Yo creía (lo mismo me equivoco) que viene la cosa (en lo del colorín) con la finada Carmen Ordoñez (que Superman tenga en su gloria y nos espere muchos años) que decía en muchas ocasiones que ella venía de una estirpe de toreros "de raza", lo mismo que sus hijos y supongo que toda la parentela ya. Lo del tronío es como "ser el maestro en algo" y ya se ha quedado como cuchufleta de esas intensas y raciales que miran así a cámara con los ojos entornados y que tienen papás, agüelicos o parientes lejanos que tuvieron algo que ver con cualquier rama del poderío patrio casposo (cante racial, baile flamenco, toros, cofradías, artisteo de hace sesenta años...) y que demuestra normalmente que las leyes de la genética son muy caprichosas y de padres o abuelos con arte, hijos, hijas y nietos sin gracia, de antepasados guapos descendientes feitos e insulsos y de gente con estilo y glamour, parientes que su único high class está en las infulas que se gastan. Pero ellos y ellas se creen unidos por los aceites de la divinidad, únicos y especiales. Pos vale, pos bueno.