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Manolito el pollero​

Fue un poeta breve, rico de talento, generoso de ideas, amigo hasta el fin, enemigo de la vanidad y el autobombo. Escribía sus versos en servilletas de los bares y las dejaba hechas un burruño entre cáscaras de gambas y colillas de cigarrillos​

03/07/2024Actualizada 01:30
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Tenía pensado escribir el pasado 29 de junio, día de San Pedro y San Pablo, de Manuel Fernández Sanz, Manolito el Pollero, en el aniversario de su muerte. No lo conocí. Guardo de él su excepcional poemario, editado por Camilo J. Cela en 'Los Papeles de Son Armadans'.
Cuando con los otros niños
En Belén jugabas Tú,
¿Sabías, o no sabías
Que eras el Niño Jesús?
A Manuel Fernández Sanz, poeta genial, autodidacta, vividor, se le conocía como El Pollero, porque nació en la Pollería de sus bisabuelos, en la calle de Tetuán de Madrid, antes Negros, en septiembre de 1900. Y falleció en Oviedo, después de invitar a una copiosa cena a don Camilo, con ventresca encebollada, salmón de Asturias, «foie gras» de Estrasburgo, chorizo de Cantimpalos y un «ragout» de vaca «capaz de levantar a un muerto, y todo ello regado con un tinto riojano de la mejor cosecha» según escribe Cela en el prólogo de su único libro, «Silva, Grillera y Cigarral de Manolito el Pollero». Cela comía y Manolito miraba, porque tenía la muerte en sus ojos y le habían prohibido los doctores comer lo que le gustaba y apetecía: «Todo menos que se muera mientras su amigo Cela come. Es de mala educación». No obstante, el paganini de la última cena del Pollero fue el propio Manolito, que era desprendido, despilfarrador y caprichoso.
Menudo y cernido nieva,
El copo a las lomas lleva
Su candor.
Desnudo, recién nacido,
Yace entre Paj*, aterido
El Señor.
Mirad, fundida en el suelo
La estrella de caramelo
De David.
Mirad, la Corte escarchada,
Pastores de la cañada
De Madrid.
Manolito el Pollero fue un grande y simpático poeta sólo conocido por sus amigos. De Cela a Tono, del joven Mingote a Medrano, Manolo Alcántara y pocos más.
Se escalonan los añiles
De las claras. Calle abajo,
Desfilan los albañiles
Hacia el tajo.
El dibujo antiguo de la castañera en cualquier esquina de un barrio cualquiera de Madrid.
La castañera, en la esquina,
Rebujada en su mantón
Rescolda el hogar de encina
De su latoso fogón,
Y, mientras de frío muere
Y sus pobres manos treman
Ateridas por la helada,
Con voz, plañe destemplada:
¡Calentitas! ¿Quién las quiere,
Que ahora queman?
Fue capaz de escribir una nana al pie.
A la nana, nanita, nana,
Duérmete, chiquirritín,
Dentro de tu calcetín…
De lana.
Y en las reuniones de los poetas y escritores, siempre le requerían que recitara 'El Niño y las Ranas'.
Al pasar junto a la charca
El niño me preguntaba:
- ¿Qué son las ranas?
- Pues mira, niño, las ranas…
- ¿ Y por qué cantan?
- Pues mira, niño, las ranas…
- ¿Y por qué saltan?
- Pues mira, niño, las ranas…
- ¿Y por qué nadan?
- ¡Y no tuve más remedio
- Que tirar el niño al agua!
Fue un poeta breve, rico de talento, generoso de ideas, amigo hasta el fin, enemigo de la vanidad y el autobombo. Escribía sus versos en servilletas de los bares y las dejaba hechas un burruño entre cáscaras de gambas y colillas de cigarrillos. Era un madrileño castizo que desconocía su condición. Casi toda su obra se perdió en la basura de las tabernas y los restaurantes.
Aquel 29 de junio, Cela se hallaba fuera de España. Y fue enterrado en el cementerio de Cornellana. Cargaron con el ataúd que contenía sus restos cuatro amigos, en una inhumación rápida y destemplada. José Antonio Medrano, Manuel Alcántara, Mariano Povedano y Dionisio Gamallo. Cuatro poetas.
Me pregunto, con la cantidad de merluzos que dan nombre a las calles de Madrid después del paso por el Ayuntamiento de los resentidos de la Memoria Histórica, si sería posible que Manuel Fernández Sanz, Manolito el Pollero, el último poeta castizo de la capital del Reino, estuviera presente en una calle, una plaza, un recodo de este nuevo Madrid que le asombraría por su grandeza. Un Madrid entregado también a sus genios humildes.

Más de Alfonso Ussía​

 

Puentazo​

Dada la cercanía de la compañera Delcy con el Gobierno de Sánchez, que se molestó en traer hasta España una multitud de maletas cuyo contenido desapareció como por encanto, nuestro enamorado ha decidido alargar hasta el martes el fin de semana de molicie​

