Cuando os encontréis a Putin en una piscina rodeado de fornidos guardaespaldas, tatuados y con cruces de oro, los tatuajes os pueden indicar muchas cosas.
En la época soviética los prisioneros comunes -miembros de mafias- se tatuaban a Lenin, Stalin y Marx en el lado izquierdo del pecho. La razón era que así los guardias no les podían disparar porque iban a disparar a las figuras de los líderes comunistas...
Cuando llegó la perestroika había que protegerse de otra forma, así que acudieron a la religión.
Así comenzó la costumbre de tatuarse iglesias ortodoxas, vírgenes y cruces, porque no se podía disparar a la imagen de la Virgen ni a la cruz. Dentro de esta situación comenzó a crearse una simbología propia de estos tatuajes.
El número de cúpulas de la iglesia indica el número de condenas que ha tenido el preso.
La Virgen María con el niño indica que empezó a ser delincuente cuando era niño.