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5 razones para detestar a Fran Rivera
"No es cercano (como lo era su madre o lo es por ejemplo su hermano, el redicho Julián), no es claro, no es honesto. Y eso se acaba notando"
23 de noviembre de 2015, 10:00
Mi aversión a Fran Rivera es patológica. Estoy segura de que tengo algún trauma no resuelto y de verdad que me lo miro porque en principio soy una persona muy feliz que no albergo tensiones importantes. Así que, a modo de terapia, me dispongo a glosar qué no me gusta del afamado torero, para ver si así se me pasa:
-El viernes vimos sufrir a Julián Contreras y Julián Contreras Jr en Sálvame Deluxe.Por supuesto que han adoptado un papel muy pasivo y autocompasivo con respecto a la familia Rivera. Pero no me parece normal el desprecio y silencio al que somete Fran a su hermano menor. Uno y otro serían personajes opuestos de cara a la prensa. Mientras el torero se niega a dar declaraciones gratis o acudir a un plató de televisión (él solo cobra de las revistas en papel y patrocina eventos), a Julianín no le queda otra que mendigar unos euritos en televisión.
-Es matador de toros. Igual es una rareza mía, pero no me gusta que se asesinen animales, y mucho menos que sea para el disfrute humano.
-Defendió a su mujer Lourdes Montes apelando a que era una mujer de verdad, “como las de antes”. Y no se refería a una mujer luchadora precisamente, dado que el rol que interpreta esta señora en la vida del torero es el de segundona, pasiva, aburrida, maternal, sometida, como un mero complemento de él, el hombre “que lleva los pantalones” (expresión que seguro que Fran utiliza) en la casa.
-Su madre, Carmen Ordóñez, pese a pertenecer a una saga de toreros, e incluso considerarse a sí misma como “machista”, fue mucho más rompedora, rebelde y punkie, en unos momentos mucho más difíciles. Fran no ha heredado esa despreocupación, esa “elegancia tirada” de su madre, que hasta en chandal estaba monísima.
-A mí el look cortijero y rancio de este señor me chirría. Siempre parece un señorito andaluz de cacería, con el pelo espeso y repeinado, la ropa amarronada y el semblante de impostada superioridad. Parece un alma vieja, sin riesgos, sin gracia, sin estilo. No sabe algo tan básico y común como llevar vaqueros con estilo.
Yo no creo que los personajes públicos tengan que dar ejemplo de nada. Al contrario, su responsabilidad debería ser la misma que la del resto de los ciudadanos: mostrarse tal cual son. Pero tengo la impresión de que Fran Rivera gestiona una imagen de determinada manera para obtener beneficio de ello. Dosifica por ejemplo sus apariciones públicas, y sólo donde se admite su juego. No es cercano (como lo era su madre o lo es por ejemplo su hermano, el redicho Julián), no es claro, no es honesto. Y eso, queridos todos, se acaba notando.