04/07/2024Actualizada 01:30
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Mañana, viernes 5 de julio, la catedrática Begoña Von Fundraisenberg, tendrá que personarse ante el juez para explicar algunas cosillas que no se han aclarado debidamente. Minucias. Para acudir ante su señoría, la salvadora de África del Instituto de Empresa, ha solicitado al juez información acerca de sus preguntas, y el juez le ha respondido que, con todo respeto, se dispone a preguntarle sobre muchas cosas para resolver toda suerte de enigmas. En vista de ello, su esposo, ha decidido descansar de viernes a domingo para reponer fuerzas, porque la dura labor de gobernar le está llevando a los límites del agotamiento. Después de los cinco días de pellas reflexivas, y los dos días de asueto funerario, merece sobradamente de este nuevo y necesario descanso.
Éramos pocos y parió la abuela. A la íntima amiga –y no voy con segundas ni con terceras–, de Zapatero y Ábalos, la compañera Delcy Rodríguez, se le ha caído un árbol encima y se siente muy dolorida, según ha comunicado el compañero Nicolás Maduro. Comparto el desasosiego. Años atrás, durante un vendaval de primavera, la rama de un roble en pleno renuevo se desprendió del tronco y cayó sobre mi hombro izquierdo. Y se han dado casos dramáticos en muchos parques de las grandes ciudades. Dada la cercanía de la compañera Delcy con el Gobierno de Sánchez, que se molestó en traer hasta España una multitud de maletas cuyo contenido desapareció como por encanto, nuestro enamorado ha decidido alargar hasta el martes el fin de semana de molicie. De viernes a martes, puente. Por fortuna, y según la misma fuente –Maduro–, doña Delcy se halla fuera de peligro, de lo cual me alegro desde mi perspectiva cristiana.
Pero una mujer que ha hecho tanto por el Gobierno de España, merece un reconocimiento de brazos caídos, y Sánchez aprovecha cualquier contingencia negativa para no dar con un palo al agua. Si de aquí al martes, a la comparecencia de su enamorada ante el juez y el árbol caído sobre Delcy se suma otra desgracia, Sánchez siempre tendrá la oportunidad, como máximo representante del Gobierno, de tomarse unas vacaciones solidarias para reflexionar. En los últimos días ha fallecido en Rabat la madre de Mohamed VI. Son tantas las cosas que Sánchez lleva en su corazón y su cabeza, que Albares le ha silenciado el acontecimiento y evitado el disgusto. Pero de haberlo sabido, nuestra ganso volador, no tendría reparos en acudir a abrazar a quien guarda, al alimón con el Mossad, el móvil extraviado, y añadir al puente unos días más de reflexivo asueto. Si bien, y de esto estoy completamente seguro, lo que le preocupa no es la caída del árbol sobre la frágil Delcy, ni el fallecimiento de la madre de Mohamed, que la ha tenido muy escondida durante los últimos años, sino la cita del juez a la señora Von Fundraisenberg, que no es responsable de los chanchullitos o chanchullazos que haya podido cometer gracias a su condición de amada esposa, porque el único responsable de sus presumibles pelotazos, es él. Tres días más de reflexión en La Moncloa aclarando si él es el culpable, o si ha sido ella, o si Barrabás, o si Aldama, o si Koldo, o si el rector de la Complutense. Y tres días me parecen pocos. Una semana, que sumada a la semana precedente, ofrecen un total de quince días sin trabajar.
Mañana, viernes, si Conde Pumpido no lo remedia declarando anticonstitucional que la catedrática tenga que dar explicaciones a un juez, puede agudizarse la cuesta hacia abajo del enamorado. Por no haber sabido controlar la afición a la influencia de Von Fundraisenberg. Se está cargando España y sus instituciones. Pero de eso se libra, sorprendentemente. Lo de la señora es distinto. Será la causa de su caída, como el viento ha sido el culpable del árbol que ha herido a doña Maletas.
Y quizá tengamos la suerte, los españoles, de que el puente reflexivo de Sánchez se convierta en unas vacaciones para siempre.
Un puentazo.

Más de Alfonso Ussía​

 

Los peces chivatos​

Los peces y crustáceos contratados por el Excelentísimo Ayuntamiento de Marbella, serán los responsables de la limpieza de las aguas marbellíes, y estarán dotados de toda suerte de artefactos chivatos para emitir mensajes a la Policía​

05/07/2024Actualizada 01:30
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Parece una broma, pero de broma, nada. El Ayuntamiento de Marbella, en su último pleno municipal, ha aprobado una ordenanza por la que se sanciona a los bañistas que se hagan pis en el mar. La multa, pendiente de ser establecida por un acuerdo de los grupos municipales, será de 750 euros. Se ignora quienes serán los encargados de sorprender a los bañistas meones en las orillas de sus más de veinte playas.
Se me antoja una medida muy sugerente e higiénica. El turismo marbellí, nacional y extranjero, estaba muy mal acostumbrado. Por las mañanas, las familias veraneantes –y algunas, que yo me sé, domiciliadas en Marbella–, mientras desayunaban y hacían los planes del día, llegaban siempre a la misma conclusión.
–Hoy nos hacemos pis en la playa de Cabo Pino o Cabopinos, que es la menos vigilada–.
Efectivamente, la playa de Cabo Pino, la primera del municipio de Marbella según se viene del este, es la que menos peces alberga en sus orillas. Y el Ayuntamiento de Marbella ha encargado a los boquerones, las sardinas, los pequeños moluscos y los cangrejos sin dar de alta en la Seguridad Social –a partir de ahora será diferente–, que sean los responsables de señalar a los bañistas indecorosos que vacíen sus vejigas en el Mediterráneo. Los peces y crustáceos contratados por el Excelentísimo Ayuntamiento de Marbella, serán los responsables de la limpieza de las aguas marbellíes, y estarán dotados de toda suerte de artefactos chivatos para emitir mensajes a la Policía Municipal.
–Aquí, sardina con placa 2376 comunica a Policía Municipal que bañista gorda, con traje de baño completo de color negro, acompañado de presunto esposo o pareja de hecho, calvo, de unos sesenta años y con traje de baño floreado, se ha hecho pis mientras charlaba amigablemente con otra señora, de unos cincuenta y siete años, traje de baño marrón, y cabello rubio teñido. Ruego acudan a sancionarla debidamente, porque ha comentado sin ningún tipo de pudor y reparo lo que seguidamente transcribo: –Qué agradable es hacer pis en el mar–. Cambio.
–Aquí agente municipal en servicio de playas. Notifico inmediatamente lo que nuestra colaboradora, sardina 2376 nos termina de denunciar. ¡A por la gorda!–.
Localizada la meona marítima, el agente municipal se introduce de uniforme en la mar y captura a la delincuente.
–Señora, una de nuestras sardinas vigilantes de la higiene playera nos acaba de comunicar que usted se ha hecho pis mientras hablaba con una amiga. Son 750 euros–.
–Perdone, agente. No he sido yo. El marrano que se ha hecho pis era un señor calvo con traje de baño floreado que se zambullía a mi lado, y que nada tiene que ver conmigo.
–Un momento, señora. Por favor, agente municipal llamando a la sardina 2376. Cambio.
–Sardina 2376 al aparato.
–Que la gorda dice que no ha sido ella. Que el cochino es un calvo que se bañaba a su lado. Cambio.
–Ha sido ella. Lo he comprobado, agente. He nadado en sus proximidades y puedo asegurarle que, como sardina, jamás había tenido tan desagradable experiencia. Cambio.
–Señora, que ha sido usted. Salga inmediatamente del Mediterráneo y acompáñeme a la Comisaría. Se le hará una prueba de vejiga. Si está vacía, 750 euros. Y si se niega a abonarla, tendrá que abandonar la playa inmediatamente y recibir un par de cachetes por ordinaria, amén de ser puesta a disposición judicial.
–Le advierto que voto al PSOE. Y sí, lo reconozco, no he podido contenerme. Soy de bastante orinar. Desayuno muchos zumos.
Pero la sardina vigilante no puede demostrarlo. El calvo del traje de baño floreado que chapoteaba en mi entorno tiene todo el aspecto de ser de derechas.
–Sardina 2376. En efecto, ha sido ella. Pero vota al PSOE. Si tiene usted algún cangrejo a la vista, intente convencerlo de que acuse al calvo. Cambio.
–Lo tengo aquí a mi lado, Pero no ha visto nada. Lo siento, agente, ha sido la gorda de negro. Sólo Pumpido puede eliminar la sanción. Cambio.
–Me pone usted en un aprieto, sardina 2376. Cambio.
–Es mi deber, agente. A 200 metros intuyo que un bañista joven, con traje de baño naranja, está procediendo a una micción. Voy para allá. Cambio y corto.
–Señora. La sardina se muestra firme. Salga de la orilla y acompáñeme.
–¡Fascista! Hasta Franco nos permitía orinar en el mar. Esto es una vergüenza. No sabe usted con quien está hablando.
–Acompáñeme, señora.
–Fascista.
Tendrían que gobernarnos las sardinas. No aceptan coacciones ni chantajes. Enhorabuena, Marbella.
Begoña está declarando ante el juez. Que no se nos olvide.

