Azul &Rosa Jaime Peñafiel 28/09/2024 Mi Semana en OK diario

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AZUL Y ROSA | MI SEMANA EN OKDIARIO

‘Mochi’: el brazo izquierdo del Rey Juan Carlos​




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El Rey Juan Carlos es noticia esta semana después de anunciar la publicación, el próximo mes de noviembre, de sus memorias escritas en Abu Dabi con el título Reconciliación. Y las ha redactado porque «tengo la sensación de que están robando mi historia. A sabiendas que mi padre siempre me aconsejó no escribirlas, porque los reyes no se confiesan y menos aun públicamente», como el mismo Don Juan Carlos reconoce. «Pero hablaré y me explicaré de mis errores y mis malas decisiones».
La Casa del Rey ha preferido no comentar la noticia. Seguro estoy que no ha debido sentar bien tal decisión, sobre todo a su hijo el Rey Felipe, quien, en un gesto de soberbia, renunció en su día a la herencia que pudiera corresponderle. «Va a tener que leer un libro de autoayuda para soportarlo», (Benjamín Prado).

Espero que el Rey (sí, rey) se refiera en sus memorias a «sus errores y malas elecciones» y a su actual situación física a causa de las caídas esquiando y las numerosas roturas de cadera que le han convertido en el hombre inválido que es hoy y que no quiere serlo, como publicamos ya en esta columna, renunciando a la silla de ruedas que utilizaron su padre, su madre, su hermana Pilar y hoy su hermana la infanta Margarita. Prefiere, desde 2012 caminar con ayuda de un bastón en la mano derecha y un brazo prestado, el derecho de Mochi, su lazarillo, llegando a ser la prolongación de sí mismo y de quien hablaremos hoy. «Tengo una salud de hierro, pero no me he librado de nada», me reconoció, no sin fundamento, en cierta ocasión.


Actualmente su estado de salud es tan irreversible que ya no hay solución. Tiene prótesis de cadera tras sufrir varias caídas, algunas cuando esquiaba. La primera, el 28 de diciembre de 1991, en las pistas de Baqueira (Lérida), al chocar con otro esquiador. El encontronazo le produjo varias y gravísimas roturas que obligaron a una larga intervención quirúrgica y a una convalecencia de varias semanas. A causa de este accidente, sufriría más tarde una fractura de la meseta tibial externa de la rodilla, teniendo que utilizar muletas. Y la fisura de la pelvis por una caída en las pistas de Gstaad por la que guardó cama un mes, usar bastones y un corsé pélvico durante bastante tiempo. Además, el 4 de septiembre de 2011 se sometería a una cirugía por la rotura del tendón de Aquiles. Y pocos meses antes, el 3 de junio, se le implantó una prótesis de su rodilla derecha.

A la aparatosa caída sufrida el 14 de abril de 2012 en Botsuana, con tan graves consecuencias, le siguió la producida por un mal movimiento durante su recuperación y otra a causa de su artrosis.

Su lazarillo​

Me he permitido recordar si no todos los accidentes sufridos por Don Juan Carlos sí la mayoría, para que el lector entienda por qué para moverse necesita la ayuda de Vicente García Mochales Mochi, que no sólo le acompaña en cada paso sino que le ayuda a darlos. Se trata de un teniente coronel de la Guardia Civil de 50 años, casado y padre de familia numerosa, a punto de ascender a coronel que, en el Cuerpo, es tanto como general del Ejército de Tierra, ya que en la Benemérita la inmensa mayoría de los componentes son simplemente números.

Mochi, como se le conoce en la intimidad, es mucho más que un simple escolta, que también los tiene, sino además su fiel escudero que, desde 2007, no sólo acompaña al Emérito sino que pone siempre su brazo derecho para que el soberano apoye el izquierdo y pueda caminar al ritmo que marca Don Juan Carlos, pisando donde pisa él sin ser de la Familia Real. En la mano derecha, Don Juan Carlos sujeta un bastón que le aporta elegancia, según Marian Benito, «aunque le haya costado asumir que esto no va de estética sino de estática». Por la forma de guiarle y el intercambio de miradas y sonrisas, se advierte que entre el Rey y su lazarillo leal, serio y firme se ha forjado una relación de amistad y complicidad.

