algunos vienen a casa de vez en cuando si necesitan un respiro) y cuido de la familia ucraniana que vivió más de un año en mi casa; todo todavía es difícil para ellos. Vamos, que me he echado el rol de cuidadora yo solita
¿Qué queréis que os diga? Que vivo muy bien, me siento realizada, no tengo más objetivos que intentar sobrevivir día a día a este mundo de mierda y poner mi granito de arena a que otros lo puedan hacer también. ¿Que mañana nos divorciamos? La mitad de todo es mío, ya me buscaría cómo arrancar de nuevo aquí o en España de nuevo. Esto es como cuando me dicen que si no he tenido hijos, quién me cuidará cuando sea vieja... Quizás no llego a vieja, yo qué sé.
Y opinión impopular: el hecho de que a las mujeres nos hayan comido la cabeza con que hay que trabajar me parece el mayor sometimiento del siglo XX: curramos (curráis) fuera de casa, llevamos la carga mental de cuidar a los familiares mayores, a los hijos, a los perros, las compras, las citas médicas, del taller, etc. Salvo una excepción, todas mis amigas y conocidas se quejan de que sus maridos trabajan fuera y punto. Todo lo demás recae en ellas y tienen que andar "pidiendo favores" a los maridos para que estén pendientes de algo. Lo siento, nos han estafado.
Deseo de todo corazón que vuestras parejas no sean así y que hayáis logrado un equilibrio 50/50 real en las obligaciones que nos impone la vida con vuestras parejas

pero (al menos en mi generación) no suele ser esta la realidad.