Más de Alfonso Ussía​

 
«Hijos de put*» (Alfonso Ussía - ABC)
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Que en España hay mucho hijo de put* es algo que no puede sorprender. La Real Academia Española define al hijo de put* como «mala persona». Se queda corta. Un hijo de put* es mucho peor que una mala persona. Y hay muchos hijos de put* en las concejalías de cultura de un buen número de ayuntamientos. Al menos, de los diecisiete ayuntamientos de localidades cordobesas, coruñesas, castellonenses, granadinas, asturianas, valencianas, murcianas, ilerdenses o barcelonesas que han contratado para sus fiestas a dos grupos presuntamente musicales formados por otros hijos de put* batasunos que responden a los nombres de«Sociedad Alcohólica» y«Su Ta Gar». No puede extrañar que estos canallas canten y animen en las fiestas organizadas por los ayuntamientos de Batasuna en las Vascongadas. Pero sorprende que en municipios del resto de España se dilapide el dinero público financiando a estos forajidos analfabetos. Aquí nada tiene que ver la libertad de expresión. Sí la ética, la estética y la decencia social. En este caso, la amoralidad, la antiestética y la indecencia social. Cada conjunto de hijos de put* tiene una canción preferida, que oyen con delicia los hijos de put* que los contratan y los hijos de put* que los aclaman. La pieza magistral de los primeros se titula«¡Explota, zerdo!», y la de los segundos«Síndrome del Norte». Se creen transgresores, los muy imbéciles. Lo que está claro es que actúan en el país más libre del mundo, porque en otros se les aplicarían las leyes. Apología del terrorismo y recochineo insoportable del dolor ajeno. También desacato, calumnia e injuria, pero esas bobadas en España no constituyen delito. Aquí se le llama«terrorista» al Rey o al presidente del Gobierno, y lo hace un parlamentario autonómico de la cuerda de Llamazares, y a lo más que llega la Justicia es a regañar un poquito. Lo que escribía al principio. Un alarmante exceso de hijos de put* es lo que tenemos. Y no exportamos ni uno. Nos los quedamos todos para nuestro consumo interior. Así nos va.«Huele a esclavo de la ley, zipaio siervo del rey, lameculos del poder, carroñero coronel, ¡Explota, zerdo! dejarás de molestar, ¡Explota, zerdo! sucia rata morirás». La segunda creación es aún más sutil.«Siempre que sales de tu casa, tú vas todo acojonao, mirando por todos los laos, ese bulto en el sobaco es poco disimulao. Al llegar hasta el cotxe dejas las llaves caer, no se ke haya un bulto raro, y ke te haga volar como a Carrero, como a Carrero, ay qué jodío es ser madero, en un lugar donde me consideran extranjero, porrompompero». Buena rima, buena gramática, buen mensaje y artística superación. Eso es lo que han interpretado los responsables municipales de los ayuntamientos contratantes. En más de uno, muy probablemente, haya sido ocupada en su cementerio alguna tumba con antelación. No sé, algún civil, algún militar, algún niño, algún«zerdo» que murió como una rata gracias a los amigos y protectores de estos insignes músicos. Resultaría interesante conocer qué ayuntamientos, qué organizaciones, qué centros culturales, qué asociaciones de vecinos, han contratado a estas pandillas de miserables. Y si mantienen los contratos en vigor, cuáles son los nombres de los hijos de put* correspondientes. Nos podemos llevar más de una sorpresa. Insisto. En la mugre social, sin hacer renuncia de su condición de hijos de put*, hay otros grados de hijoputez que superan al de los idiotas que cantan y componen esas birrias intolerables. Y vuelvo al primer paso. Esos alcaldes que contratan o permiten, esos concejales que pagan y ovacionan, esos ciudadanos que acuden, bailan, tararean y ríen. Esos son los hijos de la gran put* en su grado de máxima excelencia. Todos esos. Alfonso Ussía
ABC, 23 de abril de 2003 N.B.Gaztetxo.com no se hace responsable del contenido de los artículos publicados en el sitio web. Para recoger el parecer de nuestros usuarios sobre ellos y sobre el hecho de que se publiquen en Gaztetxo.com, tenemos abierto el foro OPINIÓN.
 

