Está cancelando entrevistas y apariciones públicas porque ahora lo que toca es cerrar bien cerrada la boca hasta que le ofrezcan un cheque lo bastante grande. Ni más ni menos.
Bárbara está monetizando los últimos años de su vida pública. Primero monetizó su putiferio con el real, su chantaje a la corona, como si tal cosa. Y ahora se marca un KikoRivera, y sale su hijo diciendo cosas que seguramente son verdad, pero aquí lo que interesa es que él cobre, ella cobre, cobre Misofi, y alarguen y tiren del hilo unos meses.
Pasta gansa, yo no veo que haya otra cosa detrás.
Qué casualidad que la confesión del hijo coincida con el arranque de un programa nuevo del corazón en telecinco.
Qué casualidad que Misofi se desahogue y cuente su versión a dos amigos íntimos que son colaboradores de televisión por puro azar, y que se encargan de aliñar el tema, poner carbón al fuego y preparar el terreno de su próxima aparición.
Y así sucesivamente.
Bárbara Rey está alcanzando las más altas cumbres del Todo Vale. Cuando puso a su hijo menor de edad a hacer fotos del campechano fucking, ya nos lo podíamos haber figurado, que no conoce límites.