Creo que tiene un problema. Antes ella era la imagen de su marca y vendía un ideal en el que todas las chicas querían ser como ella, la Laura soñadora en busca del amor. Pensó que abrirse un perfil propio en IG separado de la marca era una buena idea, que se acercaría más al público y ha sido todo lo contrario. Ha mostrado su boda y su casoplón hasta decir basta, una vida que solo está al alcance de muy poca gente. Y eso ha ido en consonancia con la subida de precios que desde la pandemia en adelante han tenido que hacer todas las empresas (textiles o no) para sobrevivir a la inflación. Pero tú no ves el día a día del dueño de Ryanair, ni de Marta Ortega. Lo presupones, pero no tienes una lupa diaria donde ver cual es su peluquería o a quién encargan las tartas. No hay nada más matador que ver cómo alguien vive tan bien a costa de lo que tú estás pagando. Y encima, no contenta con eso, lleva meses desvelando su estrategia empresarial en breve. Se intuye hasta su desesperación cuando deja caer que le quitan las franquicias de las manos… quiere que otros apuesten por lo que ella no puede reflotar