Lector de periódicos​

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  • Alfonso Ussía

Leo los periódicos impresos, y me gusta el ruido del papel al pasar las páginas. Me trago cuatro diarios cada mañana, y me concentro con especial interés en el mío, LA RAZÓN. Todos sus columnistas y redactores merecen mi respeto y atención. Los hay en esta casa, formidables. Y una buena parte de los colaboradores de la competencia me atraen por su talento literario y su punto de vista, no siempre coincidente con el mío. Menuda lata, esa de coincidir.
Era director de ABC Torcuato Luca de Tena Brunet, novelista de éxito y académico de la RAE. Contaba con un equipo excepcional de profesionales que le permitían desempeñar una dirección aliviada. Torcuato amparó de manera especial al escritor extremeño Pedro de Lorenzo, que no era leal. Pedro de Lorenzo sufría con un pequeño detalle carente de importancia. El fundador de ABC, el viejo don Torcuato, estableció que todos los trabajadores de máquinas que sufrieran un accidente laboral pasaran a ocupar el cargo de bedeles. Eran muchos y para mí, muy queridos, los bedeles de ABC, Miguel, Demetrio... En el viejo edificio de Serrano, en todas las esquinas había una mesa, una silla y un bedel sentado sobre ella aguardando una orden. El desleal de Lorenzo no soportaba un agravio comparativo. Los bedeles sólo se incorporaban de la silla cuando pasaba ante ellos un Luca de Tena o el director del periódico. Pedro de Lorenzo fue director interino durante pocas semanas, pero jamás fue nombrado como tal. Y a su paso, los bedeles no se levantaban. Todo esto lo escribió en un libro chismoso y petulante, «Diario de la Mañana», que es la síntesis de la ingratitud. Y para vengarse de los Luca de Tena, la tomó con quien más le había ayudado, Torcuato Luca de Tena Brunet, que fue director bastantes años, como antes su padre Juan Ignacio y después su hermano Guillermo, que llevaba la dirección de Sevilla. Y un día que Torcuato no se hallaba en su despacho, fotografió la agenda «Myrga» del director y publicó la imagen en su libro. El director de ABC había subrayado su principal obligación para el día siguiente. «Leer el ABC». Es decir, leer el periódico que dirigía.
Un periódico tiene que ser libre y huir de hipotecas innecesarias. El colaborador de un diario sabe que puede ser criticado en sus páginas con la misma libertad que él disfruta para opinar. Pero una cosa es la crítica y otra muy diferente el insulto. El insulto a un colaborador de la casa, se matiza antes de publicarlo, siempre que haya responsables que se lean el periódico. En mis tiempos de ABC, que fueron los duros y terribles de la ETA, mi nuca estaba marcada por los terroristas. Mi nuca, la de mi mujer y las de mis hijos. Los lectores de ABC, coincidentes en la lucha contra el terrorismo, discrepaban en otros asuntos, y sus cartas de protesta se publicaban con toda libertad. En ellas fui duramente amonestado en algunas ocasiones, pero si alguien, en aquel período, me hubiera calificado de «proetarra», el director habría tirado el insulto injusto e infame a la papelera.
Creo que si algo he demostrado en los últimos años de LA RAZÓN es que, aún temiéndolos, jamás he administrado mi miedo al escribir del terrorismo islámico, de la brutalidad del yihadismo, y de la estupidez de interpretarlo con benevolencia. Los entrevistados en mi periódico pueden calificarme con más dureza que yo mismo. Siempre defenderé la libertad de expresión y de opinión, pero no la de la infamia. El insulto también es un arte literario, y en él se cobijaron hasta los grandes poetas de nuestros Siglos de Oro, y los maestros satíricos desde Marcial a don Manuel del Palacio pasando por Foxá y Jaime
Campmany. El insulto con talento puede resultar luminoso. Pero la infamia, no. Y he leído en mi periódico una entrevista al escritor J.J. Benítez – Juan José, Julio Jaime o Julio Jesús–, en el que dice que soy yihadista. Es lo mismo que calificarme de etarra. Y leerse como yihadista en el propio periódico, en tu casa, sienta bastante mal. Porque el yihadismo asesina, el yihadismo tortura, el yihadismo secuestra y el yihadismo desea la destrucción de nuestra sociedad para devolvernos al siglo XI.
Si injustamente, un escritor dice en mi periódico que soy excesivamente yihadista, yo tengo todo el derecho de responderle en las mismas páginas que él es excesivamente gilipollas, y me quedo corto. Estoy seguro que de haberlo visto, el director lo habría matizado. Pero está entregado a la defensa de la pasividad de Rajoy y no ha leído el periódico ni la entrevista al majadero de J.J. Benítez.
 

La plaza bloqueada​

El caso de Santa Begoña de la Humildad ha sido diferente. Toda una plaza bloqueada, el público curioso a muchos metros de distancia y la Santa imputada entrando por los garajes para esconderla de miradas y comentarios​

06/07/2024Actualizada 01:30
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A los turistas en Madrid no les interesa perder el tiempo visitando la Plaza de Castilla. Se trata de una plaza fea. Le sucede lo que a las mujeres inglesas, según el gran Julio Camba, « la más pura y elegante inteligencia de España» para Ortega y Gasset. Afirmaba Camba que «cuando una mujer inglesa se pone a ser fea, da miedo. Es fea de un modo rotundo, fundamental y definitivo, y constituye una fealdad perfecta». Mucho de inglesa fea tiene la Plaza de Castilla, pero lo disimula por el bullicio y la circulación. En su centro, imponía el monumento a Calvo-Sotelo, pero empequeñeció cuando Alberto Ruiz-Gallardón le obligó a cohabitar con una horrorosa aguja de Calatrava, probablemente influido por su concejal de las Artes Alicia Moreno, que no era fea, todo lo contrario, pero sí protagonista de muchas tonterías. Sin duda, lo más feo de la Plaza de Castilla, además de las torres inclinadas, es el edificio de los Juzgados. El conductor bastante tiene con manejar el volante con eficacia para bajar por La Castellana, un paseo grandioso, y no se fija en los Juzgados, lo mismo que el viandante, que siempre deambula por la plaza fea de pasada, porque restar allí es un petardo. Pero la plaza, sin coches y sin gente, desnuda su fealdad. Y hoy, mientras escribo, la Plaza de Castilla está en pelotas porque ha sido tomada por las Fuerzas de Orden Público para evitar que la Juana del Arco del socialismo, que pasará a la Historia como Santa Begoña de la Humildad, sea vista y recriminada por el derechismo ciudadano. Plaza bloqueada, puerta de los garajes abierta, y la imputada citada por el juez, mimada y alejada del mundanal ruido.
Reinando en España Don Juan Carlos I, su hija la Infanta Cristina tuvo que comparecer ante un juez que posteriormente se reconoció podemita. Y lo hizo dando la cara y enfrentándose con una sonrisa a la prensa y la «pena del Telediario». Y lo mismo Mariano Rajoy, que acudió al Tribunal Supremo a declarar por la presión del PSOE por un caso de corrupción de su partido, el PP, y lo hizo a pecho descubierto y permitiendo que la libertad ciudadana deambulara sin problemas por la calle del Marqués de la Ensenada y la Plaza de París. El caso de Santa Begoña de la Humildad ha sido diferente. Toda una plaza bloqueada, el público curioso a muchos metros de distancia y la Santa imputada entrando por los garajes para esconderla de miradas y comentarios. Para mí –sigo escribiendo mientras ella declara–, que al final, el imputado y detenido va a terminar siendo el juez.
La entrada en los Juzgados de los citados a declarar como investigados, procesados o en condición de testigos, resulta harto engorrosa. Hay que atravesar el umbral que detecta con un pitido la presencia de metales. Depositar el bolso en la cinta rodante vigilada por un agente de la autoridad. En caso de dudas, vaciar el bolso en su presencia. Mostrar el DNI y acceder, al fin, al amplio recibidor, donde se tiene que hacer turno de espera para tomar el ascensor. Santa Begoña de la Humildad, por santa y humilde que sea, es como todos los que van al Juzgado, es decir, una persona sin privilegios institucionales y oficiales. Ser la mujer de, como ser el marido de, no justifica que una plaza y un edificio judicial sean bloqueados por órdenes de Marlasca. Si hay que hacer cola, se hace cola. Si hay que aguardar el turno, se aguarda el turno. Y si hay que entrar y salir por la puerta principal como todos los citados, se entra y se sale por la puerta principal, con periodistas a la espera o sin periodistas, por muy esposa que sea del presidente del Gobierno.
Y para colmo, eso, la fealdad de una plaza que disimula su espanto estético con la normal aglomeración de coches, autobuses y viandantes.
Sigue declarando.

