Se cree que enseñar su rutina de noche con el pijama de Baby Yoda hace que la gente la sienta cercana, pero ganaría mucho más si hiciera algo de verdad, algo para ella, para su familia, por puro amor, sin pensar en colaboraciones, en marcas, en ser más que nadie, en envidias… y luego si quiere, enseñarlo. Cuánto más auténtico hubiera sido dejarse llevar y que quizá su hermana, sus padres, hubieran organizado una merienda e invitado a sus “amigas” aunque sean las dos que la miran con ojos de quererla poco. Ella que siempre se describe como introvertida, pues mostrar que eso es lo que realmente le apetece. Pero no, ella tiene que intentar llegar al nivel de Ordovás, que se huela el lujo aunque sea por un vestido horrendo. Jamás hace algo así, REAL, un viaje, una comida… nada lo vive por ser vivido, solo por ser enseñado. Qué miseria, me moriría de pena.