Leonor enamorada en Brasil, como les pasó a su padre y a su abuelo
El programa TardeAR de Telecinco ha ofrecido, esta semana, la exclusiva más esperada: la presunta relación sentimental de la princesa Leonor con un compañero del buque escuela Juan Sebastián Elcano, durante la escala del barco en Salvador de Bahía, coincidiendo con los carnavales. Estaban participando en una fiesta, rodeada de sus compañeros, cuando fue sorprendida por un fotógrafo local en actitud más que cariñosa con uno de ellos. Cuando se percató de la presencia del reportero, cambió completamente de actitud y su rostro, que anteriormente era relajado y sonriente, se transformó en un rictus de disgusto, borrándose de su cara toda la alegría del momento. Asimismo, le disgustó la intervención de los cuatro escoltas que acompañan a la princesa en su periplo náutico. ¿A ustedes les sorprenden estos hechos? A mí no, porque es el resultado de la convivencia de 76 guardiamarinas varones y 9 chicas, entre ellas la princesa Leonor, en la reducida intimidad del buque escuela desde el pasado 11 de enero que zarpó del puerto de Cádiz: ¡¡¡tres semanas en alta mar!!!
En la década de los sesenta, se organizaban con frecuencia bailes de princesas de casa reales europeas en edad de merecer y sin compromiso, para que pudieran formalizar un noviazgo. Porque la juventud es una embriaguez continua, es la fiebre de la razón. Quien no ama, ignora la alegría de vivir. Y es mejor que se malogre un primero y hasta un segundo amor de juventud que el hecho de no enamorarse cuando se tiene edad para ello, como es el caso de la princesa Leonor.
Normal que una chica tan bonita y hermosa como ella se haya enamorado a los 19 años. Su madre, la Reina Letizia, se enamoró a los 16 por primera vez de su profesor; y su padre, el Rey Felipe, y su abuelo, el Rey Juan Carlos, también se enamoraron siendo guardiamarinas con 19 años y durante la escala del buque Juan Sebastián Elcano, también en… Brasil.
Franco vetó el amor de Juan Carlos
La de Juan Carlos es una historia poco o nada conocida. Se trataba de una joven a quien había conocido durante una escala en Río de Janeiro del buque escuela Juan Sebastián Elcano, en el que el cadete Borbón, de 19 años, los mismos que tiene ahora su nieta, realizaba prácticas de marino. En honor de los cadetes españoles se organizó un baile. El cadete Borbón se entusiasmó apasionadamente de una hermosa joven con la que estuvo bailando toda la noche. Al despedirse, le prometió que le escribiría todos los días.A don Juan Carlos eso de escribir se le daba muy bien. Y, como había prometido, el entonces príncipe comenzó a escribirle. Pero, ante su sorpresa, las cartas no tuvieron respuesta. ¿La culpa?… de Franco. Él, que estaba siempre al corriente de todas las aventuras sentimentales y sexuales del príncipe, llegó hasta el extremo de interceptar las cartas de amor que le escribía a la bellísima joven brasileña de la que Juan Carlos se había enamoriscado locamente. También aquellas que le escribía la joven y que jamás tuvieron respuesta.
El dictador controlaba la correspondencia mediante sus servicios secretos de información, violando uno de los derechos de la persona reconocido de siempre por la legislación internacional en el artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Hasta que el entonces príncipe se cansó, disgustado y humillado de que alguien que había mostrado tanto interés por él pudiera haberle olvidado tan repentinamente.
Pasarían varios años hasta conocer la causa. El día que Don Juan Carlos acudió a ver al general para comunicarle el compromiso matrimonial con la princesa Sofía, Franco, con un guiño, le entregó un paquete de cartas atadas con un lazo. Eran las que habían intervenido los servicios de seguridad para entregárselas a Franco. Así se las gastaba el dictador con su protegido, a quien controlaba hasta esos extremos.
‘Novia’ brasileña del príncipe Felipe
En enero de 1987 y también con la misma edad que su padre y su hija, 19 años, el príncipe Felipe disfrutaba como guardiamarina durante la escala del buque-escuela Juan Sebastián Elcano, fondeado en Río de Janeiro. Esa noche, el cadete Borbón acudió con unos compañeros al Club Scala de la capital brasileña donde conoció y se enamoró de una joven y bella brasileña.La revista Interviú publicó un reportaje titulado !La ‘novia’ brasileña del Príncipe Felipe, desnuda».
Éste no fue el único «escándalo» del heredero español. También disfrutó de una polémica fiesta de disfraces junto a ocho compañeros, vestidos con dodotis amañados con una pequeña almohada cubierta con un trozo de sábana blanca y todos ellos, incluido Felipe –que destacaba por su altura– con un chupete en la boca.
Fue tal el escándalo que el comandante del buque-escuela dio orden de requisar todas las cámaras de video y de fotografía, para impedir apareciera en la prensa una imagen negativa de Felipe.