Vance hace unos años se quedó parado, había tenido un puesto muy bien remunerado y con caché, pero estaba en la pta calle. Y como no le llovían los contratos, tuvo que salirse de la vida de lujo que llevaba, volver a donde se había criado (que no es Apalachia), y abrir un chiringuito nonprofit para vivir del cuento, no encontró otra manera de vivir con todos los summa cum laude. Fue ahí donde lo recuperó Theil que estaba perfilando la Nueva América.
La historia de que Vance y Theil se conocieron en la empresa en la que trabajaba Vance y Theil quedó admirado de la brillantez de su trabajo es una verdad trumpiana. La realidad es que lo conoció en la universidad, don de Theil iba buscando juventudes radicales. Ese trabajo se lo buscó Theil que era cliente, lo que no lo salvó del despido.
Desgraciadamente quizá tenga razón con sus tesis en su novela, quizá aprendiera a vivir de las ayuditas y nunca se propusiera alcanzar nada por méritos propios sino como el perro ladrador de un Unmensch como Thiel.
