Yo no entiendo que se aportan a sí mismas, más allá de algún regalito de la marca desesperada que lo necesite. Entiendo que María de la Orden use su nivelón de vida para crear ilusiones y que las flanes compren su ropa, o Sasa de Osma sus bolsos o Inés de Cominges los zapatos del marido, pero todas ellas desde una posición de vidorra absoluta. Este tipo de perfiles en cambio me dan como penilla, que intentan parece como decís grandes señoras pero no dejan de estar matándose por un evento de Guerlain y un poncho de Bimani, sin nada de espectacular en sus vidas ni ningún producto que vender para su beneficio.