No es tan fácil ignorar la voluntad de un hijo moribundo en la flor de la vida, tú único lequio y hasta lequio impidió que se suicidara recordándole que la tenía que cumplir
Te doy parcialmente la razón. Explico por qué.
Lamentablemente he tenido que despedirme de mucha gente muy importante que se ha ido a una edad temprana. De mis padres no recuerdo. Pero sí del padre de mi hijo, que falleció con poco más de 30 años de un cáncer cerebral fulminante.
Al final, hablo ya de hospitalizado en paliativos, dijo muchas cosas. Que vio, que sintió, que pidió.
Algunas eran sencillamente incumplibles desde la lógica. Y tocó explicar en algunos casos y ya al final del todo dedicar mentiras piadosas llenas de amor.
Porque por poner un ejemplo idiota. Digamos que toda la ilusión de su padre es que mi hijo fuera futbolista, pero mi hijo quiere ser astronauta. ¿Dónde debo poner mi esfuerzo de verdad?
Pues en asegurar al que se va que haré todo lo posible porque su hijo sea feliz, que es lo importante, lo que él en realidad querría enfermedad aparte.
Quizá Aless, si llegó a pedir aquello, no era consciente , o no era consecuente, o no tenía en cuenta toda la proyección que eso indicaba.
Quizá, solo quizá, Ana podría darle un tratamiento de amor en ese momento y jugarle que su legado perdurará y hacerlo mediante la Fundación o mediante el libro o cualquier cosa. Mediante, pero no a costa de.