Porque Don Juan Carlos se ha negado siempre a utilizar una silla de ruedas, repito, prefiere el brazo de Mochi.

En 2022, hubo un gesto que llamó la atención cuando el rey Juan Carlos se disponía a subir del Bribón al embarcadero y un escolta que no era Mochales le ofreció su mano. Sin embargo, el soberano hizo un gesto con la mano apartándole, porque a quien quería es a Mochi, que acudió inmediatamente para subir las escaleras de espaldas y que Don Juan Carlos pudiera subirlas de frente, agarrado a su brazo.

La caída en Botsuana​

En 2012 la caída, mientras se encontraba de cacería en Botsuana, «tropezó y cayó al suelo con tan mala fortuna que se fracturó la cadera. Allí terminó la fiesta y comenzó su calvario». La imagen del monarca cazando elefantes en el corazón de África mientras en España la Corona era asediada por los escándalos daría la vuelta al mundo. Diez años después, OKDIARIO reconstruyó, minuto a minuto, la crisis del elefante. Corina, la compañera sentimental entonces de Juan Carlos, tomó la decisión de acelerar su repatriación de Botsuana a España cuando el jefe de Seguridad del monarca le espetó con voz de preocupación: «El Rey se nos muere. Sufre una hemorragia interna».

Ese día fue Vicente García Mochales quien no sólo acudió en su ayuda sino que organizó la evacuación a Madrid. Accidente que fue recogido con todo detalle.

La última vez que se le vio dando su brazo al rey fue con motivo del funeral por Gómez Acebo. Juntos descendieron del avión que les traía desde Abu Dabi, donde residen. Y juntos llegaron al hotel donde se alojó «como si de un jeque se tratara», como tituló, tristemente, un periódico madrileño. Y, juntos, al templo donde tendría lugar el funeral y donde nadie, ni su hijo ni sus nietos, le dieron el brazo. Sólo su fiel escudero, su fiel lazarillo. «Como el Gran Capitán para los Reyes Católicos» (Marián Benito).

Y el último susto​

Nada más aterrizar el pasado lunes 23 de septiembre en el aeropuerto de Vigo, con el fin de participar en las regatas de Sangenjo, nada y poner un pie en tierra, don Juan Carlos resbaló perdiendo el equilibrio. No hay que olvidar que, a sus 86 años, su salud y su estabilidad está muy resentida y sus problemas son cada vez más evidentes. Y la presencia de Mochi obligada. Sin él, don Juan Carlos ya no viviría. ¿A su hijo, a sus nietos no les dará vergüenza?
 

Chsss…​

Ahora que ha muerto, cuarenta mujeres, algunas muy famosas, le acusan de ser un depredador sexual. ¿Por qué no lo hicieron cuando aún vivía?

En ella todo es artificio, aislamiento y exuberante desigualdad.

El contenido de la tercera entrega del serial sobre su vida «es una oda a la nada».

A veces hay eslóganes publicitarios que se incorporan al lenguaje coloquial y familiar. El último el de las Gaes: “Sí, sí, perfectamente».

«El vestido no puede ser mas cursi, feo y quedarle peor», ha declarado la famosa socialité Lomana, que de moda entiende mucho.

Miguel Ángel Revilla a Pablo Motos sobre el negocio más loco en el que se ha metido: exportar caracoles vivos a Francia. Cuando los llevaba en una furgoneta se escaparon al exterior, convirtiéndola en un extraño envoltorio.

Los éxitos de ese nuevo presentador se celebran como éxitos de quien le ha colocado ahí: el Gobierno.

La famosísima actriz que ha cumplido ¡¡¡90 años!!! fue la primera en ganar un Oscar sin hablar inglés.

El diseño de los célebres faros trapezoidales del Peugeot está inspirado en sus maravillosos ojos.

Llamó la atención la presencia del ministro de la Presidencia y Justicia del Gobierno de España en la presentación del libro del ex presidente español y consejero de Maduro. Blanco y en botella…
 

Sube & Baja, por Jaime Peñafiel: semana del 22 al 28 de septiembre de 2024​

Sube Baja


SUBE: Javier Bardem

El famosísimo actor español quien, a sus 55 años, ha recogido su Premio Donostia que le fue concedido en la pasada edición del Festival de San Sebastián y que la huelga de los actores de Hollywood le impidió recoger. El premio se lo entregaron sus hermanos Mónica y Carlos Bardem, dedicando el galardón «a una mujer con la que comparto mi vida». Y rompió a llorar mientras miraba a Penélope Cruz, presente en la gala. Ante su premio Donostia declaró: «Con toda humildad siento que no merezco tanta atención. Cuando hace treinta años recibí la Concha de Plata por Días contados ya me sentí un privilegiado. Hoy, más».

