Si se trata de escribir sobre Rusia, siempre están igual. Lo malo es que todas esas impresiones y críticas van calando en los occidentales.
Creo que calaban más antes, con la prensa escrita, cuando sólo podías acceder a esa información y comentarla con gente cercana, que no entendía bien qué pasaba fuera.
Ahora cala menos porque podemos ver otras realidades en internet, y notamos que hay cosas que no son lo que la versión oficial del momento cuenta. Cualquiera que tenga un poco de curiosidad e interés puede fisgonear por otros mundos.
Cala en personas que necesitan la versión oficial para pensar así y sentirse personas de bien con su superioridad moral bien protegida. También cala en personas mayores que en los 60 tenían una utopía y pensaban que podrían cambiar el mundo, pero el mundo no ha cambiado según ellos pensaban y si cambian de forma de pensar se derrumban, porque esa utopía ha sido una parte importante de su vida. Hay personas así, pero muchas otras que no. Hay personas que fisgonean por los rincones y encuentran otras opiniones y otros mundos.
Leyendo The Jerusalem Post el otro día (fisgoneando), vi que la línea editorial está muy definida en contra de Rusia y a favor de Ucrania. Pero, sin embargo, los comentarios de los judíos americanos e israelíes estaban divididos y una buena parte de ellos no apoyaba a Ucrania porque tienen presentes las estatuas que hay en Kiev de Bandera, Petliura (colaboradores con los nazis para aniquilar judíos), también de un líder cosaco que organizó pogromos contra los judíos, y las celebraciones de los nacionalistas actuales, con su simbología.
Algunos comentaristas hablan de los miembros de sus familias que fueron asesinados. No lo pueden olvidar.
También dicen que Zelenski está casado con una cristiana y sus hijos bautizados, que sólo es judío para pedir armas y dinero a Israel, y que nunca ha apoyado a Israel, que votó en contra de Israel en la ONU. Que no ha hecho nada por quitar las estatuas de los colaboradores de los nazis...
Una opinión que me parece muy sensata, dada su historia y su situación, es la de no meterse en el conflicto. A ellos no les conviene entrar en ese conflicto. Tanto en Ucrania como en Rusia sufrieron antisemitismo durante siglos, aunque en Ucrania fue mucho peor y sabemos como acabó la historia.
Por mucho que la prensa les diga el pensamiento que deben tener (también quieren convencerlos de que defiendan a Soros por el antisemitismo que éste sufre, aunque no se dejan) ellos tienen su historia familiar y una cabeza pensante. No les cala porque tienen razones profundas para que no les cale.
Nosotros también tenemos cada vez razones más profundas para que no nos cale porque la vida se hace más difícil y no es, precisamente, por Rusia.