Pris, os quiero contar algo desde que Garbo ha subido la foto de la taza de té. Hace tiempo que quiero tomar té de rosas, pero uno bueno, bueno, bueno. Recuerdo cuando era pequeña que en casa había y me gustaba mucho, tb de jazmín, lapsang, etc. pero eran otras épocas, ahora encuentras que vienen en hebras pero cuelan saborizantes.
Al hecho, que me desvío.
Compro condimentos en un lugar que el dueño sabe bastante y hace diez días se me enciende la bombilla y le pregunto si tiene pétalos de rosa.
Me dice que sí, que la gente lo compra para hacer aceite esencial y qué se yo qué más.
Llego a casa y a este cerebro privilegiado de altas capacidades se le ocurre hacerse un té de rosas. No debe ser díficil, pienso yo. Pongo a hervir el agua, unas hebras de té negro y unos cuantos pétalos. Espero unos minutos y ¡volià! Un plan sin fisuras.
Contenta, pienso que eso de saber a gloria, aunque el color no me convence...
Lo pruebo y era la cosa más horrible que se os ocurra. Un gusto entre barro, tierra, heno, comida de caballo, alfalfa, ¡yo qué sé! Me lo terminé bebiendo porque no podía creer que ni siquiera un simple té podía hacer bien. Pozzzzz ziiii: ni un té. Seguiré intentándolo, esta vez con azúcar.
