Haters de Sálvame - Parte II

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FAMOSOS UN CAMBIO EVIDENTE
Kiko Hernández y sus 660 días como padre: la gran preocupación que no puede ocultar
10 noviembre, 2018 02:55
  1. KIKO HERNÁNDEZ
  2. HIJOS DE FAMOSOS
  3. SÁLVAME
Ane Olabarrieta @Ane_OlaVallejo
Nada queda de aquel jovencísimo Kiko Hernández (44 años) que entraba en Gran Hermano el 4 de abril de 2002. No ganó el maletín, quedó tercer finalista pero supo ganarse el dinero durante los 16 años posteriores hasta convertirse en una de las estrellas de Telecinco. Aunque su verdadera transformación ocurrió en enero de 2017, cuando nacieron sus dos hijas y se estrenó en el mundo de la paternidad. Ya lleva inmerso en la vida familiar 660 días.

El colaborador de Sálvame cumplió su sueño de ser padre a modo de regalo navideño el año pasado. Y desde el primer momento mostró que se iba a tomar muy en serio su nueva faceta paternal, pues enseguida decoró una gran habitación con motivos infantiles, peluches, juguetes y cunas para que Abril y Jimena (1) tuvieran todo listo cuando llegasen a casa. Ese gesto demostró lo implicado que estaría con las pequeñas y cómo cambiarían sus pensamientos, ya que pasó de vivir solo a tener una familia propia a su cargo y por la que preocuparse.


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En las últimas semanas ha quedado más claro que nunca el gran giro que ha experimentado Kiko en su vida. El tema tan ferviente de la separación de Miguel Bosé (62) y Nacho Palau (47) con sus cuatro hijos de por medio ha tocado de lleno al colaborador por el hecho de que las consecuencias más duras han recaído sobre los menores: "Esos cuatro niños, por favor, hay que pensar en ellos, no se les puede hacer esto", repite a menudo cuando el tema vuelve a la tertulia de Sálvame.

Mientras la mayoría de sus compañeros se han centrado en lo que cuenta el entorno y en la guerra interna de la expareja, Hernández suele poner el centro de su atención en los hijos y en su bienestar. Y es que sus hijas también son mellizas y conoce de primera mano el vínculo que entre ellas se establece. Del mismo modo que también fueron concebidas por gestación subrogada. Demasiados puntos en común con la noticia que le hacen imposible no empatizar con lo sucedido.
Primer año de 'cole'
El pasado mes de septiembre Abril y Jimena comenzaron su etapa colegial. Para ese gran día no faltó Kiko, que se encargó de llevarlas al colegio, a la zona de la guardería, y despedirse de ellas in situ. Las pequeñas y su padre recorren 20 minutos en coche cada mañana para asistir a uno de los centros educativos más prestigiosos de Madrid.

Bilingüe, privado, innovador, internacional y de alta seguridad. El colegio de las pequeñas Hernández Ruiz posee todo tipo de lujos, instalaciones pioneras y servicios de calidad para que tengan a su disposición la mejor y más avanzada educación. Sin embargo, lo que no es diferente a otros centros son las vacaciones navideñas. El colaborador estará pensando en preparar pronto el árbol de Navidad y demás detalles de estas fechas para que sus hijas vivan la festividad navideña en todo su esplendor. Y él encantado de hacerlo y vivirlo porque serán las primeras vacaciones escolares de sus dos amores.

[Más información: Bilingüe, prestigioso y de alta seguridad: así es el colegio de las hijas de Kiko Hernández]


 
Última edición:
'Tu cara me suena' crece a un 21,3% y dobla a 'Mi casa es la vuestra', que anota un mal 10,2%

https://www.formulatv.com/audiencias/

A ver si se enteran de que las Camposdashian asquean a la audiencia. Y si encima las sirven con el casposo de Bertín, apága y vámonos. Interés 0.
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FAMOSOS MI CASA ES LA VUESTRA
La confesión de Terelu Campos: “Aún no me he hecho lesbiana, pero no lo descarto”
10 noviembre, 2018 02:56
J.M.
Para rematar la velada de Mi casa es la vuestra de este viernes en Telecinco, Carmen Borrego (52 años) propuso a Bertín Osborne (63), su hermana Terelu Campos (51) y Enrique San Francisco (63) jugar a 'Yo nunca…' y todos aceptaron encantados. Un juego que terminó sacando a relucir tríos inconfesables, pérdidas de ropa interior, s*x* en sitios públicos…

