ASESINADA salvajemente Belén Cortés Flor, trabajadora social, por 3 MENORES en un piso tutelado de Badajoz

Granero, el cocinero, ahora quiere casito, porque él es un enganchado a la coca tambien, que desaparecío de canal Extremadura por algo y tiene historias de violencia de género, por eso ha estado callado. El de 14 años, un psicópata, que hasta donde sé, el padre lleva pidiendo perdón a todas las educadoras desde el domingo y está destrozado y ha intentado luchar todo lo posible por su hijo, pero no ha podido más, es que es un psicópata.
Todo lo que está saliendo en los medios no es verdad, pero no puedo dar información, hay mucha información sesgada y la única verdad, es que han matado a una persona inocente, que es Belen.
Gracias, @Scream&Shout .
Es la misma info que me ha llegado de conocidos de Extremadura.
El discurso-sermón del cocinero es, por lo visto, pura demagogia y palabrería para ocultar sus propias movidas turbias y para que la opinión pública no le cuestione a él. Según me cuentan, era y es un pieza (presuntamente, con cierta adicción y con un historial de comportamiento chulo y violento que tal vez podrían haber influído negativamente en su hijo...)

Del padre del otro menor de 14 años, me hablaron de forma muy distinta. Una persona comprometida y honesta que lleva tiempo desviviéndose por encauzar y corregir a su hijo, colaborando con los educadores y las autoridades... sin resultado 😢
 

Los últimos mensajes de Belén Cortés antes de ser asesinada en un centro tutelado: “Están intentando largarse”.

La noche de su muerte no se antojaba la más complicada de su vida. La educadora social Belén Cortés, de 35 años, había pasado ratos peores que ese. Cuando un día antes, de madrugada, le entregaron de nuevo a los dos menores, que se habían escapado del piso tutelado que ella custodiaba para irse una semana a los carnavales de Mérida, botellón arriba, heroína en plata, robo de 40 euros a la caja de una cafetería, nuevos cortes de pelo, mechones azules... Sabía bien que esos dos balas perdidas, con los que sus padres no podían más, formaban sencillamente parte de su trabajo. Por eso, en los últimos mensajes que envió minutos antes de que ser asesinada de manera brutal el domingo por la noche, lo único que le preocupaba era no cometer un fallo, evitar que volvieran a hacerlo: “Están intentando largarse”.

El mensaje enviado a las 21.45 del domingo al que ha tenido acceso EL PAÍS y que forma parte del expediente del caso, no lo envió a un superior, tampoco a la policía. Se confesó a su novio, quizá porque no era la primera vez que vivía una situación similar. Tampoco la más peligrosa. Que unos adolescentes, de 14 y 15 años, quisieran rebelarse no tenía nada de extraordinario, mucho menos unos que ya lo habían hecho antes. Los dos hijos de familias conocidas en la región, de clase media, vinculados a la televisión regional, la política y el activismo sindical, que apenas llevaban una semana (el de 15 años) y dos meses (el de 14) viviendo en ese piso, sin antecedentes de agresiones violentas en el caso del mayor, y el más pequeño, acusado de darle una paliza a su padre tras un divorcio conflictivo.

Pese a todo, ningún adulto imaginó, ni ella ni sus interlocutores esa noche, que el objetivo de esos adolescentes no era solo volverse a escapar, sino otro: asegurarse de que no respirara más. Golpearla a puñetazos, asfixiarla con un cinturón al cuello que ni siquiera era de ellos, sino de una casa donde habían robado días antes, hasta cerciorarse de que ya no se moviera, según la declaración policial de un menor, el único testigo que alertó a las autoridades. Porque a Belén Cortés la habían amenazado de muerte otros jóvenes antes y ni siquiera entonces decidió buscar otro empleo.

“Me voy a quitar la vida, pero antes te tengo que clavar el cuchillo”, le espetó otro, de 17 años, en junio del año pasado, según reza la denuncia que ella misma interpuso entonces. “No tenía miedo. Estaba convencida de que podía enderezarlos”, explica una fuente cercana a la familia de Cortés sobre aquel caso, que tampoco había sido el único, hubo al menos una denuncia por agresión más, según asegura el abogado de la familia, Raúl Montaño.

