Es de la semana pasada, por si no lo habéis visto
Poniéndonos serias, hay alguna forma de comprobar el currículum de esas supuestas psicólogas? Porque puedes decir que tienes el titulo pero si te lo has sacado en la Universidad Chichinabo, lo siento pero no inspiras mucha confianza xdd
Joder, pero cómo se me ha pasado este pedazo de post si respondí a lo de la colegiación...
Ostias, Noemí. Como por lo visto nos lees, atenta a mis siguientes explicaciones (se viene mensaje largo), a ver si así empiezas a entenderlo. Voy frase por frase:
1. “En Santo Amor trabajamos con ciertas temáticas que entendemos que den lugar a confusión o que sean lejos de ‘temas aptos para escépticos’ ¡Y eso está bien!”

Ya desde el inicio, normalizas que lo tuyo puede generar dudas o parecer confuso. Básicamente, estás admitiendo que tu discurso no tiene base científica, pero lo enmarcas como algo positivo. Además, usas la palabra “escépticos” para hacer ver que quien dude de su negocio es alguien cerrado de mente.

No, esto no está bien. No es cuestión de escepticismo, sino de responsabilidad. Que algo “dé lugar a confusión” significa que estás vendiendo algo ambiguo. Y cuando se trata de salud mental y bienestar, la ambigüedad no es un plus, es un peligro.
2. “También tenemos terapia sexológica profesional, muchísimos talleres con profesionales de la salud (psicos, gines...) y la gran mayoría de nuestras clases están impartidas por psicólogas.”

Aquí buscas legitimarte metiendo con calzador la palabra “profesionales de la salud”, pero sin especificar quién hace qué. Dicesbque hay psicólogas, pero no dejas claro si ellas están impartiendo lo mismo que el resto de actividades sin base científica. Es decir, usas su presencia como escudo para validar todo el pack.

Tener psicólogas en tu equipo no blanquea el resto del circo. Una estructura no se vuelve legítima solo porque haya alguien con título dentro. La pregunta es: ¿qué papel juegan realmente esas psicólogas? ¿Están allí para hacer terapia seria o solo para darle un aire respetable a lo que, en el fondo, sigue siendo un batiburrillo de pseudociencia y marketing emocional?
3. “Aquí queremos que abraces tu lado bruji y ‘fuma-inciensos’ combinado con el lado más científico. Y si un lado te llama más que el otro, ¡está perfecto!”

Esta es la jugada clásica de “todo es válido” para evitar críticas. Pero no, no todo vale. La psicología y la evidencia científica no son compatibles con esoterismo, magia o aquello a lo que tú llames “bruji”. Decir que ambos pueden coexistir es ignorar que uno se basa en estudios y el otro en creencias personales.

No puedes equiparar ciencia y misticismo como si fueran dos opciones igual de válidas para abordar la salud mental. No es cuestión de preferencias personales. Esto no es elegir entre café o té; es diferenciar entre lo que tiene evidencia y lo que no. La mezcla no es enriquecedora, es un truco para hacer que lo esotérico parezca más serio de lo que realmente es.
4. “Lo que queremos en Santo Amor es que te sientas a gusto, que salgas con nuevas herramientas, que pruebes cosas que se salen de lo normal... Todo para verte crecer, mejorar y disfrutar.”

El truco aquí es el uso de palabras bonitas y vacías: “sentirse a gusto”, “crecer”, “herramientas nuevas”. No explicas qué herramientas, no especificas en qué consisten ni qué base tienen. Juegas con la idea de lo “fuera de lo normal” para hacer que quien lo critique parezca una persona rígida o cerrada.

“Herramientas” es una palabra preciosa cuando se usa con criterio. Si esas herramientas no tienen ninguna base real, lo único que estás haciendo es envolver aire en papel de regalo. ¿Quieres ayudar a la gente o simplemente vender experiencias llamativas que suenen bien?
5. “Si quieres venir a probar cualquiera de nuestros servicios (clases, talleres, terapia...) eres más que bienvenidx. Si no, está perfecto. Pero no nos dediques palabras de odio sin siquiera haber pisado el local y ver lo que hacemos.”

Este es el clásico intento de desviar la crítica diciendo que si no has estado ahí, no puedes opinar. Es una forma de invalidar cualquier cuestionamiento sin dar argumentos. También metes el comodín de “odio” para hacer ver que cualquier señalamiento es un ataque personal y no una crítica legítima.

No hace falta entrar en un sitio para saber lo que hace. Si un restaurante anuncia que vende sushi con atún caducado, no necesito sentarme a comerlo para entender que es peligroso. No hace falta estar dentro para ver ciertas red flags. No es odio, es responsabilidad. No todo lo que brilla es oro, y no todo lo que huele a incienso es crecimiento personal.
6. “Y con esto y un bizcocho... Hasta mañana a las 12:30 que abrimos.”

Cierras con un tono despreocupado, como si el tema no tuviera importancia. Es una manera de restarle peso a las críticas y hacerlas parecer insignificantes.

Claro, con esto y un bizcocho sigues vendiendo humo. Pero mientras tú abres a las 12:30 para vender tu mezcla de coaching, tantra y autoestima financiera, hay profesionales que abren sus consultas con la responsabilidad de tratar a personas de verdad, con problemas de verdad, sin necesidad de disfraces espirituales ni eslóganes de empoderamiento prefabricado.
Mi conclusión final es que no quieres entender que el problema no es tu negocio en sí, sino la forma en la que lo vendes. Te aprovecha del lenguaje del crecimiento personal para atraer a personas vulnerables, juegas con la ambigüedad para evitar ser criticada y parece que usas la presencia de profesionales sanitarios como cortina de humo para dar legitimidad a lo que sigue siendo una pseudociencia con marketing emocional. No es odio, es indignación ante el intrusismo, la falta de ética y la irresponsabilidad de mezclar bienestar con negocio sin rigor ni respeto por quienes realmente buscan ayuda.