Así, por ejemplo, la mayor de Las Campos reconoció que, un amante que tuvo una vez le pidió que le diera su ropa interiordurante una velada y, ni corta ni perezosa, no tuvo inconveniente en entregárselas. "Y eso que luego ni me acosté con él", confesó.


Por su parte, el presentador confesó que había hecho un trío, aunque no quiso aportar más detalles. Sí lo hizo Enrique San Francisco, que recordó que fue tan mal la cosa que las dos chicas con las que lo estaba haciendo, le dieron de lado y terminaron ellas solas.

En cuanto a sitios públicos, mientras Terelu y Enrique reconocieron que lo habían hecho alguna vez, Osborne fue más reacio a confesar que había tenido relaciones sexuales alguna vez en el mar.

En este ambiente, Carmen sacó el tema del s*x* y la cosa dio mucho de sí. Terelu y Enrique aseguraban que "el s*x* está sobrevalorado", mientras que Carmen y Bertín pensaban todo lo contrario. Y entre unas cosas y otra llegó la gran confesión de Terelu: "Yo aún no me he hecho lesbiana, pero no es algo que descarte".



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Bertín, Terelu, Carmen y Enrique.



La muerte de su padre
En otro orden de cosas, Bertín quiso saber cómo fue la relación de las hermanas Campos con padre y cómo vivieron su muerte. "Era alguien serio, recto, familiar, trabajador, muy valioso y un poco acomplejado. Su carácter era de una persona poco cariñosa, pero él mataba por nosotras".

"Debía tener un mundo interior que nadie conocíamos, y debió sufrir muchísimo cuando tenía todos los ingredientes necesarios para ser feliz", añadieron. Eso sí, confesaron que tras su su***dio, "no íbamos a permitir que se le hiciera culpable a mi madre de lo que había sucedido".
 
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FAMOSOS AÑO DIFÍCIL
El declive de las Campos, también en su empresa: estas son sus cuentas
10 noviembre, 2018 02:52
  1. MARÍA TERESA CAMPOS
  2. CARMEN BORREGO
  3. EMPRESAS DE FAMOSOS
  4. HIJOS DE FAMOSOS
Elena Bustamante @busta_elena
Hace tiempo que la familia Campos no está atravesando su mejor momento, sobre todo con la matriarca alejada de la televisión y la hija mayor luchando contra el cáncer. Un declive que también afecta a sus negocios, según las cifras a las que ha tenido acceso JALEOS.

Concretamente, María Teresa Campos (77 años) y Carmen Borrego (52) forman parte de la compañía Teteco SL., una sociedad dedicada a la radiodifusión con unas cifras que empeoran año tras año y que no ha conseguido remontar esta mala situación.





Empresa familiar, problemas familiares
La presentadora fue la que inició este negocio en 1997, para la "producción de programas audiovisuales, así como todo tipo de promociones relacionadas con estos medios y otros". Un tipo de sociedades muy comunes en los personajes de la televisión de esa época, que creaban estas empresas con las que gestionar su trabajo en el espectáculo. Carmen Borrego, sin embargo, no entró en la compañía hasta 2004, cuando ya empezó a figurar como apoderada. Convirtiendo así a Teteco SL. en un negocio familiar.

En este caso, sin embargo, la unión no ha hecho la fuerza o al menos no ha conseguido remontar la nefasta situación en la que se encuentra la economía de esta empresa. Año tras año sus pérdidas han aumentado mientras los ingresos y el patrimonio descendía.


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Carmen Borrego y María Teresa Campos en una imagen de archivo.Gtres.