Así, empezó su turno el domingo 9 de marzo a las 20.00 horas. Entró en el chalet de dos plantas de la calle Castillo de Benquerencia, número 3, de Badajoz, que funcionaba como un centro de menores a pequeña escala (solo convivían cuatro) que habían cometido alguna infracción, a los que el juez les había ordenado medidas cautelares. Con un régimen semiabierto, con la llave echada por la noche, pero de donde podían entrar y salir con relativa libertad. Un adosado como otros de familias de clase media acomodada en una zona residencial a orillas del río Guadiana, donde estos días algunas vecinas caminan y observan mudas y horrorizadas lo que han escuchado que sucedió a unos pasos de sus entradas de fachada beige y setos bien podados.

Cuando solo llevaba una hora de servicio, Belén le envió un mensaje al padre del menor de los detenidos, el de 14 años, que para proteger su identidad en este reportaje se llamará Juan. Este hombre es un líder sindical conocido en la región y su hijo llevaba desde el 13 de enero en este piso que cuidaba Belén. A las 21.01 horas le escribió: “Buena noche, estoy un poco nerviosa. Voy a encauzar el turno y luego te cuento”.

Después de la huida de los chavales, que estuvieron siete días en paradero desconocido, y dadas las circunstancias calamitosas en las que los encontraron —sin apenas dormir ni comer, sin ducharse, con efectos todavía de las drogas que habían consumido (había restos de cocaína y heroína en las pruebas médicas que le practicaron a Juan dos días antes del asesinato)—, el padre decidió interponer una denuncia contra la madre del otro, el de 15 años, que se llamará Pedro. En el texto, al que ha tenido acceso EL PAÍS, se acusa a la madre de Pedro y a él de haber suministrado drogas a Juan los días en que estuvo fugado. Y el padre temía no solo una nueva fuga, sino algún tipo de represalia contra el más pequeño de todos.

El domingo a las 15.38, siete horas antes de que encontraran el cadáver de Belén, la denuncia había sido enviada por correo electrónico a la empresa privada concesionaria del centro de menores, dependiente de la Junta de Extremadura. Y su padre pensó que ese movimiento había puesto en riesgo a su hijo. Por eso, esa noche estaba hablando con su educadora.

A las 21.55 horas (media hora antes del hallazgo del cuerpo), Belén le advierte al padre de Juan: “Está un poco rebelde, con intención de irse con el otro”. Hacía 10 minutos que le había avisado a su novio de algo similar, que veía muy probable que los dos se fueran a largar de nuevo de la casa, esta vez durante su turno. A las 21.56: “Estoy intentando reconducir”. Durante los últimos minutos, Belén intercambió mensajes con el padre de Juan y en ninguno de ellos se observa que ella temiera por su vida.

El último mensaje que envió Belén esa noche al padre rezaba así: “He conseguido que se meta en la cama, a ver si le hace efecto el jarabe”. Eran las 22.04 horas, unos 26 minutos después, según se detalla en la causa, los agentes encontraban el cuerpo sin vida de Belén. “Estoy de los nervios. Mañana hablo con la Junta”, seguía el padre. “¿Mañana va al instituto?”, insistía. Pero la educadora ya no respondía.

Algunos detalles de lo que sucedió segundos previos a su muerte en ese chalet siguen siendo un misterio. En qué momento los menores, que podían haberse ido fácilmente por la mañana, deciden atacar a su educadora. Qué grado de participación tuvo cada uno de ellos —hay tres detenidos, de 17, 15 y 14 años—, aunque la joven de 17 años y Juan han declarado en la Fiscalía de Menores que “no tuvieron nada que ver” con el homicidio, según la declaración del abogado de la joven y según detallan fuentes jurídicas a Efe. La declaración de Pedro sigue estando reservada. Si al menos dos no tuvieron “nada que ver”, ¿por qué se suben en el Renault Megan gris de Belén para fugarse hacia Mérida y estamparse en una carretera cuando no habían hecho ni 30 kilómetros desde Badajoz?

