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El orfeón​

El abogado de un violador condenado lo ha resumido con brillantez: «El mejor abogado defensor de mi cliente se llama Irene Montero»​

18/11/2022Actualizada 01:41
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La aplicación de la ley conocida como «sólo sí, es sí», tan bien recibida por violadores y pederastas, no es una burrada de exclusiva responsabilidad de la ministra obsesionada por el s*x* y su viajera corte de chaladas. Es responsabilidad de todo el Gobierno, y de cuantos diputados y senadores votaron a su favor. Por lógica, una gamberrada legislativa conlleva la autoría principal de un gamberro y, en el presente caso, de una gamberra que se permite insultar a todos los jueces y les conmina a estudiar. «Fórmense, señores». Tengo una sobrina que lleva tres años estudiando cada día dieciséis horas para aprobar las oposiciones a la Judicatura, después de haber cumplido con brillantez la carrera de Derecho. Todavía no es juez, pero como opositora, estoy seguro de su estupor y sorpresa cuando ha leído que una cajera elevada a ministra por exigencias de su compañero de lecho le exige que se forme. El abogado de un violador condenado lo ha resumido con brillantez: «El mejor abogado defensor de mi cliente se llama Irene Montero». Irene Montero, su círculo de chaladas, y todos los miembros del Gobierno, empezando por el maniquí de Bali. Y en ese Gobierno hay magistrados, como Margarita Robles, Grande Marlasca –hoy, Marlaska–, y alguno más, que a partir de mañana, siguiendo la orden de la ignorante podemita, tendrán la obligación de estudiar y formarse mejor. Decenas de violadores han pedido revisar sus condenas, y once delincuentes, hasta el momento que escribo, han recuperado la libertad gracias a la rebaja de las penas de la ya vigente ley gamberra, que ha merecido la crítica negativa de todas las asociaciones de jueces, incluida Jueces para la Democracia, compuesta por magistrados y jueces cercanos o inmersos en el socialismo y el comunismo. Hasta el periódico afín al poder socialista,El País, se ha permitido la excepción de publicar un duro editorial contra la chapuza del Gobierno. Del Gobierno en su totalidad, de Irene Montero y sus trastornadas y mochales compañeras y de cuantos diputados y senadores emitieron su voto favorable en su momento. Diputados y senadores del PSOE, de Unidas Podemos, de ¡¡Ciudadanos!!, del sacristanón PNV, del separatista ERC, del proetarra EH Bildu, del fresco de Teruel Existe –aunque viva en Valencia–, y de Coalición Canaria, que siempre navega a favor de todos los vientos.
No se trata, pues, del gravísimo error de un pequeño coro de chaladas que ha desafinado. Se trata del gravísimo error de un orfeón, en el que todos sus componentes ha soltado un gallo, cuando ningún gallo figuraba en la partitura. La exigible y nada probable dimisión de la principal mentecata aliviaría el ambiente, pero no haría desaparecer el hedor pestilente que respiramos en España. Los únicos partidos políticos consecuentes con su apoyo a la ley de marras, son –además de Unidas Podemos– EH Bildu y ERC. Si los terroristas preferidos del primero, sus asesinos múltiples, están siendo perdonados por el Gobierno de España, y aliviadas sus condenas hasta la repulsión general, y los golpistas condenados del segundo se disponen a convertirse en ciudadanos ejemplares por organizar un golpe de Estado, es comprensible que voten a favor de abrir las cárceles y endulzar las condenas a pederastas, violadores y delincuentes sexuales.
Son ellos, el orfeón –¡¡¡Ciudadanos!!!–, los responsables de la ignominia, la infamia y la degeneración social de la ley recién estrenada.
Ya lo saben, señoras y señores jueces. A formarse.