SUBE: Francesco Perlac

El aristócrata italiano conde Perlac y gran director que fue del famoso hotel Don Pepe de Marbella, durante 37 años en la mejor y más brillante época de la Costa del Sol, ha escrito un interesante libro de memorias del que ha editado tan sólo ocho ejemplares con el título La adversidad no me doblegará para que sus hijos y nietos conozcan, cuando él ya no exista, toda la verdad de su apasionada y apasionante vida personal, privada y profesional. Y, por supuesto, la del hotel donde se alojaron desde el rey Juan Carlos hasta los Príncipes Grace y Rainiero y todos los ministros del Gobierno. Cuántas anécdotas podríamos conocer si hubiera decidido que sus memorias llegaran al gran público. Una de ellas, la de un ministro franquista que dormía con la pistola bajo la almohada. Se descubrió porque la olvidó y la encontró la camarera al hacer la cama.

BAJA: Carmen Borrego

La veterana tertuliana de televisión que acudió al programa ¡De Viernes! de Telecinco con alma conciliadora y talante amistoso para intentar reconciliarse con su hijo José María y repartirse un buen dinero. Tú sabes, querida Carmen, que te aprecio desde hace mucho tiempo, por ello no me ha gustado que hayas elegido la tele para dirimir tus problemas familiares como madre y como abuela. Me dio tristeza ver y escuchar tanta miseria. Y lo peor es que, a pesar de tus buenas intenciones, para la audiencia quedó que fue el maldito dinero de una exclusiva en la revista Lecturas que, en un principio, iba a ser una cosa conjunta con tu hijo y con su esposa. «Me pidió que abriese una cuenta a nombre de mi nieto para cobrar la exclusiva, pero no lo hice». Sin embargo, decidiste quedarte con todo el dinero: «Yo he cumplido la condena más grande de mi vida»

BAJA: Joan Laporta

Presidente del F.C. Barcelona, responsable, presuntamente, de una nueva polémica: la decisión de excluir el castellano en las ruedas de Prensa, permitiendo sólo preguntas en francés, inglés o catalán, idioma oficial del club, advirtiendo, en la última comparecencia previa a su debut en Champions League ante el Mónaco, que si hacían preguntas en castellano tendrían que ser ellos mismos los que la tradujesen al inglés así como la respuesta. «Recordar que tenéis servicio de traducción del catalán al inglés», informó el responsable de prensa en el arranque de la conferencia. Era sólo un recordatorio de la nota que el club había remitido previamente. Esta decisión del Barça ha provocado la indignación de la prensa española. «Si esto es una historia medio política para aislar el castellano, es ponerle puertas al campo», según Juanma Castaño.
 

Chsss…​

Ahora que ha muerto, cuarenta mujeres, algunas muy famosas, le acusan de ser un depredador sexual. ¿Por qué no lo hicieron cuando aún vivía?

En ella todo es artificio, aislamiento y exuberante desigualdad.

El contenido de la tercera entrega del serial sobre su vida «es una oda a la nada».

A veces hay eslóganes publicitarios que se incorporan al lenguaje coloquial y familiar. El último el de las Gaes: “Sí, sí, perfectamente».

«El vestido no puede ser mas cursi, feo y quedarle peor», ha declarado la famosa socialité Lomana, que de moda entiende mucho.

Miguel Ángel Revilla a Pablo Motos sobre el negocio más loco en el que se ha metido: exportar caracoles vivos a Francia. Cuando los llevaba en una furgoneta se escaparon al exterior, convirtiéndola en un extraño envoltorio.

Los éxitos de ese nuevo presentador se celebran como éxitos de quien le ha colocado ahí: el Gobierno.

La famosísima actriz que ha cumplido ¡¡¡90 años!!! fue la primera en ganar un Oscar sin hablar inglés.

El diseño de los célebres faros trapezoidales del Peugeot está inspirado en sus maravillosos ojos.

