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¿Liza Minelli? Ay no sabía nada, pobre mujer por Dios. Siempre tuvo esa mirada triste, la verdad.
Lo de Lana y su hija con el gangster ese fue de película total. No se sabe exactamente qué pasó, si se lo cargó Lana, si lo mató la hija...tenía entendido que la hija era precisamente la que tenía que andar controlando las idas y venidas de la descocada madre y que la madre la protegía bastante. Lo último que leí sobre el tema es que la hija estaba harta del Stompanato y se lo cargó porque veía como maltrataba a su madre todos los días, esa noche se propasó y le arreó.
Los rumores eran que para que tanto judicialmente como socialmente se justificara su crimen dieron esta version aconsejadas por sus abogados, que en realidad todo era mas turbio. Lana, pobre, era adicta a las drogas y el alcohol ...una muñeca rota que pobres incluso han perdido la nocion del bien y del mal, su hija tampoco tuvo una vida facil y Liza Minelli tampoco. Todas han tenido multiples adicciones, Judy Garlan la madre de Liza tampoco, Minelli la zurraba cuando se ponian los dos colocados
PIENSE EN UN EXCESO: ELLA LO COMETIO

POR FERRAN VILADEVALL


Judy Garland, la niña prodigio, la mujer de los excesos.
Se abre el telón, aparece una mujer disfrazada de niña con las manos a la espalda. Un vestido ancho para esconder sus curvas, y unas trenzas que ya no van a juego con su tez adulta. Entre bambalinas suenan insultos, mientras la platea aplaude a rabiar.Ante la esquizofrenia del momento, la mujer saca unas pastillas del bolsillo del vestido y se las traga con una botella de licor que escondía detrás. Pero una vez tragadas, no para. Sigue engullendo el alcohol hasta la última gota. Una vez terminada, tira la botella al suelo del escenario y ésta se rompe. A los pocos instantes se desploma y cae encima de los cristales rotos y se cierra el telón. Esta podría ser la versión teatral exprés de la vida de Judy Garland.
Una existencia intensa, llena de episodios escabrosos que erizan el pelo y momentos melodramáticos que hacen sacar el pañuelo para secar la lagrimilla. Un cóctel de infortunios que la llevaron a la muerte en junio de 1969, víctima de una sobredosis accidental de barbitúricos. Fue un punto final prematuro, pero no extraño.Dos años antes había dejado claro que su camino en esta tierra estaba cerca de llegar al final. «Cuando has vivido la vida que me ha tocado, cuando has amado, sufrido y has sido inmensamente feliz y desesperadamente triste, pues bien, entonces te das cuenta de que nunca podrás digerirlo quizás es mejor morirse antes», dijo.
Es ahora, casi 40 años después de su muerte, que hay estómago para recontar su vida. Será en forma de película y obra teatral.No está claro qué llegará antes. Lo único que se sabe es que la actriz Anne Hathaway será la protagonista. La chica, de 26 años, ya ha demostrado que tiene lo que hay que tener. No sólo delante de la cámara, sino en vivo. En la pasada edición de los Oscar, Hathaway participó brevemente en la ceremonia junto a Hugh Jackman, que hacía de presentador. Cantó -con voz poderosa-, y a pesar de su apariencia desgarbada y la diferencia de altura con Garland que medía metro y medio por los 1,73 de ella, tienen un aire.
ABUSOS, INFIDELIDADES...
La base para la trama se sacará de la biografía escrita por Gerald Clarke y que lleva por título: Get Happy: The life of Judy Garland.El libro, publicado en el 2001, ha ganado la partida a las más de 20 biografías sobre Garland por sus detalles y fuentes utilizadas.Clarke invirtió 10 años de investigación e hizo cientos de entrevistas que le llevaron a encontrar material nuevo, como ese paquete de documentos encerrados en unos juzgados de Tennessee durante 90 años que sacaron a la luz información nunca antes revelada del padre de Judy, un tal Frank Gumm. O las muchas horas de cintas grabadas por ella misma al final de su vida, recordando capítulos con detalle, e incluso un manuscrito inacabado de Garland que pretendía ser su versión de los hechos. Su vida, vaya. Inestimable fue también la biografía inédita de Dorothy Ponedel, su maquilladora y confidente durante décadas.
La nueva Garland será más alta, pero mantendrá su trágico final.La duda es lo fieles que serán los guionistas a las vicisitudes y escabrosidades. ¿Saldrá el maltrato? La cantante era como un saco de arena. De esos a los que se les pega con saña. Tanto sus jefes como su familia y sus amantes ensayaron sus malas artes con ella, un ser frágil. Su madre, por ejemplo, ya le daba anfetaminas a los 4 años mientras regentaban un teatrillo en Minnesota donde las tres hijas -Judy era la pequeña-, se debían al negocio familiar del vodevil. Sin tregua.
¿Retratarán los abusos sexuales a la que supuestamente los productores de la Metro Goldwyn Mayer la sometieron? Se dice que el mismísimo Louis B. Mayer, uno de los fundadores del legendario estudio, le tocó los pechos en alguna ocasión y se dedicó a minar su autoestima llamándola constantemente «mi pequeña jorobada». Una referencia directa al hecho de que Garland estaba lejos de las bellezas del momento como Lana Turner o Rita Hayworth. Además, Mayer, ansioso por poder ordeñar a Garland, evitó que las autoridades la ingresaran en un centro de rehabilitación.