Más de Alfonso Ussía​

 

Preparativos​

Ya están preparando entre Bolaños, el ministro que aborrece a los jueces independientes, Marlasca, el ministro que bloquea toda una plaza, y con Silvia Inchaurrondo, una estrategia para clausurar los alrededores de los Juzgados con vistas al 19 de julio​

07/07/2024Actualizada 01:25
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Después de la bochornosa aglomeración de policías, ordenada por Marlasca, para proteger –no se sabe de qué o de quienes–, a la archiduquesa imputada en su primer intento de declaración ante el juez, su señoría ha fijado el 19 de julio para su segunda comparecencia. No obstante, algo ha fallado. Se han hecho virales las imágenes de la catedrática investigada en el vestíbulo de los Juzgados de la Plaza de Castilla. Rodeada de cinco escoltas para protegerla de nadie, y una asesora con unos papeles. Ella, la «Pillafondos» –¡Qué mala es la gente!–, vestía de negro y corría como una gacela impala huyendo de la soledad del vestíbulo, y como es de natural sencilla, eligió las escaleras en lugar del ascensor para no declarar. Pero también fue fotografiada en el coche, ocultando su juvenil rostro, cuando se dirigía de nuevo a su chalé de La Moncloa. Es decir, que algo falló en el dispositivo policial. Y ya están preparando entre Bolaños, el ministro de Justicia que aborrece a los jueces independientes, Marlasca, el ministro del Interior que bloquea toda una plaza para impedir que sea molestada una persona con los mismos deberes y derechos que los vendedores de helados con más de dos centenares de policías, y con Silvia Inchaurrondo, la equilibrada, una estrategia para clausurar con más efectividad los alrededores de los Juzgados con vistas al 19 de julio.
La intención de Marlasca choca con el Ministerio de Defensa. La «señora de», está lógicamente indignada con la fragilidad del dispositivo policial. Y Marlasca, que ha intentado hacer las cosas con la mejor y mayor voluntad, ha solicitado que el 19 de julio se sumen a sus fuerzas policiales la Guardia Civil, y algunas unidades de los Ejércitos de Tierra y Aire, así como dos buques de la Armada. A ella, le ha parecido bien. El problema es que los Ejércitos le han recordado que su misión no es sacar los tanques y los aviones para que la «Sacaperras» acuda a los Juzgados fuera del alcance de la prensa liberal o conservadora –que algo queda–; y respecto a los buques de la Armada, se ha desestimado por completo la idea por las dificultades que tendrían que superar los barcos para atracar y fondear en la Plaza de Castilla.
Por muy buenas y modernas que sean nuestras fragatas, la navegación desde El Ferrol hasta Madrid, superando las montañas de Galicia y el Bierzo, la llanura castellana con Benavente y Tordesillas, y el último tramo entre Tordesillas y Madrid con los túneles del Guadarrama inadecuados para un feliz singladura –Puente se ha ofrecido a ensancharlos–, desaconsejan la navegación. Y lo mismo desde Rota, con las sierras de Andújar y Despeñaperros en la mitad del trayecto, y desde Cartagena a Madrid, con Cuenca de por medio. Del mismo modo, el uso de los carros de Combate de la Brigada Guadarrama para evitar que los madrileños accedan a la Plaza de Castilla, y la vigilancia aérea de los F-18 y los Harrier para que la muchacha de los Gómez no sea incomodada, se ha desautorizado con firmeza, lo que ha dado lugar a un ataquito con inicio de sollozo, a un encadenamiento de suspiros zolliposos de un ministro del Interior que quiere hacer las cosas bien, y no le salen.
Por ello, se ha adoptado la medida de multiplicar por cinco la presencia policial en la Plaza de Castilla y permitir la delincuencia común en el resto de Madrid por la ausencia de policías destinados a evitarla, y cortar el tráfico de La Castellana y de la calzada de entrada a Madrid por la carretera de Colmenar, para que la ciudadana Gómez, no sea incomodada por la pesadez y chinchorrería del pueblo de Madrid y de los medios de comunicación que todavía mantienen la impertinente manía de comunicar e informar.
Y creo, sinceramente, que al fin, Marlasca podrá dormir tranquilo. Mi más cordial enhorabuena.
PD. Por respeto a la familia del ministro Marlasca, escribo su apellido tal como era y es. No con la K que tanto le gusta.
Merci.

Más de Alfonso Ussía​

 

Independencia​

Después de las últimas adquisiciones de campos vecinos, «La Jaralera» ocupará un territorio de 54.800 hectáreas. Se trata de un territorio autosuficiente, sin contar las 29.000 hectáreas reservadas a la caza.​

08/07/2024Actualizada 10:27
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Será la noticia bomba ya entrado el otoño. Don Cristián Ildefonso María de la Regla Ximénez de Andrada, Belvís de los Gazules, Valeria del Guadalén y Hendings, VIII marqués de Sotoancho, declarará unilateralmente la independencia de «La Jaralera», estableciendo su capital en la localidad colindante con la inmensa finca, Guadalmazán del Marqués. Lo tiene todo preparado y el apoyo de la Unión Europea. No se independizará de España, lo cual le permitirá mantener el euro como moneda. Pero proclamará el Estado Asociado a España del Principado de La Jaralera, convirtiéndose en el momento de la declaración unilateral, en Príncipe de Sotoancho y de Branderkirchen-Volga, principado inventado para la ocasión, chulísimo, por cierto.
Después de las últimas adquisiciones de campos vecinos, «La Jaralera» ocupará un territorio de 54.800 hectáreas, muchas más que los estados del Vaticano y San Marino. Se trata de un territorio autosuficiente, con ganadería vacuna, ovina y porcina, huerta, y grandes extensiones de trigo, maíz y cebada, sin contar las 29.000 hectáreas reservadas a la caza.
Hace veinte años, en «La Jaralera» habitaba una docena de linces, y gracias a los desvelos del marqués, hoy puede presumir de acoger a más de 200 ejemplares. La caza reportará al nuevo Estado asociado a España, una buena parte de su presupuesto. Abundan los venados, jabalíes, gamos y muflones. En la «Sembraera», miles de conejos y perdices bravas. Y en la albariza de los Juncos, y las lagunas del Guadalmecín, los patos azulones, las cercetas, flamencos, porrones moñudos, tarros canelos, patos malvasía y mandarines. También faisanes silvestres y avutardas. Se han censado ocho lobos, que podrán ser abatidos a precios considerables. Y el marqués y futuro Príncipe de Branderkirchen-Volga, ha llegado a un acuerdo con Inditex y Mercadona para instalar en su territorio un complejo de «Zara» y un supermercado.
Ilustración Ussía y Barca 8 julio

