Dios, es que no puedo!!!
Mira Noemí, por si me lees:
Me preocupa profundamente el aumento de discursos y propuestas que, bajo la etiqueta de empoderamiento y bienestar, ofreces como soluciones rápidas y simplistas para problemas complejos. Prometer que un libro o un taller pueden, por sí solos, romper patrones tóxicos, sanar traumas o alcanzar la libertad personal no solo es poco realista, sino también irresponsable. Abordar estas áreas sin la formación adecuada puede generar frustración, culpabilizar a quien no logra los resultados prometidos y, en el peor de los casos, retrasar la búsqueda de una ayuda profesional real.
El problema no es hablar de bienestar o crecimiento personal, sino hacerlo desde un enfoque que prioriza tu marketing sobre la ética y la evidencia. Mezclar prácticas no reguladas con términos propios de la psicología crea un mensaje confuso y peligroso, sobre todo para quienes buscan apoyo en momentos de vulnerabilidad. La salud mental y emocional no debería ser un nicho de mercado donde cada vendehumos se inventa su método, sino un espacio de cuidado, respeto y profesionalismo.