Más de Alfonso Ussía​

 

La cantera​

Rodearse de los más parecidos al rodeado es, además de un grave error, una estupidez. Y los dirigentes del PP llevan mucho tiempo rodeándose de ellos mismos, distantes de las voces críticas y sinceras​

19/11/2022Actualizada 01:30
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En las reuniones de amigos no se debe hablar de política, religión o dinero. En ocasiones, resulta inevitable. Una decena de amigos nos juntamos, pocos días atrás, para celebrar el medio siglo transcurrido desde que Mary Quant ideó y puso de moda la minifalda. El motivo fundamental de la reunión dio poco de sí. Y un insensato abrió el debate político. Dado que los diez amigos éramos montañeses o adheridos a La Montaña, hoy Cantabria y anteayer provincia castellana de Santander, los primeros políticos en salir a la palestra fueron los de la provincia. Los diez amigos, liberales y conservadores, siete de ellos votantes del PP y los tres restantes de Vox. Se trató de una reunión de personas decentes. Revilla, como la minifalda, tampoco dio mucho de sí, aunque alguno recordó su entusiasta pasado falangista. Pero aquí, Revilla es sinónimo de cansancio tertuliano. Y le tocó el turno a la dirigente montañesa del Partido Popular, que es una calamidad. ¿Cómo es posible que Feijóo haya apostado por ella después de su calamitosa gestión? Y salió a relucir la alcaldesa de Santander, infinitamente más válida que la máxima mandataria del PP, muy capaz de devolver al partido mayoritario de la derecha española su viejo poder perdido en la provincia. Y alguien comentó que el problema del PP es que no tiene cantera, lo cual motivó una elevación en el tono de las voces. Mi opinión es que tiene cantera, y realidades, que no terminan de convencer a los dirigentes del PP nacional por enigmas indescifrables. El trío que hoy manda en el PP, Feijóo, Pons y Gamarra –con Bendodo, al que no hay que olvidar– quiere conseguir los votos socialdemócratas, y ha creado una enorme confusión en muchos de sus votantes. Pero es indiscutible que un partido político, con una mayoría de dirigentes con carreras universitarias y una preparación intelectual infinitamente más alta que la de los partidos de izquierdas –hoy, ultraizquierdas–, tiene a mucha gente preparada para dar el salto y sustituir al ambiguo y desorientado equipo actual. Y no nos referíamos al equipo cántabro, sino al nacional, con un Feijóo desinflado, un Pons que recuerda a una veleta, y una Gamarra que no concita simpatía alguna, y para colmo, carece de la contundencia y la mala uva que deben acumular en el hígado los portavoces parlamentarios. Mucho mejor fue Cayetana Álvarez de Toledo, pero los acomplejados la defenestraron.
Y que hay cantera, y buena cantera, me lo demostró ayer una parlamentaria del PP en la Asamblea de Madrid, Elisa Adela Vigil, que dio un monumental repaso a socialistas y mónicos médicos o madres, en una intervención de tres minutos desde su escaño, sin papeles, y con una capacidad destructora de la mentira y la desvergüenza, brillante y ejemplar.
Pues claro que hay cantera, como también la tiene Vox, y algo menos Ciudadanos. Lo fundamental es no perder esa cantera de políticos válidos por celos, complejos o preferencias interesadas. La política no es una actividad cómoda. Rodearse de los más parecidos al rodeado es, además de un grave error, una estupidez. Y los dirigentes del PP llevan mucho tiempo rodeándose de ellos mismos, distantes de las voces críticas y sinceras. Un partido como el PP, tan amplio en su fidelidad electoral, tiene que apoyar la brillantez, aunque resulte incómoda. Sánchez se ha cargado al socialismo creando el sanchismo, y el PP no puede imitar tan desastroso ejemplo. Viendo, oyendo y aplaudiendo a Elisa Adela Vigil, tuve la impresión de que la normalización y unión del liberalismo y el conservadurismo en España no es un sueño. Es una probable realidad si la política se entiende como servicio público, no como próspera seguridad personal. Para colmo, Elisa Adela Vigil, además de una gran parlamentaria, además de valiente y certera, es atractiva, tiene clase y es rubia, lo que más humilla y hiere al feminismo profesional y falso de las izquierdas.
En fin, que la reunión salió bastante bien. Hay esperanza.

