Doy fe. Uno de mis cuñados estudia en Valladolid y fue al bolo de Jaime (era uno de esos tres, probablemente lo reconociste, prima, así alto y con el pelo cortito, muy delgado) porque le dije que echase un vistazo para luego poder contaros en primicia lo mal que había salido todo, pero es que solo me contó cosas buenas y me dio mucha vergüenza decirlo por aquí.
Mi cuñado resaltó del bolo la capacidad que tiene Jaime para hilar canciones sin que se note el corte y la buena música que pone, de esa que gusta a todo el mundo (porque él es muy clásico y no le va lo de hoy en día). También que aceptaba peticiones de los asistentes sin poner mala cara (que no es fácil, hay DJs que son muy altivos, pero Jaime es humilde a más no poder). Además, pagó los refrescos que estuvisteis tomando.
Subió a su IG una foto de Jaime pinchando (porque, como dices, no pudisteis acercaros más allá de vuestros asientos) y varios amigos más han empezado a darle apoyo para que esas denuncias saliesen adelante, por lo que han creado una pequeña legión de barrealers vallisoletanos.
El mundo es un pañuelo, prima.