María Fernández-Rubíes nos recibe en su casa familiar de Baqueira BeretLa prescriptora nos recibe en este idílico refugio entre mantas y almohadones y al calor de la chimenea. Un cálido paraíso donde relajarse tras una jornada de esquí
Con
más de 800.000 seguidores en Instagram, María Fernández-Rubíes puede presumir de una extensa y
brillante carrera en el mundo de las redes sociales que ha hecho que las marcas de moda y belleza se la rifen. Pero María, además de ser una de las
influencers más conocidas de nuestro país, también es madre de Nicolás, de cuatro años, y
Patricio, de casi dos; esposa -lleva casada desde 2018 con el odontólogo Manu Losada-; e hija (su madre, Silvia Soler, se ha animado a posar para este reportaje). Cada año, la prescriptora espera con ilusión la
llegada de la Navidad para, así, poder pasar tiempo con los suyos -
lo que más le gusta en el mundo- y disfrutar de unos días de desconexión en su
casa familiar de Baqueira Beret, un hogar alegre y luminoso pensado para recibir y cuya decoración, realizada al cien por cien por su madre, envuelve al invitado en u
n halo de buen gusto y calidez.
María, paseando por los alrededores de su casa de Baqueira, una construcción en piedra y madera típica de la zona del Pirineo catalán
-Nos recibes en tu casa de Baqueira, en plena naturaleza y rodeada de montañas. ¿Qué significa este lugar para ti?
-Baqueira es casa, en mayúsculas, para mí;
significa mi infancia y mi familia, sobre todo mis hermanos y mis padres. Nunca hemos necesitado mucho más. Son muchos los recuerdos, todos bonitos, vividos aquí.
En esta casa he pasado las mejores Navidades de mi vida, siempre rodeada de mis seres queridos. Y en Baqueira también
me presentaron a Manu, mi marido, gracias a su hermana Lucía, muy amiga mía y a la que también había conocido esquiando. Así que este es un lugar que siempre me hace muy feliz.
-¿Sueles venir a menudo?
-Sí, aunque no todo lo que me gustaría.
Cuando no tenía niños veníamos más; ahora el viaje se hace más complicado porque está lejos de Madrid y les resulta un poco pesado. Pero siempre pasamos las
Navidades aquí. También intentamos venir durante la Semana Blanca, aprovechando que no hay “cole”. Es una época buenísima para esquiar porque hay mucha menos gente.
En Semana Santa alguna vez también venimos y, ocasionalmente
, en verano, una época del año en la que el paisaje está precioso y se disfruta mucho.
María junto a su madre, Silvia Soler, que se ha encargado de la decoración de la casa al completo
Vista panorámica del salón, con gustosas mantas y un amplio sofá para disfrutar de la chimenea
-¿Qué es lo que más te gusta de esta casa?
-Que
de momento cabemos todos (risas) y que es super acogedora,
un auténtico hogar. También su ubicación, que no puede ser mejor; no solo por las vistas, que son preciosas, sino porque a nivel logístico tenemos la guagua que, literal, para justo enfrente de casa y nos sube directamente a las pistas. Y
esto es un sueño.
-¿Qué es lo que no puede faltar en una casa de montaña como esta?
-
Mantas grandes y gustosas, para cuando sales a l
a terraza y te tomas un café o ves una peli en el salón en familia. Colores claros y blancos como la nieve, y los verdes y marrones del bosque. Pero, sobre todo, tiene que resultar
acogedora y arropar.
"Baqueira significa casa para mí, un lugar que siempre me hace muy feliz. Aquí he pasado las mejores Navidades de mi vida, siempre rodeada de familia y buenos amigos"
Apoyada en la barandilla de madera de las escaleras que llevan a la zona de los dormitorios
La prescriptora, junto al árbol que ha preparado para estas Navidades
"Guardo muchos recuerdos, todos bonitos, de este lugar. Aquí me presentaron a mi marido, gracias a su hermana Lucía, muy amiga mía y a la que conocí esquiando"
-¿Cuales son para ti las bases de la decoración para estas fechas?
-
A mi madre le encanta
montar en familia el árbol de Navidad, así que te diría que este adorno es un imprescindible en casa. Y el nacimiento, a poder ser lo más artesanal posible. También
muchas velas, por la calidez y la luz tan bonita que dan. Y nos encanta el
color rojo, aunque solo sea en los detalles. Somos muy tradicionales en ese sentido. Bueno, en realidad te diré que somos
muy tradicionales en casi todos los sentidos
con respecto a la Navidad.-Teniendo una casa aquí seguro que sois todos grandes esquiadores… ¿Desde cuándo esquías?
-Los
cuatro hermanos aprendimos a esquiar de pequeños, cuando teníamos cuatro o cinco años aproximadamente. Mi padre también empezó de muy pequeño y mi madre más tarde, con más de veinte años, y quizás por eso le tiene más respeto al esquí. Aun así, ella sabe que es un planazo subir a las pistas y, si no, siempre hay otros planes alternativos para hacer por la zona, como
excursiones o paseos.
Sobre estas líneas, la zona del comedor, presidida por un cuadro de Jaime Monge
Detalles de la cocina
Detalle de la mesa de la cocina
-Háblanos de esos otros planes para hacer aquí...
-Comer y cenar en el valle, donde
hay una gastronomía increíble; pasear, hacer rutas y acercarnos a algún
pueblecito en Francia y comprar productos locales; jugar a las cartas o a
algún juego de mesa en casa y ver películas con una buena manta;
llevar a los niños a que jueguen en la nieve (aunque Nico empezó a esquiar el año pasado con tres añitos y le gustó mucho). En resumen, pasar tiempo en familia es nuestro mejor plan y por eso intentamos hacerlo todo juntos.
-¿Cómo celebráis las Navidades aquí?
-
Antes celebrábamos Nochebuena y Navidad todos juntos. Ahora que
estamos casi todos casados vamos viniendo de forma progresiva e intentamos coincidir en Nochevieja para cenar; a veces se nos une también algún familiar o amigo. A mi madre le encanta
la decoración navideña, y lo pone todo ideal. La comida, siempre hecha en casa, y
que no falten los villancicos. ¡Ah! Y nos encantan todos los
dulces navideños: polvorones, turrones, roscón de Reyes, mazapanes...
Madre e hija posan sonrientes sobre la encimera
"Mi madre sigue preparando en Nochebuena sopa de galets y canelones porque sus padres son catalanes y le gusta mantener esa costumbre"
La prescriptora, tumbada sobre una gustosa manta