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Mis últimas impresiones sobre la Crónica Rosa tras escucharles durante varios años:
Mi contertulia preferida es Beatriz Miranda (María Tomé). No sufre de bienquedismo (o no hasta ahora) y hasta se atreve a llamar 'cursi' a Paloma Cuevas entre las miradas reprobadoras del resto.
Le da vidilla a la tertulia, que algunos días es como un plato de pescado hervido de Catalina de Cambridge.
Federico pues como siempre, de plomo derretido que diría don Antonio Alcántara, contando siempre las mismas historietas (que si la Buhhhhhchinjjjjjer, que si la madre de la Pantoja no dejaba que ningún hombre se acercara al camerino) mezclando lo rosa con la política y poniendo a la familia real española en los cuernos de la luna.
Y lo que más me chirría, que me suena que antes no era tan recurrente, es lo casposo que se pone alabando los atributos físicos de ciertas mujeres. Es cosa mía, pero a los hombres que se expresan así les pierdo el respeto enseguida. No es tanto el qué sino el cómo.
Alaska, Emilia Landaluce y Carlos Pérez Gimeno. Pues lo mismo da que da lo mismo. Me dejan indiferente.
A Dani Carande en ocasiones se le intuye un punto de malicia. Me cae bien por eso.
Paloma Barrientos sabe mucho, podría comunicar más, pero continuamente la interrumpen. Y así no se puede.
De Isabel González me da sensación de falsa humildad continuamente.
Beatriz Cortázar sabe medir bien lo que dice y se debe más a ciertos personajes que a los oyentes.
Me ha sorprendido que antes estaban con Bertín Osborne a partir un piñón, que hasta el hombre cuando entraba por teléfono se les hacía el micro pesicola y ahora ya no les cuadra. Qué cosas.
Mi contertulia preferida es Beatriz Miranda (María Tomé). No sufre de bienquedismo (o no hasta ahora) y hasta se atreve a llamar 'cursi' a Paloma Cuevas entre las miradas reprobadoras del resto.
Le da vidilla a la tertulia, que algunos días es como un plato de pescado hervido de Catalina de Cambridge.
Federico pues como siempre, de plomo derretido que diría don Antonio Alcántara, contando siempre las mismas historietas (que si la Buhhhhhchinjjjjjer, que si la madre de la Pantoja no dejaba que ningún hombre se acercara al camerino) mezclando lo rosa con la política y poniendo a la familia real española en los cuernos de la luna.
Y lo que más me chirría, que me suena que antes no era tan recurrente, es lo casposo que se pone alabando los atributos físicos de ciertas mujeres. Es cosa mía, pero a los hombres que se expresan así les pierdo el respeto enseguida. No es tanto el qué sino el cómo.
Alaska, Emilia Landaluce y Carlos Pérez Gimeno. Pues lo mismo da que da lo mismo. Me dejan indiferente.
A Dani Carande en ocasiones se le intuye un punto de malicia. Me cae bien por eso.
Paloma Barrientos sabe mucho, podría comunicar más, pero continuamente la interrumpen. Y así no se puede.
De Isabel González me da sensación de falsa humildad continuamente.
Beatriz Cortázar sabe medir bien lo que dice y se debe más a ciertos personajes que a los oyentes.
Me ha sorprendido que antes estaban con Bertín Osborne a partir un piñón, que hasta el hombre cuando entraba por teléfono se les hacía el micro pesicola y ahora ya no les cuadra. Qué cosas.