Barca
Los naturales y vecinos de «La Jaralera» serán llamados «jaralenenses», se admitirán los partidos políticos de derechas, y se aceptarán inmigrantes siempre que estos se comprometan a asumir las ancestrales costumbres del nuevo Estado. La religión oficial será la católica, si bien se tolerará la ortodoxa griega, la ortodoxa rusa y la judía. Los incapacitados para acoplarse, serán depositados en Andalucía y que sea lo que Alá quiera. El equipo de fútbol de Guadalmazán del Marqués, propiedad del Príncipe, acordará con la RFEF y la UEFA su inclusión en la Primera División de la Liga española, y serán contratados todos los futbolistas del Barcelona que se queden sin cobrar lo estipulado en sus contratos, incluido Lamine Yamal. «La Jaralera» tendrá un ejército moderno, restringido a fuerzas terrestres y una división de drones. Justicia dependiente del poder ejecutivo –como en España–, y absoluta libertad para que la marquesa y futura princesa, puede hacer negocios valiéndose de su condición, también como en España.
Ondearán tres banderas. La de España, la de la UE, y la del Estado asociado de «La Jaralera», que será de color verde carruaje con doce estrellas amarillas, que rendirán homenaje a las primeras 12.000 hectáreas de 'La Jaralera', que fue su extensión inicial cuando fue adquirida por el II marqués de Sotoancho en 1756. No se admitirán transexuales, binarios, fluidos y demás cosas. Y no se organizarán semanas del Orgullo Gay ni del Orgullo Guay, ni del Orgullo de nada, por razones de buen gusto.
La proclamación será definitiva, y no huirá el marqués y futuro príncipe metido en la maleta de un coche circulando por túneles, porque no hay túneles en su territorio. El marqués no robará por la sencilla razón de que se robaría a sí mismo, pero si se diera el caso, lo haría con plena libertad y sin límite alguno, como en España.
Y los vítores oficiales se ajustarán a «¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva 'La Jaralera' y ¡Viva el príncipe de Branderkirchen-Volga!
Se acerca el otoño.

Más de Alfonso Ussía​

 

Grandes​

¿Qué motivos tenemos los españoles para derribar el prestigio de nuestro mejor director de orquesta y autor de óperas «sostenibles», David Azagra? Ninguno. Tendríamos que sentirnos orgullosos de tener, al fin, un heredero de Ataúlfo Argenta, Frübeck de Burgos o el maestro García Asensio​

09/07/2024Actualizada 01:30
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Es tan penetrante y corrosiva la envidia, que en España se abomina de los grandes. Ahí tenemos al gallardo concejal por ERC de la importante localidad de Palau de Plegamans, que según mi chivato de Palau de Plegamans se puede llamar «Ignasi» Fargas. Un hombre joven, apuesto, de aspecto heterosexual, mirada clara, y alto prestigio entre el mujerío de su «admirapla» municipio. Un hombre nacido para ser padre, y de esa forma garantizar la plenitud intelectual y estética de la singularidad catalana. Pues no. Su declaración le libera y nos libera a los que le admiramos, de la molesta duda. « Estoy por no tener hijos, para no traer castellanohablantes al mundo». Eso es un catalán con principios y valores rebosados de grandeza. Y en las redes sociales – la envidia- le han llamado tonto y otras lindezas que me han entristecido sobremanera.
Meses atrás, una mujer grande de verdad, fue triturada por los medios de comunicación escritos, radiofónicos y televisivos de la ultraderecha, por haber firmado un contrato millonario con RTVE. Así, analizado con la envidia como portavoz, el contrato puede parecer efectivamente, excesivamente alto y favorable de acuerdo a las contraprestaciones que se especifican en su redacción. Me refiero al contrato de Silvia Inchaurrondo y Televisión Española. Una millonada a simple vista, pero muy mal interpretrada por los envidiosos intransigentes.
Porque en ese contrato, sólo se alude a la labor profesional que Silvia Inchaurrondo, la gentil e independiente periodista vasca, está obligada a cumplir como conductora de un programa de opinión. Y los envidiosos ignoran, que esa cantidad exagerada que percibe doña Silvia, comprende también sus otras obligaciones para con el Estado de acuerdo al resto de sus méritos académicos, políticos y sociales. El contrato comprende su actividad como Portavoz del Gobierno en la Pequeña Pantalla, Fiscal Adjunta del Fiscal General García Ortiz, Abogada Defensora de doña Begoña Gómez, la indefensa, Catedrática de Derecho Penal, Catedrática de Derecho Procesal, Catedrática de Derecho Mercantil y Catedrática de Derecho Admistrativo. Así como su cargo, no oficial, de Directora sin Despacho del Ministerio de la Verdad, Presidente de la APBCA –Asociación de Periodistas de Bulos Contra Ayuso- y Representante en TVE del PNV. Sumando sus cargos y deberes, es lógico y normal que doña Silvia disfrute de un contrato especial en RTVE, que como es sabido, es un órgano dependiente, mediante el dinero de todos los españoles, del Gobierno de la Nación. Y aquí, los envidiosos intolerantes intentando desprestigiarla movidos de la insaciable envidia que los mediocres emponzoñan contra los grandes.
¿Qué motivos tenemos los españoles para derribar el prestigio de nuestro mejor director de orquesta y autor de óperas «sostenibles», David Azagra? Ninguno. Tendríamos que sentirnos orgullosos de tener, al fin, un heredero de Ataúlfo Argenta, Frübeck de Burgos o el maestro García Asensio. Y como es un grande, lo maltratan. A mí, sinceramente, me importa un bledo que dirija a la Sinfónica de Badajoz en Cáceres que en Oporto, o que su estudio se ubique en España o Portugal, en Mérida o en Elvas. Lo que me importa es la calidad del producto, y entre su magna obra destaca la composición musical «Nunc Dimittis» –¡Qué casualidad!–, creada para el bailarín Nacho Duato y una Ópera de la que no recuerdo el nombre, por mi incultura. Impresionante bagaje creativo que le ha llevado a ser, a pesar de no vivir en España, Jefe de la Oficina de Artes Escénicas de la Diputación de Badajoz y últimamente, por méritos, que no por capricho del nieto mayor de don Gregorio Marañón, Asesor del Teatro Real. ¿ Y qué hacemos en España con nuestro joven y genial Von Karajan? Herir su prestigio por ser hermano del presidente del Gobierno. Derribar a los grandes. Poner en duda y entre nubes los méritos de quienes lo han conseguido todo con su trabajo y esfuerzo, y para colmo, han triunfado en la vida.
Somos malísimos.

