Eugenia Osborne nos abre las puertas de su casa, el coqueto chalet adosado en el que ha empezado una nueva vida con sus tres hijos y su perra, 'Max', tras su separación.
Su nueva etapa comienza en una zona muy céntrica de Madrid, pero tan tranquila que no lo parece: "Es una casa monísima, no supermoderna, pero acogedora. Y la zona me gusta mucho porque me recuerda a Inglaterra, y a mi abuela. Yo tengo mucha parte de las dos".
A mí no me pegaban ni con cola. Él era un hombre guapo, tenía mucha presencia. Era un tipo que llamaba la atención y desde siempre fue muy narciso. Ella era agradable, pero no la encuentro guapa, ni vistosa. Lucía sencilla y aterrizada, pero también transmite cierto deseo de no ser observada, de pasar desapercibida. Hay mujeres menos atractivas pero que con su forma de vestir y de actuar transmiten carisma, magnetismo. Ella no. Se me hace la víctima perfecta para un narciso.