Añade que los futbolistas son productos comerciales del gran negocio del fútbol. Y los clubes cuidan sus productos. Casarse y tener cinco hijos aleja la sospecha de la homosexualidad.
A algunos jugadores los casan a la carta. Siempre con señoras estupendas que aceptan el encargo porque van a salir de ahí forradas. Luego hacen falta fotos en redes del triunfador: casado con la mujer perfecta, hijos por todas partes, millonario, con alguna amante puntual. Los hombres tienen ese concepto del éxito total, del campeón, y los clubes lo ofrecen para crear ídolos que puedan ser admirados.
El día que se haga la luz en la gran mentira del fútbol, vamos a flipar.