Trumpadas 2.0

Puedes ir a la página de de (Deutsche Welle), tienen también contenido en español e inglés, son muy cuidadosos con sus artículos y con muchos vídeos, entrevistas. La conferencia de Munich la han cubierto muy bien.

Gracias, voy allá. Aquí nada de nada o cuando más el rechazo de Europa a la agenda MAGA. Y que esperaban?

Un vicepresidente de EEUU de una administración que prohíbe a los periodistas entrar en la Casa Blanca si se atreven a cuestionar cualquier cosa que diga el gobierno, que prohíbe la publicación de investigaciones sobre la salud de la mujer o el cambio climático o que veta a periodistas que se niegan a llamar al Golfo de México por un nombre ficticio va a Europa a dar lecciones de democracia?

JD Vance, producto de la derecha radicalizada en Internet que ocupa una posición real de poder, de hecho, la sede del poder que más importa viaja a Europa a sermonear sobre la libertad de expresión y la democracia? Para Vance, Trump, Musk, etc., la “libertad de expresión” significa que pueden insultar y que nadie puede enfadarse con ellos ni hacerles nada. Nada más

Trump, Vance y Musk ven los asuntos europeos a través de los lentes de las guerras culturales de EEUU y aquí el caos es tal que apenas se nota que su comportamiento sigue el patrón de los políticos de derecha modernos.

En Europa solo les interesa lo que digan o hagan Orban, la Weidel y punto.......y claro, Putin.

Hay que unirse y resistir.
 
Un discurso arrollador

Vance deja una cosa clara en Múnich: los EEUU de Trump vienen a por Europa (y su primer objetivo es Alemania)​


El vicepresidente JD Vance esquivó el tema Ucrania en la Conferencia de Seguridad de Múnich y sacudió la campaña electoral alemana con una cruzada ideológica​


Foto: JD Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich. (Reuters/Leah Mills)
JD Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich. (Reuters/Leah Mills)

Por Mónica Redondo. Berlín Alicia Alamillos. Kiev

15/02/2025 - 05:00

Este viernes, a 1.300 kilómetros de Múnich, un dron ruso impactaba contra el sarcófago de Chernóbil; la estructura de toneladas de hormigón y acero que contiene los materiales radiactivos del peor desastre nuclear europeo. Los ucranianos apuntaron un punto más a su larga lista de argumentos que presentar este viernes en una de las citas más importantes de la seguridad europea, a las vísperas de lo que parece un rápido proceso de inicio de negociaciones Estados Unidos-Rusia: el chantaje nuclear.

Y, sin embargo, cuando el vicepresidente de Donald Trump, JD Vance, tomó el escenario de la primera jornada de la Conferencia de Seguridad de Múnich, tanto las delegaciones diplomáticas europeas como las ucranianas se quedaron lívidas. En su discurso, el adlátere del presidente estadounidense, considerado seguramente su heredero en las semillas del trumpismo, no mencionó a Ucrania en absoluto.

En su lugar, se despachó a gusto sobre los países europeos, cuya mayor amenaza "no es Rusia, sino la sofocación de la libertad de expresión por parte de los burócratas de Bruselas". En sus palabras se leyó un programa de cambio de régimen en toda Europa, con Alemania y el partido ultraderechista AfD como primera parada. "Hay un nuevo sheriff en la ciudad", declaró sobre Trump.

Los alemanes podrían haber llamado a ese momento Katastrophe. Una palabra que no necesita traducción, pero que resonó entre los estupefactos europeos presentes en el Hotel Bayerischer Hof de Múnich. Quizá pensaban que iban a tener que discutir cómo colocar a Europa en la mesa de unas negociaciones sobre la paz en Ucrania, a la que no han sido invitados, o defenderse de nuevas amenazas sobre el gasto militar. La delegación ucraniana, con Volodímir Zelenski en cabeza, llevaba en la mano un borrador de un acuerdo de explotación de sus recursos de tierras raras, un último esfuerzo para hablar el idioma de Trump y convencerlo de que puede salir ganando si se coloca del lado de los intereses de Kiev. En su lugar, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, tuvo que salir a declarar que el discurso de Vance, en el que, con la retórica trumpista más acelerada, comparaba a las democracias europeas con autocracias, era "inaceptable".

