Yo confieso que hubo una etapa en la que seguí a la Txunga y que me entretuvo, pero me duró 10 minutos. No hay quien aguante tanta falsedad, tanta pastelada… Estoy muy a favor de mirar el lado positivo de las cosas, pero esta tía positiviza incluso lo injustificable: que su hija tenga un perfil tan subido de tono con 15 años no es ni medio normal. Al hijo mediano le trata como si tuviera alguna tara, con ese discurso de “pobrecito mío” y ahora he visto que se ha sumado a la moda de perder peso a lo bestia (seguro que a base de pinchazos) y también es bonito.
Todo suena mal en esa cuenta. Nada es claro. Nada es normal. Es que apesta a decorado de serie mala de televisión.
Por cierto, no sé quién se invento lo de Carapala, pero de verdad, lloro de risa cada vez que lo leo.