Hoy el heredero del Shah de Irán, Reza Pahlavi II ha publicado un importante discurso en su sitio oficial en el que dice estár dispuesto a liderar la transición hacia la democracia en Irán. "Los iraníes no son vuestro enemigo. La República Islámica es nuestro enemigo común", dijo.
Agregó que los mulás han creado caos en Siria, Irak, Yemen y Líbano mientras intentan derrocar a los gobernantes de Arabia Saudita y Jordania.
"Durante 45 años, muchos de nosotros nos hemos visto obligados a vivir con miedo: miedo al próximo ataque terrorista, miedo a la guerra, miedo a la inestabilidad económica, miedo al chantaje nuclear".
Su Majestad el Rey Reza Shah II enfatizó que este temor no nació simplemente del conflicto sino más bien de las acciones de la República Islámica, que durante casi medio siglo ha tratado de oprimir a los iraníes mientras exporta su ideología revolucionaria a los vecinos de Irán:
"El régimen de Teherán es responsable de la muerte de cientos de miles de inocentes: iraníes, árabes e israelíes; cristianos, musulmanes y judíos".
Condenando a la República Islámica por su apoyo a los conflictos sectarios en países como Siria, Irak, Líbano y Yemen, y por usar a los palestinos como escudos humanos. Advirtiendo que la República Islámica ahora ha llevado al Medio Oriente al borde de la guerra. Su Majestad el Rey Reza Shah II hizo una clara distinción entre el pueblo de Irán y la República Islámica. En su declaración, dijo:
"Esta no es la guerra del pueblo iraní. Es la guerra de Ali Khamenei y su régimen. Los tiranos en Teherán esconden su belicismo en el nacionalismo iraní, pero no hablan en nombre de nuestra nación".
Subrayando que los crímenes cometidos por la República Islámica eran una profunda afrenta a los iraníes y a sus valores, así como un insulto a los pueblos y naciones de Oriente Medio, en contra del deseo compartido de estabilidad y prosperidad que trasciende fronteras y creencias, Su Majestad el Shah II habló de las aspiraciones de los iraníes, una visión de un futuro libre de miedo, división y odio:
"Para nosotros, los iraníes, el orgullo por nuestra nación y el amor por nuestro país no se consiguen a costa del odio, el antagonismo o el chovinismo. Los iraníes no son vuestro enemigo. Es la República Islámica nuestro enemigo común, el enemigo de todos los pueblos que buscan la paz en nuestra región".
No se trataba simplemente de un mensaje de oposición a la República Islámica, sino de un llamamiento más amplio a la unidad en todo Oriente Medio. Declaró que había llegado el momento de que la región dejara atrás su turbulento pasado y trabajara unida por un futuro de paz. En respuesta a los temores de que la caída de la República Islámica pudiera conducir al caos, ofreció tranquilidad y esbozó una visión para una transición pacífica:
"No permitiremos que un vacío de poder siga al colapso de este régimen. Hay una vasta coalición de iraníes patriotas, en el país y en el extranjero, dispuestos a intervenir para servir a nuestra nación y hacer la paz con nuestra región".
Su Majestad, Reza Shah II, prometió su compromiso personal con esta causa y que daría un paso adelante cuando lo llamaran sus compatriotas para supervisar la transición a la democracia y la reintegración de Irán a la comunidad internacional. Sus palabras tenían el peso de la historia y la esperanza, y señalaban una nueva era para Irán y el resto de Oriente Medio. Concluyendo con un mensaje de optimismo y determinación:
"La paz no es una reliquia de la historia ni un sueño lejano. Es una promesa que nos debemos a nosotros mismos y a nuestros hijos. Y juntos podemos hacerla realidad".
El discurso no fue sólo un llamado a la acción para los iraníes sino para todo Oriente Medio. Subrayó la urgente necesidad de unidad frente al extremismo y la importancia de aprovechar esta oportunidad histórica para construir un futuro pacífico y próspero para las generaciones venideras. Larga vida a Irán, Javid Shah