Mientras los europeos buscaban encajar una nueva cooperación de seguridad con Estados Unidos, que echó por tierra 80 años de atlantismo en su llamada de apenas 90 minutos con Vladímir Putin, Vance les aleccionaba sobre que deberían abrazar el crecimiento de políticas antiestablishment, detener la "inmigración masiva" y acabar con las políticas woke.

Un discurso que promete inflamar las crecientes divisiones entre EEUU y Europa, que encaja con la política interna estadounidense de la nueva Administración Trump, inmersa en toda una contrarrevolución conservadora, pero que también podría haber firmado cualquier asesor de Vladímir Putin. "Lo que me preocupa es la amenaza que viene desde dentro, el retroceso de Europa respecto de algunos de sus valores más fundamentales", declaró Vance. Apuntó específicamente a la anulación de la primera ronda de las elecciones de diciembre en Rumanía, ordenada por el máximo tribunal del país tras las pruebas de una campaña masiva de injerencia rusa, y desestimó las preocupaciones sobre la desinformación como "feas palabras de la era soviética".
También criticó una serie de respuestas europeas, que calificó como "opresivas", desde el arresto en Reino Unido de un hombre por rezar cerca de una clínica de abortos hasta la condena por parte de Suecia de un activista antiislámico por quemar ejemplares del Corán en público.


Inmerso en su campaña, el vicepresidente estadounidense no hizo ninguna mención específica al partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), que se mantiene como segunda fuerza en las encuestas a poco más de una semana de la celebración de elecciones en el país, pero era fácil leer entre líneas. "No hay lugar para cortafuegos", aseguró. El cortafuegos o Brandmauer es el compromiso que todavía mantienen los partidos alemanes de no pactar con la formación extremista que lidera Alice Weidel.


La arenga de Vance contra el cortafuegos tiene como objetivo al partido democristiano (CDU) capitaneado por Friedrich Merz, que, aunque ha rechazado que vaya a formar una coalición con la extrema derecha si no obtiene la mayoría en el Parlamento alemán para gobernar en solitario, sí que aceptó los votos de la formación de Weidel para intentar aprobar una medida que endurecía las políticas migratorias.


Aunque se centró en Alemania, por el calendario electoral, pero también quizá por las obsesiones concretas de parte de la Administración Trump con el país germano, el mensaje fue por un cambio de gobiernos hacia las fuerzas "antiestablishment", populistas y ultraconservadoras en toda Europa. "Para nosotros, al otro lado del Atlántico, nos parece que hay viejos intereses protegidos que se esconden tras palabras de la era soviética como desinformación y a los que simplemente no les gusta la idea de que alguien pueda expresar un punto de vista alternativo o que vote diferente; o todavía peor, que pueda ganar unas elecciones".


El Gobierno alemán calificó las palabras del vicepresidente de EEUU como una "intervención unilateral en la campaña electoral". Alice Weidel, que ya recibió con gusto el apoyo de Elon Musk, celebró. Los analistas alemanes que han seguido de cerca la trayectoria de AfD opinan que declaraciones como las de Vance pueden reforzar electoralmente a la formación en pleno debate sobre un endurecimiento de las leyes migratorias, una de las grandes obsesiones políticas del presidente Trump. "La AfD intenta mantener el tema en la agenda pública. Intenta seguir ocupando el tema y afirmar tener las mejores propuestas de conceptos de limitación de la migración. Utiliza el tema como un 'puente' hacia el centro conservador", apunta Joachim Trebbe, politólogo de la Freie Universität Berlin y experto en la instrumentalización de la inmigración en los medios.
A nivel europeo, el punto de quiebre parece inevitable. Boris Pistorius fue el que respondió de forma más severa. Dijo, delante de los líderes reunidos en Múnich, que venía con un discurso preparado sobre la seguridad en Europa, pero que no podía ignorar lo que había oído en boca del JD Vance. "No puedo ignorar lo que he oído. Esta democracia ha sido cuestionada por el vicepresidente de EEUU (...). No es aceptable", aseveró.


Kaja Kallas fue la encargada de decir lo que muchos otros estaban pensando. "Parece que quieren iniciar una pelea con nosotros". Esa pelea, que algunos analistas ya han descrito como una batalla cultural, se une la imposición de aranceles a la UE, anunciados este pasado jueves como respuesta al IVA.