Más de Alfonso Ussía​

 

Impulsos​

En el tramo cantábrico del mar de los vascos, viven muchos españoles que no ocultan su amor a España, y otros tantos que lo esconden para sobrevivir sin contratiempos​

10/07/2024Actualizada 01:30
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Así, disimulando, centenares de personas paseaban por Guetaria con la mirada fija en la mar. Por fin, se avistó el blanco del bergantín-goleta, y su velamen desplegado desde sus cuatro mástiles, el Blanca, el Almansa, el Asturias y el Nautilus. Nada más lógico que el buque-escuela de la Armada española, el «Juan Sebastián de Elcano», rinda visita a la cuna del gran navegante vasco que da el nombre al embajador de España de los mares y los océanos que en cuatro años cumplirá un siglo de vida. Y se oyó un cerrado aplauso, que silenció los gritos proetarras de un grupo de imbéciles y miserables que no consideraban oportuna la visita. En aquella ocasión, como en otras, el alcalde de Guetaria, del PNV, se sumó a la bienvenida al «Juan Sebastián de Elcano», que ahora por allí se denomina «Elkano», paleta gilipollez autonómica. Y el comandante del barco concedió permiso para desembarcar a todos los guardiamarinas y marineros libres de servicio, que lo hicieron luciendo sus uniformes. «En muchos bares fueron invitados y no les dejaron pagar las consumiciones». Eso, los impulsos del ayer que triunfan sobre los miedos y los recelos de hoy. Como en Pasajes, cuando la fragata «Blas de Lezo», ante la sorpresa de los pasaitarras, cumpliendo una maniobra perfecta a pesar de su eslora de casi 150 metros, hizo su entrada en el puerto. Había recibido en Guecho, en un acto organizado por el Real Club Marítimo-Real Sporting Club de Las Arenas, la entrega de la Bandera de Combate. Y de Guecho navegó hasta el puerto guipuzcoano de Pasajes, cuna de Blas de Lezo Olavarrieta, el gran marino español tuerto, manco y cojo, el 'Medio hombre' –¡si llega a estar entero!..–, defensor de Cartagena de Indias y vencedor contra la poderosísima escuadra inglesa al mando del Almirante Vernon. Y en Pasajes, en los tres Pasajes, el de San Pedro, el de San Juan y el Pasajes Ancho, la fragata fue recibida con el aplauso de los justos y los berridos de la manada, que también fueron callados y despreciados por las ovaciones de una abrumadora mayoría de vecinos.
La alcaldesa actual de Guecho se opuso, con delirantes argumentos y simplezas ridículas, a la visita que tres buques de la Armada rindieron a la localidad costera vizcaína en los últimos días. El buque insignia de nuestra Armada, el portaeronaves «Juan Carlos I», la fragata «Blas de Lezo» y el buque de salto anfibio «Galicia». La alcaldesa de la ultraderecha racista vasca, Amaya Aguirre Muñoa, nieta del primer lendakari –sin h intercalada–, José Antonio Aguirre, se declaró indignada por la visita de estos tres barcos de nuestra Armada, que es también la suya, aunque todavía no se haya dado cuenta. Y pidió que la ciudadanía boicoteara la presencia de nuestros –y también suyos–, buques, según ella, invasores. Durante las pocas horas que estuvieron atracados en Guecho, libremente, llevados de sus impulsos, más de 15.000 vecinos del municipio, que abarca Las Arenas, Neguri, Algorta y Romo entre otras pedanías, hicieron kilométricas colas esperando su turno para visitar sus buques de la Armada, de la que son propietarios como el resto de los españoles. Horas y horas aguardando el momento de embarcar y ser recibidos por los comandantes de los tres buques y los oficiales y suboficiales encargados de guiarlos en su visita. Eso, los impulsos de los sentimientos prohibidos que de cuando en cuando, se liberan. A la pobre mujer le salió el tiro por la culata con sus tonterías supremacistas y sus mentiras históricas. La ignorancia y la necedad reunidas.
En el tramo cantábrico del mar de los vascos, viven muchos españoles que no ocultan su amor a España, y otros tantos que lo esconden para sobrevivir sin contratiempos. Y cuando llega la ocasión, los impulsos vencen a las prudencias, y se manifiestan.
Como aquel impulso de la nonagenaria de Neguri, que paseaba en soledad ayudada por su bastón, y se adornaba con un alfiler con los colores de la bandera de todos. Y se topó con un grupo de educados mamones que se mostraron valientes y educados con la anciana señora. –Oye tú, si no te quitas ese imperdible que llevas con la española, te lo quitamos nosotros y te lo metemos por el culo–.
-Imposible, hijos. No me cabría. Lo tengo lleno de «ikurriñas».
Y siguió, divertida, con su paseo.
Maravillosos impulsos

Más de Alfonso Ussía​

 

La madre superiora​

Apenas faltaban dos meses para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona-92. España entera se volcó a favor de Barcelona, que cambió su estética y se convirtió –¡qué tiempos aquellos!–, en la ciudad mejor terminada del mundo​