¿Y los engaños? Su segundo marido, el director Vincente Minnelli -el de Un americano en París o Gigi-, la engañó con hombres mientras ella hacía lo propio con un Orson Welles delgado, el de la buena época, Frank Sinatra, Glenn Ford, Yul Brynner y Tyrone Power por dar algunos nombres, y con alguna que otra mujer.
Sid Luft, su tercer -marido que no amante-, le robó millones de dólares y, el cuarto, Mark Herron, también la dejó perpleja cuando supo que había pasado por la cama de su hijo político -y marido de Liza Minnelli-, Peter Allen.
Lo que no admite discusión son los intentos de su***dio y los prontos violentos. Clarke revela que la Garland atacó a su hijo Joey -habido de su matrimonio con Luft-, con un cuchillo de carnicero. Que Minnelli le provocó la desesperación con sus traiciones e intentó quitarse la vida cortándose las venas sin mucho convencimient
¿UN PADRE «GAY»?
Al final, Garland consiguió su objetivo. «Poner fin a la oscuridad», como dijo después de su primer asalto con la muerte. Un destino que ya estaba escrito desde su nacimiento en Grand Rapids, Minnesota el 10 de junio de 1922, cuando llegó a casa de los Gumm, Frank y Ethel, actores de vodevil. A los dos años y medio ya subía al escenario junto a sus dos hermanas, formando al poco tiempo el trío «The Gumm Sisters». Los problemas, sin embargo, empezaron pronto. Salieron rumores de que el padre, a quien Judy siempre tuvo en gran estima, intentaba ligar con clientes masculinos del teatro. En esos días, todo un escándalo. Así que tuvieron que trasladarse a California. Judy sólo tenía 4 años. Allí, Ethel, la madre, emprendió una cruzada personal para explotar el talento de su hija, convirtiéndose en una terrorífica stage mum -término que define a aquellas madres obsesivas que no se detienen ante nada para conseguir el triunfo económico de sus hijos en el mundo de la farándula-. El apellido Gumm -que suena como chicle o encía en inglés-, era una condena. Así que tanto Judy como sus hermanas se lo cambiaron en 1934. Oficialmente, sin embargo, no fue hasta 1967 cuando Garland lo hizo legalmente.
Y pronto entró la Metro. Judy tenía 13 años cuando el estudio se fijó en ella gracias, en parte, al impulso de la madre que ponía a sus hijas a tiro de cualquier cámara. La buena noticia quedó teñida por la muerte de su padre, a causa de una meningitis espinal. Con él, desaparecía cualquier apoyo. Lo que le hizo buscarlo en hombres mayores.
CONTROL DE PESO
En la Metro permaneció 15 años. Se hizo artista -al lado de Mickey Rooney con quién protagonizó casi una docena de películas-, pero también se fraguaron las bases de su adicción y su frágil autoconfianza.La presión de no ser tan bella ni tan esbelta como otras, fue una cruz que el estudio hizo cada vez más grande. Y claro, le dieron anfetaminas para poder explotarla más tiempo y así, de paso, controlar su peso. Sin embargo, el éxito de El mago de Oz, en 1939, pareció encontrar una justificación a los abusos.Para más inri, le concedieron un Oscar especial.
Todo parecía ir muy rápido. Tanto que a los 19 ya se casaba.Fue con David Rose, jefe de una banda musical. Con Rose empezaba su rosario particular por lo que los católicos llaman el sacramento del matrimonio. Cinco intentos, cuatro fracasos. «En el silencio de la noche he deseado, con frecuencia, tener unas pocas palabras de amor de un hombre antes que los aplausos de miles de personas», declaró en una ocasión. Estaba claro que necesitaba amor verdadero.
En 1950 empezó el declive. La explotación, los desengaños, la maternidad -tuvo a Liza Minnelli en 1946, a Lorna Luft en el 52 y a Joey Luft en 1955-, hicieron mella. Tuvo crisis nerviosas, perdió contratos por su poca profesionalidad y empezó a beber.Por encima de todo, estaba el odio hacia su madre a quien acusó de robarle sus ingresos cuando era una niña y de ser buena «sólo para crear caos y miedo». La prensa se encargó de elevar esta riña familiar a la enésima potencia. Cuando Garland nadaba en un mar de dólares, sacaron a relucir que la madre trabajaba de administrativa por 61 dólares a la semana. En 1953, la encontraban muerta en un aparcamiento de la empresa donde trabajaba. Un misterio más de los que pueblan el Hollywood dorado.
Dañada y envejecida, recuperó el esplendor como cantante en la década de los 60. Ganó varios Grammy y parecía haber recuperado la sonrisa cuando falleció. Todo un guión. Ahora sólo hace falta que Anne Hathaway lo haga bien. Por si acaso, la Garland avisa: «Es mejor ser una buena versión de uno mismo que una mala de otra persona».

Judy Garland
l La niña prodigio, nacida en 1922, creció sobre los escenarios explotada por su madre.
l Se casó cinco veces, en lo que fue un 'via crucis' de infidelidades y malos tratos.
l Su hija Liza, fruto de su matrimonio con Vincente Minnelli, siguió sus pasos de excesos.
«Biopic». Anne Hathaway dará vida en la gran pantalla a la actriz de «El mago de Oz».