Por lo menos sabemos que otra plandemia no tendrá el beneplácito usano, por lo que es una alegría a considerar.Los tiene bien puestos. Ambos discursos merecen la pena, el de París y el de Munich. Les llama a la cara censores y dictadores. La cara de la Ursula era un poema. Por cierto, en Paris se fue tras dar su discurso, sin esperar a escuchar los de Macrón y la Von Brujen