Su propia agenda​


La Conferencia de Seguridad de Múnich ha sido tradicionalmente un lugar de encuentro entre aliados para compartir experiencias y estrechar lazos atlantistas. Excepto cuando no lo fue, como las continuadas presiones de la anterior administración Trump para que los países de la OTAN aumentaran su gasto en Defensa, o aquella infame cita de 2007, todavía recordada por los diplomáticos europeos, en la que Vladímir Putin adelantó lo que finalmente pasaría en 2022-2025. En esta ocasión, Vance ha asegurado que los aliados europeos planeaban informarle de cómo aumentarían sus compromisos para la defensa, pero volvió a su carril, asegurando que la seguridad solo se lograría abordando los "desafíos sociales" a los que presuntamente se enfrenta Europa.
"¿Cuál es la visión positiva que anima este pacto de seguridad compartido, que todos creemos que es tan importante? (...) Creo profundamente que no hay seguridad si tienes miedo de las voces, las opiniones y la conciencia que guían a tu propio pueblo", afirmó.


Vance sí que se reunió con Volodímir Zelenski, apenas 40 minutos que no parecieron dar ningún fruto. El borrador del acuerdo económico para la explotación de las tierras raras a cambio de ayuda estadounidense quedó sin firmar y tampoco cerró ningún nuevo detalle sobre el inminente inicio de las negociaciones con Vladímir Putin. Zelenski, que desde el pasado octubre ha modulado mucho su discurso para hablar la lengua de Trump, insistió en que Ucrania sí busca la paz, que está dispuesto a una negociación, pero que solo tras unas "garantías de seguridad reales" y que está "listo" para reunirse con Putin solo cuando haya un "plan claro" acordado tanto con Estados Unidos como la Unión Europea.
Devastador, mil gracias. 🙏
 
Primis, favor compartir artículos sobre la visita de JD Vance y Hegseth a Europa así como las reuniones de Marco Rubio en Israel y Arabia Saudi. 🙏

Aquí en EEUU el caos es tal que apenas da tiempo a leer noticias internacionales, mucho menos desde la perspectiva europea o latinoamericana.
 
Fuera de lo que dijera o dejará de decir, Vence me ha decepcionado. Lo explico.
Nos han estado alabando su excelencia, su potencia retórica, como su discurso está influenciado por la vanguardia neoconservadora norteamericana, todos amigos suyos.
Y se nos presenta con esto
Primeramente no sé si sabéis que en Munich desde la primera conferencia hay unas directrices escritas que rezan más o menos: no alecciones, escucha, no ignores a nadie. Ya vemos que empezó mal, eso sí obviamos que el tema era la seguridad y se está pactando el final de una guerra.
No sabe medir los tiempos pasaba de una agresividad con una cara que le serviría para el casting del bravucón Ace de Stand by me, a querer hacer chistecitos a costa de Greta T y Musk, no se rió nadie, ahí vi en su mirada hasta una pequeña pérdida de control, puede que esté acostumbrado a que sus flanes se desternillen con sus chistes de tres cuartos el kilo.
Fue ya curioso que criticara la falta de democracia cuando en su país están poniendo a periodistas en la calle para no enfadar a los nuevos sres.
Estuvo refiriéndose al cortafuegos de manera que quedara clara que se refería al afd, pero se le olvidó la izquierda de Wagenknecht, que por cierto se parece muchísimo al afd.
Y después, y ahí ya fue cuando no daba crédito, se puso a enumerar unos casos sueltos, alguno casi anecdótico que lo llevó a decir que estábamos persiguiendo las religiones aquí en Europa.
Y ya al final lo del sheriff, estilo redneck.
Me di cuenta que él mismo no quedó muy contento.
No esperaba y esto también se notó que la respuesta viniera inmediatamente. El ministro de defensa dio un discurso elaborado en ese mismo momento que estuvo soberbio, sin un tono estridente, sin una agresividad fuera de lugar. En su punto, lo terminó diciendo que ahora iba a hablar del tema por el que había venido.
Los más sorprendidos han sido los alemanes mismos que no se esperaban esa elocuencia improvisada. Todos los partidos, menos el afd, le han aplaudido hasta con las orejas.

No sé por qué pienso que esa agresividad tenía como objetivo esconder que no quería hablar de Ucrania, el tema. Pero os digo que yo al final lo vi con cara de saber que se había pasado.
 
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