Concretamente, solo en 2017 la empresa ingresó poco más de 150.000 euros. Una cifra que, aunque para la mayor parte de los ciudadanos es una cantidad sustancial, nada tiene que ver con las ventas de años anteriores (el año anterior eran el doble). Cuando los ingresos de una empresa bajan, es una mala señal; pero cuando se convierte en una tendencia durante varios años, la situación se vuelve bastante complicada.

Estos problemas con los ingresos tiene una consecuencia lógica: el resultado de su balance de cuentas está en números rojos. Pérdidas que, se acrecientan con el paso del tiempo y que solo el año pasado ya superaban los 170.000 euros.

Ante este panorama, las Campos han tenido que recurrir a los recursos que tenía la empresa, es decir, el activo tanto a largo como a corto plazo y que ha descendido.

Asimismo, aunque ha conseguido saldar su deuda a largo plazo de 800.000 euros en solo un año, se ha endeudado más que considerablemente en el corto plazo con una cifra que supera los 450.000 euros.

¿El resultado de todas esas subidas y bajadas? Un patrimonio que continúa los cambios en las otras partidas y que conforme pasan los años se reduce. Un problema sobre todo porque, aunque en ese concepto la cifra supere los 6,4 millones de euros, la mayor parte de esa cantidad se debe a un inmovilizado material (posiblemente la casa) que es difícil de traducir en dinero en efectivo con el que hacer frente a posibles problemas económicos.

Un año difícil para el clan Campos
2018 no ha sido un año fácil para el clan de las Campos, pero sobre todo para María Teresa Campos, cuyos escasos proyectos profesionales han sido un rotundo fracaso. No ha conseguido volver a la televisión, a pesar del expreso deseo de la presentadora que ha sido todo un referente en este medio durante años.

Tampoco tuvo éxito su tímido proyecto en la industria musical con el disco que creó con su pareja, Edmundo Arrocet(68). Ya en la firma de discos que organizó la periodista y el pintor en El Corte Inglés del barrio Salamanca (en Madrid) solo acudieron dos fans para conseguir su autógrafo. Un fracaso que explica por qué desde entonces el disco es un tema en el que no quiere profundizar ningún miembro del clan.

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Madre e hijas de paseo por las calles de Madrid.

La única buena noticia que puede recibir María Teresa Campos es deshacerse, por fin, de la gran mansión que posee en Madrid. Según desveló en exclusiva este medio, la presentadora ya tiene firmado el contrato de arras y está más cerca de hacer las maletas para mudarse de hogar tras haber cerrado este acuerdo clave con el comprador.

Este último año tampoco está terminando de la mejor forma posible para Terelu Campos (53). La hija mayor de la presentadora descubrió hace dos meses que volvía a padecer cáncer de mama y se sometió a una doble mastectomía para extirparse el tumor y para evitar posibles futuros problemas, según aseguró la propia colaboradora de Sálvame.


 



Me siento libre pero siempre y cuando esté callado
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9 de noviembre de 2018, 11:03


Estaba leyendo un libro en el que dos chicos se amaban bajo la lluvia e inmediatamente vino a mi memoria el siguiente episodio. Sábado por la noche, “La Noria”. Carmen Alcayde y yo damos la primera entrevista después de que se anuncie el final de “Aquí hay Tomate”. Jordi González me pregunta por mis planes de futuro y yo le respondo: “Hacerme las manos y los pies”. No fue una boutade. Era la simple y llana verdad. No tenía nada más que hacer, mi futuro profesional no es que fuera negro. No era. No existía. No sabían qué hacer conmigo en la cadena.

Al día siguiente cogí un puente aéreo y P. me estaba esperando en el aeropuerto con su moto. Llovía como si no hubiera mañana y llegamos a su casa empapados y muertos de frío. Recuerdo que planteamos la posibilidad de salir a almorzar y que yo no me decidía mucho, lo que motivó un gruñido por su parte. Al final no sé si comimos en casa o no.

