A mí la casquería me gusta mucho: los callos, las mollejas... Pero al hígado encebollado le tengo inquina y más aún a los filetes de hígado.

De pequeña los comía pero ahora no puedo ni olerlos...
Y es pensar en esa casa que ya tiene que oler de por si muy mal (nula higiene más un perro que seguro que no sacan a pasear...) y le sumo el olor del hígado y
Recuerdo hace años que un compañero de trabajo llevó hígado encebollado para comer (comíamos de táper). Pues a unos cuantos nos fastidió la comida esos olores tan fuertes y le tuvimos que pedir que por favor no lo llevase nunca más.
Imagino que Jon se siente al lado de su madre en clase pero quien esté al otro lado de Maite tiene que pasarlo muy mal...