A ver, tener una buenísima pensión que cubre de sobra absolutamente todos tus gastos y los de tus hijos, te permite trabajar cuándo y dónde te plazca. O no hacer nada en absoluto.
Es verdad que ha ganado dinero, pero también es verdad que de su bolsillo nunca ha pagado prácticamente nada y por eso tiene un cierto colchón.
La Preysler precisamente no está en su mejor momento, porque lleva varios años sin que nadie le sufrague el altísimo tren de vida que ha tenido siempre. No está necesitada, ni en la ruina, no es una mileurista, pero hace ya años que sus hijos apoquinan pasta cada vez que están con ella, cuando antes los que pagaban todo eran las parejas. Con el escritor se llevó un chasco y un enfado monumental.
El dinero se esfuma si vives a lo grande y trabajas poco. Sara puede permitirse hacer pocas cosas y vivir hacia adentro porque sus gastos y necesidades los tiene cubiertos, al menos hasta que sus hijos sean adultos.