El caso es que me trasladé a vivir a Barcelona porque en Telecinco tenía poco que hacer. Alquilamos un piso en plena Gran Via y yo intenté por todos los medios convertirme en un amo de casa ejemplar pero no lo conseguí. Un día el lavavajillas empezó a vomitar agua con tanta fuerza que a punto estuvo de inundar el edificio entero. Pasé un buen rato contemplando el desaguisado, sin saber qué hacer, aguantándome las ganas de llorar. Hasta que llamé a un operario. Cuando el señor detectó la anomalía me miró con cierta conmiseración: no había sacado el tapón del desagüe o alguna chorrada por el estilo. Y es que mi relación con los electrodomésticos nunca ha sido muy buena. Una vez alquilé una buhardilla por tres meses y los primeros quince días estuve sin nevera porque no se me ocurrió que tuviera que enchufarla. El caso es que poco a poco me hice a Barcelona y llegué a ser muy feliz. Me compré una bicicleta, me aficioné a las novelas de Donna Leon y me apunté a clases de canto.



Del fin de “Aquí hay tomate” han pasado más de once años. Hubo más días de lluvia y de tormentas incluso. Momentos en los que tuve ganas de huir, de desaparecer, de dejarlo todo. Épocas en las que me castigaba, odiaba mi trabajo y coqueteaba con la autodestrucción. Hace un par de días llamé a Óscar C. muy temprano para compartir con él esta reflexión. Lo hacía desde la cama, muy sereno, y al echar la vista atrás me inquietaba revisar aquellas épocas en las que el suelo parece resquebrajarse y no sabía qué hacer para salvarme. Es complicada la exposición en nuestro trabajo porque te obliga continuamente a enfrentarte a unos juicios para los que mentalmente no siempre estás preparado. La popularidad te coloca en un lugar para el que nunca te han preparado y hasta que te acomodas tienes que lidiar con situaciones muy complicadas. Acabas tocado emocionalmente y no sé cómo se sale de ahí más o menos indemne. Resistiendo, supongo. Como siempre.

Un psicólogo me dijo en cierta ocasión: “El foco es tóxico”. Quizás no el foco en sí pero sí todo lo que le rodea. Aguantar en esta profesión exige fortaleza mental y no tanto seguridad en uno mismo sino ser consciente de que no siempre vas a acertar. Pero tus equivocaciones siempre tendrán mayor repercusión porque son públicas. Estoy viviendo la mejor época profesional de mi vida. Me va bien tanto en la televisión como en el teatro. Pero nunca antes había tenido tanto sentimiento de provisionalidad, de que mañana puede acabarse todo, de que hay que tener las maletas preparadas porque en cualquier momento te pueden mandar a paseo. Por cierto no entiendo por qué esta expresión tiene tan mala prensa cuando “Pasear” es una de las cosas más bellas que podemos hacer “en” y “con” nuestra vida. Pasear y pasearla. Y aunque parezca paradójico es esta certeza de que todo es efímero lo que me hace más sereno. Y, por encima de todo, más libre. Libre dentro de un orden, porque cuando uno presenta un programa con muchísimo éxito debes tener un cuidado extremo. Tus palabras serán medidas al máximo y ¡ay de ti! si sacas los pies del tiesto. A las primeras de cambio te montan una campaña en redes y te envían a tu casa.

El éxito te hace vulnerable, no más fuerte. No nos engañemos. Si de verdad pudiera expresarme con libertad sobre cualquier tema a lo mejor no estaría trabajando. Pero esta sociedad tan inquisitiva no admite pensamientos a contracorriente. Resumiendo: que me siento libre, sí. Pero siempre y cuando esté callado. O sea, pura esquizofrenia.
 



Me siento libre pero siempre y cuando esté callado
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9 de noviembre de 2018, 11:03


Estaba leyendo un libro en el que dos chicos se amaban bajo la lluvia e inmediatamente vino a mi memoria el siguiente episodio. Sábado por la noche, “La Noria”. Carmen Alcayde y yo damos la primera entrevista después de que se anuncie el final de “Aquí hay Tomate”. Jordi González me pregunta por mis planes de futuro y yo le respondo: “Hacerme las manos y los pies”. No fue una boutade. Era la simple y llana verdad. No tenía nada más que hacer, mi futuro profesional no es que fuera negro. No era. No existía. No sabían qué hacer conmigo en la cadena.

