Sí, parece que sí se investigó, siempre se ha hablado de una caja fuerte para guardar toda la mierda de Ficticia...Es cierto que a JC le pilló el anuncio en una cacería y dijo "este niñato se carga la monarquía y yo me lo cargo a él"...Hola preguntó a contactos de zarzuela y le dieron via libre para que publicara la entrevista de Russo...Sí, que ha tenido amantes mientras estaba casada con felitonto...Ya lo conté hace mucho tiempo....
Sí, que ha tenido amantes mientras estaba casada con felitonto...Ya lo conté hace mucho tiempo....[/QUOTE]
El material gráfico estuvo a punto de ser publicado (supongo que por orden de JC para cargársela definitivamente antes de que lo destronasen, al final perdió la batalla).
Del Pozo escribió dos artículos revelando las infidelidades de la asquerosa KK y de los demás, también asquerosos, miembros de la FR.
Subo dos artículos para recordar los
detalles.
EL RUIDO DE LA CALLE
Avería de los Príncipes
RAÚL DEL POZO
Actualizado: 28/01/2014 18:34 horas
En el Palacio Real siguen las sombras de Antonio Pérez, la princesa de Éboli y Lady Di.
Tal es el grado de intriga, que sospecho que la abdicación del Rey sería un riesgo para la estabilidad del país y para la Monarquía parlamentaria, ya tocada con otros escándalos que nos asedian.
Los cortesanos se alinean a diferentes apuestas y, como en los tiempos de la Leyenda Negra, muchas de las intrigas vienen de Londres, ciudad a la que visitan de tapadillo los miembros y miembras de la Familia Real. Los reyes, según Voltaire, se parecen a los matrimonios traicionados, nunca saben lo que ocurre; aquí en España, como en Francia, los cornudos de cualquier sangre -Real o plebeya- son los últimos en enterarse.
No sé si el Rey, el presidente del Gobierno o el líder de la oposición conocen algunos de los mensajes con los que los comensales disparan las novelerías de los Príncipes de Asturias. Desde hace unos meses, los secretos de alcoba, romances y escapadas son de dominio público.
Ahora se ha vuelto a repetir el escándalo de la pérdida de aceite del aeroplano. El Príncipe de Asturias iba al Nuevo Mundo, que en otro tiempo los españoles atravesaban con barcas al hombro, y se ha quedado tirado en un aeropuerto de Santo Domingo porque el Airbus destinado a los viajes de la Familia Real ha vuelto a averiarse. Pero, ¿en qué país vivimos? Don Felipe ya tuvo que suspender un viaje a Brasil por otro percance y ahora ha llegado con retraso a la toma de posesión del presidente de Honduras.
La avería del Airbus de las Fuerzas Armadas coincide con la avería matrimonial de los Príncipes de Asturias. He hablado con, por lo menos, tres altas autoridades del Estado que en los últimos tiempos han sido testigos de broncas entre Don Felipe y Doña Letizia. Una alta dirigente política de Madrid me contó cómo Doña Letizia se burló en público y de forma ruidosa el otro día de la falta de ingenio de su marido cuando éste dijo «Nosotros somos unos mandados» porque el protocolo les hizo esperar.
Las broncas entre matrimonios carecen de importancia, si no fuera porque en este caso las habladurías indican que la pareja está en una seria crisis. Como si se tratara de los personajes del cuore, en todas partes se informa de los viajes intempestivos de Doña Letizia, después de cambiarse los zapatos de raso y ponerse los de cordobán. Serían pequeñeces la falta de la alianza o su pasión por los rockeros electrónicos (a él le gusta juntarse con los niños pijos). Sin alianza, sin maquillaje, sin peluca, la Princesa asiste a los conciertos o se pone como un basilisco cuando en la calle hacen fotos a las infantitas.
Asturiana, rebelde y ambiciosa, menospreciada por el Rey y las Infantas, se negó, e hizo bien, a continuar la historia masoquista de las reinas de España. Sigue siendo siendo hermosa, es decir, peligrosa, pero debiera saber que su vida privada es una crónica electrónica y que su matrimonio puede tronar por los aires.
EL RUIDO DE LA CALLE
'El duende de Palacio'
ULISES
RAÚL DEL POZO
Actualizado: 06/02/2014 21:07 horas
Me lo larga un áulico, cortesano o pastelero: todo mejora en Palacio, hay más trasparencia, más conversación, menos cotilleo, pero estamos agobiados por El duende de Palacio, como si hubiera permanecido en el aire aquel demonio del que decía la copla popular, en los tiempos de la agonía de los Austrias: «Sin tener nada de místico / se introdujo a ser gramático / de los grandes era un tósigo / de Carlos II un duende / y de la Reina un preámbulo».
Me cuentan que el Rey se ha recuperado, que está muy bien, tiene una pinta espectacular, ha cumplido a rajatabla las indicaciones del cirujano Miguel Cabanela, que son: aguantar el dolor, hacer ejercicio y menos pastillas; no se va a recuperar tan rápidamente como un chaval, pero va por el buen camino.
Todo mejora, pero el oscuro fantasma sigue encima de nuestras cabezas como aquel favorito de una princesa que plagó la Corte de chismorreos. ¿Los Príncipes de Asturias? El Príncipe pasó el Rubicón en el Río de la Plata, cuando fracasó lo de los JJOO y él salió con una imagen radiante. No pasa nada, a las malas, se divorcian y ya está. Lo peor de todo es El duende de Palacio, que no está desterrado en Filipinas, como aquel otro, sino en Europa, dando la tabarra y llenando Madrid con puñaladas de pícaro y mensajes obscenos enviados a unos cuantos personajes relevantes.
La declaración de la Infanta Cristina ante el juez Castro no nos preocupa tanto; la ha preparado junto a su marido, Miguel Roca y Jesús Silva en un aparta-hotel de Barcelona. La infanta está muy serena, muy tranquila. El interrogatorio del juez Castro será breve. Seguramente dirá que es ajena a los negocios de su marido. La Policía y Hacienda informan de que no hay delito fiscal y no la pueden procesar sin causa. Saldrá bien.
Lo que nos hace la vida imposible son las insidias del duende. Le pregunto al áulico: «¿Por qué no lo metéis en la cárcel?». Y él contesta: «Porque es un soplón y puede llenar España de insidias y de morbo». El arribista aspira a ser valido en el futuro.
P. D. Luis del Rivero, al que ayer dediqué mi columna sobre el Canal de Panamá, me ha enviado el siguiente correo: «El artículo ha quedado muy bien, sin embargo, existen unos pequeños errores que convendría modificar cuando creas oportuno: a mi nuera no la han despedido (mis fuentes dicen que sí), cada barco postPanmax paga 400.000 dólares, no 4.000, y los ensayos en modelo reducido demostraron que pueden pasar 2,7 barcos más (no un 2,7%)».