Claro, la madre solo deja ser caprichosa a la pequeña. Atención a la mirada de Yu (no se ve mucho, por el ángulo) en la que queda clarísimo que la niña, a pesar de lo que tenga, que lo tiene, es plenamente consciente de que está pasando límites y tocando los perejiles a quienes le rodean. En esa escena, la Ka está , ya, hasta la coronilla de la niña y la consentida, diciendo , repetidamente,
porfiporfiporfiporfi, porque sabe que se acabará saliendo con la suya. La sonrisilla la delata.
Perversa, como la madre.
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