Al día siguiente cogí un puente aéreo y P. me estaba esperando en el aeropuerto con su moto. Llovía como si no hubiera mañana y llegamos a su casa empapados y muertos de frío. Recuerdo que planteamos la posibilidad de salir a almorzar y que yo no me decidía mucho, lo que motivó un gruñido por su parte. Al final no sé si comimos en casa o no.

El caso es que me trasladé a vivir a Barcelona porque en Telecinco tenía poco que hacer. Alquilamos un piso en plena Gran Via y yo intenté por todos los medios convertirme en un amo de casa ejemplar pero no lo conseguí. Un día el lavavajillas empezó a vomitar agua con tanta fuerza que a punto estuvo de inundar el edificio entero. Pasé un buen rato contemplando el desaguisado, sin saber qué hacer, aguantándome las ganas de llorar. Hasta que llamé a un operario. Cuando el señor detectó la anomalía me miró con cierta conmiseración: no había sacado el tapón del desagüe o alguna chorrada por el estilo. Y es que mi relación con los electrodomésticos nunca ha sido muy buena. Una vez alquilé una buhardilla por tres meses y los primeros quince días estuve sin nevera porque no se me ocurrió que tuviera que enchufarla. El caso es que poco a poco me hice a Barcelona y llegué a ser muy feliz. Me compré una bicicleta, me aficioné a las novelas de Donna Leon y me apunté a clases de canto.



Del fin de “Aquí hay tomate” han pasado más de once años. Hubo más días de lluvia y de tormentas incluso. Momentos en los que tuve ganas de huir, de desaparecer, de dejarlo todo. Épocas en las que me castigaba, odiaba mi trabajo y coqueteaba con la autodestrucción. Hace un par de días llamé a Óscar C. muy temprano para compartir con él esta reflexión. Lo hacía desde la cama, muy sereno, y al echar la vista atrás me inquietaba revisar aquellas épocas en las que el suelo parece resquebrajarse y no sabía qué hacer para salvarme. Es complicada la exposición en nuestro trabajo porque te obliga continuamente a enfrentarte a unos juicios para los que mentalmente no siempre estás preparado. La popularidad te coloca en un lugar para el que nunca te han preparado y hasta que te acomodas tienes que lidiar con situaciones muy complicadas. Acabas tocado emocionalmente y no sé cómo se sale de ahí más o menos indemne. Resistiendo, supongo. Como siempre.

Un psicólogo me dijo en cierta ocasión: “El foco es tóxico”. Quizás no el foco en sí pero sí todo lo que le rodea. Aguantar en esta profesión exige fortaleza mental y no tanto seguridad en uno mismo sino ser consciente de que no siempre vas a acertar. Pero tus equivocaciones siempre tendrán mayor repercusión porque son públicas. Estoy viviendo la mejor época profesional de mi vida. Me va bien tanto en la televisión como en el teatro. Pero nunca antes había tenido tanto sentimiento de provisionalidad, de que mañana puede acabarse todo, de que hay que tener las maletas preparadas porque en cualquier momento te pueden mandar a paseo. Por cierto no entiendo por qué esta expresión tiene tan mala prensa cuando “Pasear” es una de las cosas más bellas que podemos hacer “en” y “con” nuestra vida. Pasear y pasearla. Y aunque parezca paradójico es esta certeza de que todo es efímero lo que me hace más sereno. Y, por encima de todo, más libre. Libre dentro de un orden, porque cuando uno presenta un programa con muchísimo éxito debes tener un cuidado extremo. Tus palabras serán medidas al máximo y ¡ay de ti! si sacas los pies del tiesto. A las primeras de cambio te montan una campaña en redes y te envían a tu casa.

El éxito te hace vulnerable, no más fuerte. No nos engañemos. Si de verdad pudiera expresarme con libertad sobre cualquier tema a lo mejor no estaría trabajando. Pero esta sociedad tan inquisitiva no admite pensamientos a contracorriente. Resumiendo: que me siento libre, sí. Pero siempre y cuando esté callado. O sea, pura esquizofrenia.

En serio no sabe enchufar una nevera o usar un lavavajillas? Luego va de culto... :hilarious::hilarious:
 
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