Llamó la atención la presencia del ministro de la Presidencia y Justicia del Gobierno de España en la presentación del libro del ex presidente español y consejero de Maduro. Blanco y en botella…
1. Al-Fayed
2 y 3. Georgina (qué obsesión tiene Peña)
4. Lo ha dicho
5. Lomana sobre un vestido de Tamara Falcó
6. Lo ha dicho
7. Broncano ( a Peña le pica su éxito)
8 y 9. Sophia Loren
10. Lo ha dicho
 
AZUL Y ROSA | MI SEMANA EN OKDIARIO

‘Mochi’: el brazo izquierdo del Rey Juan Carlos​




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El Rey Juan Carlos es noticia esta semana después de anunciar la publicación, el próximo mes de noviembre, de sus memorias escritas en Abu Dabi con el título Reconciliación. Y las ha redactado porque «tengo la sensación de que están robando mi historia. A sabiendas que mi padre siempre me aconsejó no escribirlas, porque los reyes no se confiesan y menos aun públicamente», como el mismo Don Juan Carlos reconoce. «Pero hablaré y me explicaré de mis errores y mis malas decisiones».
La Casa del Rey ha preferido no comentar la noticia. Seguro estoy que no ha debido sentar bien tal decisión, sobre todo a su hijo el Rey Felipe, quien, en un gesto de soberbia, renunció en su día a la herencia que pudiera corresponderle. «Va a tener que leer un libro de autoayuda para soportarlo», (Benjamín Prado).

Espero que el Rey (sí, rey) se refiera en sus memorias a «sus errores y malas elecciones» y a su actual situación física a causa de las caídas esquiando y las numerosas roturas de cadera que le han convertido en el hombre inválido que es hoy y que no quiere serlo, como publicamos ya en esta columna, renunciando a la silla de ruedas que utilizaron su padre, su madre, su hermana Pilar y hoy su hermana la infanta Margarita. Prefiere, desde 2012 caminar con ayuda de un bastón en la mano derecha y un brazo prestado, el derecho de Mochi, su lazarillo, llegando a ser la prolongación de sí mismo y de quien hablaremos hoy. «Tengo una salud de hierro, pero no me he librado de nada», me reconoció, no sin fundamento, en cierta ocasión.


Actualmente su estado de salud es tan irreversible que ya no hay solución. Tiene prótesis de cadera tras sufrir varias caídas, algunas cuando esquiaba. La primera, el 28 de diciembre de 1991, en las pistas de Baqueira (Lérida), al chocar con otro esquiador. El encontronazo le produjo varias y gravísimas roturas que obligaron a una larga intervención quirúrgica y a una convalecencia de varias semanas. A causa de este accidente, sufriría más tarde una fractura de la meseta tibial externa de la rodilla, teniendo que utilizar muletas. Y la fisura de la pelvis por una caída en las pistas de Gstaad por la que guardó cama un mes, usar bastones y un corsé pélvico durante bastante tiempo. Además, el 4 de septiembre de 2011 se sometería a una cirugía por la rotura del tendón de Aquiles. Y pocos meses antes, el 3 de junio, se le implantó una prótesis de su rodilla derecha.

A la aparatosa caída sufrida el 14 de abril de 2012 en Botsuana, con tan graves consecuencias, le siguió la producida por un mal movimiento durante su recuperación y otra a causa de su artrosis.

Su lazarillo​

Me he permitido recordar si no todos los accidentes sufridos por Don Juan Carlos sí la mayoría, para que el lector entienda por qué para moverse necesita la ayuda de Vicente García Mochales Mochi, que no sólo le acompaña en cada paso sino que le ayuda a darlos. Se trata de un teniente coronel de la Guardia Civil de 50 años, casado y padre de familia numerosa, a punto de ascender a coronel que, en el Cuerpo, es tanto como general del Ejército de Tierra, ya que en la Benemérita la inmensa mayoría de los componentes son simplemente números.

Mochi, como se le conoce en la intimidad, es mucho más que un simple escolta, que también los tiene, sino además su fiel escudero que, desde 2007, no sólo acompaña al Emérito sino que pone siempre su brazo derecho para que el soberano apoye el izquierdo y pueda caminar al ritmo que marca Don Juan Carlos, pisando donde pisa él sin ser de la Familia Real. En la mano derecha, Don Juan Carlos sujeta un bastón que le aporta elegancia, según Marian Benito, «aunque le haya costado asumir que esto no va de estética sino de estática». Por la forma de guiarle y el intercambio de miradas y sonrisas, se advierte que entre el Rey y su lazarillo leal, serio y firme se ha forjado una relación de amistad y complicidad.

