Edito para añadir que este mensaje iba en respuesta a
@Lumbanica, que no lo cité.
Pues, prima, no sé qué decirte.
No estoy segura de poder transmitir exactamente lo que me produce esta fiesta.
Desde el punto de vista suyo, personal, esta fiesta me parece una barrabasada. Cero invitados, un lugar poco apropiado para una fiesta íntima, en pleno embarazo “no deseado” y con el marido en crisis existencial. Las amigas que se las ve más falsísimas, la AJU de palmera, todo mendigado, ella creyéndose Venus saliendo del mar… Todo inapropiado y fuera de lugar. La fiesta hortera. Los regalos seguro que también mendigados. Todo el día produciéndose para un evento que se considera íntimo y en familia… o sea, todo terrible desde el punto de vista de rata sin vida con años de experiencia en pepitología avanzada.
Peeeeero,
Si lo miro desde el punto de vista de lo que ella ha vendido hoy en Instagram, me parece una jugada extraordinaria. Para mí las publicaciones de hoy son puro contenido: ella vestida con el camisón de Cervantes de 4000€ y maqueada a base de photoshop. Planos cortos, pero bonitos y llenos de luz, algún gesto cariñoso con algún invitado, regalitos, mucho color. Son fotos muy vistosas, y ha tenido más feedback en ellas que en cualquiera de sus últimas publicaciones desde que volvió de Madrid. Te guste más la fiesta o no, el estilo o no, sea más hortera o no, su fiesta se está comentando, y de ella se está hablando otra vez. ¿Mal? Puede que sí, pero esta semana seguro que alguna revista se encarga de repostear “la maravillosa babyshower primaveral” de Alexandra Pereira. Y aunque no lo parezca, el rollito de ser “internacional” también le justifica muchas de sus idas de olla, porque se ve hasta diferente de lo que hace el resto. Insisto: aunque sea para mal. Porque al final, después de tantas, la gente que la sigue desde la tibieza lo único que te diría es: te puede gustar más o menos, pero es que Alexandra es así.
Ella hoy está contentísima porque su puesta en escena ha salido como quería. Que su casa, su vida personal o la estabilidad emocional de su hijo y de su futuro bebé requiera atenciones es secundario. Ella vive para esto. Para verse hoy divina en unas fotos y leer los comentarios de las flanas. Y de paso enganchar a nuevas adeptas despistadas que la vean como algo inaudito en la masa de las influencers.
No sé. Será que hoy inhalé demasiado incienso, pero me parece que con este evento ha salido ganando de cara a lo que ella pretende mostrar.