Más de Alfonso Ussía​

 

Renglones de tontos​

Todo nos viene, según Delavigne, de los tiempos de Adán y Eva​

20/11/2022Actualizada 01:33
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En su página semanal de La Otra Crónica en el diario El Mundo, Jaime Peñafiel reproduce la sabia reflexión de una periodista de ABC a la que no identifica: «Las mujeres que han llegado al Gobierno de Sánchez, amén de incompetentes, son malas o tontas». Muy de acuerdo con ella, pero no del todo. Pueden ser malas o tontas, malas y tontas simultáneamente, malas y no tan tontas, y tontas no tan malas. Hay tontas discretas que apenas hablan y tontas clamorosas, amén de malas, que no cesan de berrear. «Los toneles vacíos y los tontos son los que hacen más ruido», sentenció Plutarco. Tengo para mí, que tontas y malas son Irene Montero y la Belarra, pero son tontas y malas con balcones a la calle, no se esconden, y ese detalle es muy de agradecer. Yolanda Díaz es tan tonta y tan mala como las dos anteriores, pero hay algo en ella que supera a una y a otra, esa dosis de cinismo que en ocasiones adorna a los tontos sabios. El gran Molière recelaba de los tontos sabios, según él, mucho más tontos que los tontos ignorantes, por el dominio de su falsedad. La ministra de Hacienda, es tonta, pero no considero que sea mala, y más mala que tonta es Nadia Calviño, que de tonta no tiene un pelo. También en el Gobierno hay tontos o malos, o malos y tontos simultáneamente. Alberto Garzón es malo, tonto y vago. Iceta es malo y no es tonto. Marlaska es malísimo, pero no lo incluyo en las 1.876 clases de tontos registradas en la «Gran Enciclopedia de la Necedad». Y más mala que tonta es la ministra Alegría, del mismo modo que es más tonto que malo Pachi López, que es tan tonto que no puede ser muy malo, además de borono e inculto. Todo nos viene, según Delavigne, de los tiempos de Adán y Eva. Sólo ellos sobre la Tierra, en el Paraíso. En mi modesta opinión, Eva era más lista que Adán, completamente imbécil el pobre hombre. Delavigne establece aquella relación como punto de partida de la aglomeración de tontos que ahora padecemos: «Desde los tiempos de Adán y Eva los tontos están en mayoría». Los dos hijos de Adán y Eva no salieron bien. Caín era malo de toda maldad, y violento, y criminal, y Abel era un tonto blando, chisgarabís y lechuguino. Fallecido Adán, Eva y su hijo –grave pecado jamás resuelto ni bien explicado por la Iglesia–, se vieron obligados a yacer en selvática coyunda para perpetuar la especie. Y la humanidad empezó a nacer tan mala como Caín y tan superficial como Eva. Claro, que también nacieron seres inteligentes y estudiosos, trabajadores y emprendedores, pero siempre en minoría. El gran Pitigrilli no se trabuca: «La estupidez es un estado de gracia, un privilegio, un don divino. Se puede llegar a ser inteligente, pero no estúpido. Estúpido se nace».
¿Y Sánchez? Por deducción, quien se beneficia personalmente por rodearse de tontos, tontas, malos y malas, de tontos malos, de tontas malas, de malos no tan tontos y malas no tan tontas, es antes muy malo que muy tonto. Según el profesor Holbeinstein, de la Universidad de Hamburgo, no está reñido ser a un mismo tiempo perverso y necio, tonto prepotente, hortera, rencoroso y mentiroso siempre que otros seres perversos, necios, prepotentes, horteras, rencorosos y mentirosos estén de su lado y lo estimen inteligente. Es entonces cuando el más malo, adopta la fácil postura de ilusionarse con su inteligencia, convirtiéndose en un tonto peligrosísimo, pero tonto al fin y al cabo, y propenso a caer del guindo cuando arrecia el temporal.
Y cuando una sociedad, que habría de ser culta y civilizada, acepta ser gobernada por tontos y malos, y no pone remedio a su desgracia, está reconociendo que no ha encontrado sustitutos fiables para vencer a los malos y a los tontos, lo cual, dice poco a favor de esa sociedad que irremisiblemente, va camino del rebaño.
Hoy no me he despertado optimista.