Porque Don Juan Carlos se ha negado siempre a utilizar una silla de ruedas, repito, prefiere el brazo de Mochi.

En 2022, hubo un gesto que llamó la atención cuando el rey Juan Carlos se disponía a subir del Bribón al embarcadero y un escolta que no era Mochales le ofreció su mano. Sin embargo, el soberano hizo un gesto con la mano apartándole, porque a quien quería es a Mochi, que acudió inmediatamente para subir las escaleras de espaldas y que Don Juan Carlos pudiera subirlas de frente, agarrado a su brazo.

La caída en Botsuana​

En 2012 la caída, mientras se encontraba de cacería en Botsuana, «tropezó y cayó al suelo con tan mala fortuna que se fracturó la cadera. Allí terminó la fiesta y comenzó su calvario». La imagen del monarca cazando elefantes en el corazón de África mientras en España la Corona era asediada por los escándalos daría la vuelta al mundo. Diez años después, OKDIARIO reconstruyó, minuto a minuto, la crisis del elefante. Corina, la compañera sentimental entonces de Juan Carlos, tomó la decisión de acelerar su repatriación de Botsuana a España cuando el jefe de Seguridad del monarca le espetó con voz de preocupación: «El Rey se nos muere. Sufre una hemorragia interna».

Ese día fue Vicente García Mochales quien no sólo acudió en su ayuda sino que organizó la evacuación a Madrid. Accidente que fue recogido con todo detalle.

La última vez que se le vio dando su brazo al rey fue con motivo del funeral por Gómez Acebo. Juntos descendieron del avión que les traía desde Abu Dabi, donde residen. Y juntos llegaron al hotel donde se alojó «como si de un jeque se tratara», como tituló, tristemente, un periódico madrileño. Y, juntos, al templo donde tendría lugar el funeral y donde nadie, ni su hijo ni sus nietos, le dieron el brazo. Sólo su fiel escudero, su fiel lazarillo. «Como el Gran Capitán para los Reyes Católicos» (Marián Benito).

Y el último susto​

Nada más aterrizar el pasado lunes 23 de septiembre en el aeropuerto de Vigo, con el fin de participar en las regatas de Sangenjo, nada y poner un pie en tierra, don Juan Carlos resbaló perdiendo el equilibrio. No hay que olvidar que, a sus 86 años, su salud y su estabilidad está muy resentida y sus problemas son cada vez más evidentes. Y la presencia de Mochi obligada. Sin él, don Juan Carlos ya no viviría. ¿A su hijo, a sus nietos no les dará vergüenza?
D. Peñazo, últimamente está desatado y se atreve con todo.

Desconocía la nueva acepción que tiene la palabra soberbia, que ahora adjudica al Rey Felipe al tratar de no querer beneficiarse de las corruptelas del padre.

Mezcla el tocino con la velocidad referente a Juan Carlos...
¿Qué tienen que ver sus errores y malas elecciones en su reinado con no querer utilizar la silla de ruedas en sus desplazamientos?

Independientemente de sus anteriores caídas "deportivas", buena parte de su familia ha acabado con problemas de movilidad, por dolencias o abusos con el alcohol...
Y a cierta edad, las dolencias de la mayoría de la gente, se convierten en crónicas e irreversibles.

Por otro lado, los Reyes siempre han tenido ayudas de cámara, edecanes, etc.

Y no entiendo tanta loa a "Mochi" cuando está realizando el trabajo que tiene encomendado y por el que, a buen seguro, cobra un buen sueldo.

¿Porqué deberían sentir vergüenza el hijo y los nietos? Cada uno realiza su labor y D. Peñazo, ya hace la observación de que Juan Carlos solo se siente seguro con su ayudante y rechaza la ayuda de otros.
Por esa regla de tres, ¿deberían sentir vergüenza todas las personas que han puesto a sus padres mayores una "ayuda" para que puedan continuar en sus casas?
De que el otro día perdiera el equilibrio no está libre nadie, ni mayor ni joven.
 
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