11/07/2024Actualizada 01:30
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Ha fallecido Marta Ferrusola, esposa de Jordi Pujol. Era creyente. Dios la tenga en su gloria previamente perdonada.
Alfredo Goyeneche y Moreno, conde Guaqui y marqués de Artasona, donostiarra, extraordinario jinete de concursos hípicos en su juventud, coetáneo de Francisco Goyoaga, campeón del mundo, y de sus contrincantes y amigos de la vieja edad de oro de la Hípica, el capitán Queipo de Llano –fallecido en el atentado de la ETA en el Hotel Corona de Aragón de Zaragoza– entre otros españoles, y sus adversarios extranjeros, los hermanos D’inzeo, italianos, Hans Winkler, alemán, Jean Pierre D´Oriolá, francés, sin olvidar a su hermano Jóse Goyeneche, marqués de Corpa, todos ellos maestros de la Hípica. Del Real Madrid y la Real Sociedad de San Sebastián, gran gestor del deporte español, y vicepresidente del Comité Olímpico Español, que presidía Carlos Ferrer Salat.
Apenas faltaban dos meses para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona-92. España entera se volcó a favor de Barcelona, que cambió su estética y se convirtió –¡qué tiempos aquellos!–, en la ciudad mejor terminada del mundo.
En un alarde de generosidad, el presidente de la Generalidad de Cataluña, Jordi Pujol, y su esposa, Marta Ferrusola, invitaron a comer en el palacio de San Jaime, a los miembros del Comité Olímpico Español, presidentes de diferentes federaciones y personalidades destacadas del deporte en España, y al alcalde Pascual Maragall. En aquel almuerzo, Jordi Pujol recordó en varias ocasiones al gran impulsor de aquellos Juegos Olímpicos de Barcelona, el Rey Juan Carlos I. El presidente del COI, el barcelonés Samaranch, que había sido embajador de España en la URSS –desintegrada en 1991–, y captó los votos de Rusia y los países asociados al nuevo Estado ruso a favor de Barcelona, también declinó su presencia para no restar protagonismo a los miembros del COE.
A la derecha de Marta Ferrusola se sentó Carlos Ferrer Salat. A su izquierda, Alfredo Goyeneche Moreno, conde de Guaqui.
Marta Ferrusola y Carlos Ferrer Salat hablaban animadamente en catalán. Ferrer Salat, barcelonés, economista y gran deportista, sin ser Espriú, se desenvolvía en el idioma de su tierra natal con bastante corrección. Inesperadamente, la señora de Pujol se acordó de que existía un señor muy educado sentado a su izquierda, y se dirigió a él en catalán. Alfredo Goyeneche, con toda amabilidad y respeto, le mostró su incomodidad. –Señora Pujol, soy donostiarra y he pasado toda mi vida en Madrid. No tengo la fortuna de hablar catalán, y le agradecería que nos entendiéramos en nuestro idioma común, el español–. La señora de Pujol mantuvo la sonrisa, miró al conde de Guaqui como sólo se mira a los marcianos, en el caso de que existan, y remachó: –Bueno, pues si no sabe usted catalán, hablaremos en francés–.
Alfredo Goyeneche era un señor como la copa de un pino. Todo menos responder con una grosería a otra grosería, y más aún, si la grosera era la anfitriona. –Perdón–, susurró mientras se incorporaba de su asiento.
Abandonó el comedor, descendió por las escaleras del Palacio de la Generalidad, alcanzó la plaza de San Jaime, se montó en un taxi, y rogó al taxista que le llevara hasta la calle Ganduxer, número 10, donde se ubica el restaurante Vía Veneto.
Fue atendido con toda la cortesía y clase del gran establecimiento barcelonés. Y comió en la más dichosa soledad. Pagó la factura, y esperó a sus compañeros en el hotel.
Ese respeto ancestral que tenemos los españoles por los muertos, me impide hacer leña de un árbol caído.
La Madre Superiora de la corrupción catalana, recibió aquel día una lección de señorío.
Descanse en paz.
 

Cárcel y fútbol​

Hasta el día 19 de julio, no se producirán más detenciones arbitrarias y estalinistas. Los policías del grupo especial de Marlasca están entrenando y ensayando estrategias para impedir que Begoña Gómez sea fotografiada en su segunda comparecencia ante el juez​

12/07/2024Actualizada 01:30
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He leído – lo hago siempre–, a Salvador Sostres. Se ofrece a ser detenido por el grupo político de la Policía de Marlasca. Al final de su texto, resume sus delitos. Es un hombre, católico, blanco y sentimental. Negacionista de la farsa del cambio climático. Padre y esposo. Ayuso y Florentino Pérez en su corazón a pesar de su lógico barcelonismo. Como poco, reúne en su persona igual o mayor delincuencia que el extraordinario Nacho Cano. Mi caso es más grave, pero vivo en un precioso pueblo de La Montaña, y ya no me muevo por mi Madrid y su Barcelona. No obstante, me gustaría tranquilizar su condición de hombre libre. Hasta el día 19 de julio, no se producirán más detenciones arbitrarias y estalinistas. Los policías del grupo especial de Marlasca están entrenando y ensayando estrategias para impedir que Begoña Gómez sea fotografiada en su segunda comparecencia ante el juez.
A partir del 20 de julio, le recomiendo a Sostres que adopte las medidas necesarias –y a tantos otros–, para evitar su detención cubana. Se cruzará en la frontera con sus paisanos delincuentes, golpistas, cobardes y terroristas amparados por Conde Pumpido y sus secuaces. Nacho Cano ya lo ha advertido. "Si un día mi cuerpo aparece sin vida en una cuneta, sabréis quiénes lo han hecho–. No me refiero a la Policía, sino al grupete político de la Policía que rodea a Marlasca. Hasta el 20 de julio, tranquilidad. Con anterioridad a Nacho Cano y a Sostres, el que lo puede pasar regular es el juez si adopta medidas cautelares con la imputada. Y lo del fútbol.
Irene Montero sería el gran fichaje de TVE para intervenir en la retransmisión de la final de la Eurocopa, que disputarán las selecciones de España e Inglaterra. Conoce los secretos del balompié y de los futbolistas «racializados». No obstante, con anterioridad a su intervención, sería recomendable que visitara a un buen oftalmólogo, o simplemente, a un notable oculista. Confundir a Nico Williams, pamplonés de nacimiento, con Dani Olmo tiene mérito. De todos es sabido que Irene Montero, adaptada al pensamiento irónico de Arthur Baer, Oscar Wilde o P.G. Wodehouse –uno de los tres–, nació tontita y ha tenido varias recaídas.
Sólo entienden sus palabras los que, como ella, nacieron tontitos y recaen constantemente con medida frecuencia. Nico Williams es un joven y gran futbolista del Atlethic de Bilbao, de raza negra, con padres oriundos de Ghana, y por su condición de navarro y su excepcional calidad balompédica, delantero de la Selección de España. Y Dani Olmo, nacido en Tarrasa, España, de raza blanca, rubio, y también formidable futbolista que presta sus servicios en el Leipzig alemán, es además de mucho mejor que el melancólico Morata, el autor del segundo gol español que eliminó a Francia. El primero, maravilloso, lo marcó Yamal, de origen marroquí nacido en España, y por ende, tan español como usted, como yo, como Pradales y como Puigdemont. Pero ella, en una nueva fase de recaída, mezclando churras con merinas y espárragos con zanahorias, ha dicho lo que sigue: «Los dos goles de España fueron marcados por personas 'racializadas'». Y no dijo más porque, como eurodiputada, si seguía hablando se perdía la clase de francés, porque el inglés no le termina de entrar. Siempre tuvo problemas con las lenguas. No sabe callarse en ninguna.
Como comentarista, no tendría precio. Mientras unos hablarían de los futbolistas, ella lo haría de «personas racializadas», y en la Selección de la Pérfida Albión, hay muchas de ellas. Todos los ingleses de raza blanca están en Wimbledon. Los comentarios de las muchedumbres de comentaristas de TVE se enriquecerían con la eximia inventora de 19 sexos y gentil abridora de las puertas carcelarias a los violadores, en soledad o en manada. «El racializado Bellingham ha estado a punto de marcar un gol».
Y era Kane.
Bueno, pues por ahora tranquilidad. Ni cárcel ni Irene comentando el fútbol.
A partir del 20 de julio, ¡Todos al suelo en nombre de Marlasca!
Una delicia.

Más de Alfonso Ussía​

 
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