A las 22.52 horas, cuando los tres menores iban probablemente subidos al Renault gris que tantos años de trabajo le había costado conseguir a Belén, según recuerdan sus vecinos; cuando enfilaban la carretera, en una huida que habían visto en alguna película; mientras el cadáver de Belén yacía vapuleado en el chalet y otro menor corría a tocar las puertas de los vecinos pidiendo ayuda, el padre de Juan envió a la educadora el último mensaje: “¿Se han dormido?”.
 
Gracias, @Scream&Shout .
Es la misma info que me ha llegado de conocidos de Extremadura.
El discurso-sermón del cocinero es, por lo visto, pura demagogia y palabrería para ocultar sus propias movidas turbias y para que la opinión pública no le cuestione a él. Según me cuentan, era y es un pieza (presuntamente, con cierta adicción y con un historial de comportamiento chulo y violento que tal vez podrían haber influído negativamente en su hijo...)

Del padre del otro menor de 14 años, me hablaron de forma muy distinta. Una persona comprometida y honesta que lleva tiempo desviviéndose por encauzar y corregir a su hijo, colaborando con los educadores y las autoridades... sin resultado 😢
El padre del pequeño, más aún tras leer los mensajes, parece tal como dices. Actuó hasta donde pudo, denunciando y siguiendo la situación al minuto. Qué mal cuerpo se le debió de quedar al enterarse de lo que hicieron justo después de estar hablando con Belén. Ahora se entiende aún mejor su actitud posterior ante las educadoras.
El otro, ya lo dije, coincido totalmente con tu apreciación.
 
este sitio es muy tóxico
Y no tiene nada que ver con la realidad de la gente fuera de aquí (en tu entorno oyes mucho comentario de este tipo? en el mío no, y tengo amigos y familiares de todos los colores.

No tengo pruebas pero tampoco dudas que más de una cuenta tiene varias y andan repitiendo los mismos argumentos haciendo que son distintas personas. Por no hablar del mucho tiempo libre que parecen tener algunas para esta tooooodo el santo día en este foro soltando soflamas racistas y xenófobas que a veces dan la duda de si tenemos por aquí más de uno a sueldo del partido verde moco, que son bastante proclives a este marketing de baratillo.

Y además se promueve, igual que en las redes, el contenido polémico porque reaccionamos, contestamos y contestamos lo que a la web le revierte en más y más tráfico y más impresiones para sus anuncios y eso es dinerito.

(si entraís al foro con el navegador brave se acaban los anuncios. o con bloqueador de publicidad)

me da lo mismo si me reportan el post.
voy a dejar de entrar a este foro porque esto está más lleno de mensajes tóxicos que el twitter de musk
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Gracias, @Scream&Shout .
Es la misma info que me ha llegado de conocidos de Extremadura.
El discurso-sermón del cocinero es, por lo visto, pura demagogia y palabrería para ocultar sus propias movidas turbias y para que la opinión pública no le cuestione a él. Según me cuentan, era y es un pieza (presuntamente, con cierta adicción y con un historial de comportamiento chulo y violento que tal vez podrían haber influído negativamente en su hijo...)

Del padre del otro menor de 14 años, me hablaron de forma muy distinta. Una persona comprometida y honesta que lleva tiempo desviviéndose por encauzar y corregir a su hijo, colaborando con los educadores y las autoridades... sin resultado 😢
Es muy fuerte que el padre denunciase por escrito con pruebas médicas de que a su hijo de 13,14 años la madre del compañero del (chalet con piscina) piso tutelado le proporcionase droga y pidiese que les separasen...PONIENDO UNA DENÚNCIA ANTE LA GUARDIA CIVIL

Una denuncia por escrito. No me convenció el cocinero, solo echaba la culpa a los demás, pero si como dijo su hijo es una victima desde que nació...Porqué siguió acostándose con la madre y además tuvo otro hijo con ella .
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"Dimidium facti,
qui coepit, habet:
sapere aude,
incipe"

Su divulgación se debe al filósofo Immanuel Kant en su ensayo ¿Qué es la Ilustración?, aunque su uso original se da en la Epístola II de Horacio del Epistularum liber primus:
La frase fue acuñada por Horacio en el siglo I a. C.
Para @MissCasiopea
 
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