Más de Alfonso Ussía​

 

Pre-aniversario​

Se cumplen setenta y cuatro años de la creación de la paga de Navidad que coincide con otro aniversario​

21/11/2022Actualizada 01:30
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Ayer, 20 de noviembre, fallecieron José Antonio Primo de Rivera, a resultas de una aglomeración de balazos «progresistas y democráticos» que derribaron su cuerpo sin vida sobre el patio de la prisión de Alicante, y también, en la cama de un hospital de la Seguridad Social creada por él, cerró los ojos ese señor que no se puede nombrar ni elogiar porque, aquel que lo haga, puede ocupar una de las celdas que la ministra Irene Montero ha dejado libres en las prisiones españolas de violadores y pederastas. Por lo normal, los aniversarios que se celebran o se lamentan son los que coinciden con un número redondo. El décimo, el vigesimoquinto o el quincuagésimo. Pero este año, se celebra un aniversario muy importante que por estas fechas – a un paso de las «fechas muy señaladas» según Tip–, conviene recordar.
Con independencia de la paga extraordinaria y obligatoria en instituciones públicas y empresas privadas del 18 de julio, destinada a facilitar a los empleados y obreros unas merecidas vacaciones de verano, el señor que no se puede nombrar ni elogiar, porque aquel que se atreva a hacerlo, puede ocupar la celda en la que hoy habita, por ejemplo, «El Chicle», el desalmado asesino y violador de Diana Quer, instituyó, 74 años atrás, la paga extraordinaria y obligatoria de Navidad, con el fin de dotar a la familias españolas de un suplemento económico para celebrar con mayor presupuesto las más cristianas de las fechas, que abarcaban desde el nacimiento del Niño Jesús a la visita de los Reyes Magos al Portal de Belén. Setenta y cuatro años de la creación de la paga de Navidad que coincide con otro aniversario. Se cumplen 74 años, durante los cuales, ningún comunista español, socialista español, separatista de España, terrorista o podemita, ha renunciado dignamente mostrando su desacuerdo a la paga creada por ese señor cuyo elogio por sus acciones positivas puede llevar a los españoles de bien o sencillamente despistados, a ingresar en cualquier establecimiento penitenciario y coincidir en la puerta con la salida de los golpistas, los terroristas, los ladrones del dinero público, los malversadores, los sediciosos, los rebeldes y los violadores favorecidos por las leyes que redactan durante sus viajes a Nueva York y Argentina, Irene Montero, la Pam, la Pum, la Pim y la Pom, que conforman su más cercana y potente influencia asesora. En estos 74 años, los que han trabajado, fueran sus ideas las que fueran, todos han cobrado de sus empresas privadas o públicas la paga de Navidad, que perdón por la insistencia, creo e instituyó en España ese señor al que sólo se le puede nombrar para devastar su memoria o recordar que era un General tonto que ganó a los comunistas, socialistas y anarquistas una Guerra Civil por casualidad, porque los generales inteligentes, estrategas y solventes los tenían ellos.
Comunistas, socialistas, golpistas, sediciosos, rebeldes, terroristas, delincuentes sexuales, proxenetas, pederastas, violadores y asesinos que hayan trabajado en empresas públicas y privadas, han aceptado encantados durante los últimos 74 años la paga extraordinaria de Navidad, festividad en la que no creen porque para ellos lo que hay que celebrar es la cursilería del «Halloween», demostrando con ello que aquel señor innombrable fue justo y generoso con todos en una España en la que el dinero público no se derrochaba, los impuestos eran bajísimos, la industria creció desde la miseria de la posguerra, no se benefició con el Plan Marshall, y terminó siendo la novena potencia económica del mundo. Y que ellos, los que han prohibido su nombre, celebraron la Navidad sin renunciar a la paga extraordinaria de los fascistas.
Todos a cobrar.

Más de Alfonso Ussía​

 

El negocio de la pena​

Hebe de Bonafini, escrito sea sin el menor deseo de exagerar, fue una impostora, una aprovechada que destrozó un movimiento universalmente respetado, y elevó su odio hasta la punta de su pañuelo​

22/11/2022Actualizada 01:56
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La dictadura militar argentina fue terrible. Curiosamente, uno de nuestros más famosos, geniales y limitados humoristas, agasajado por el franquismo y superviviente de un fusilamiento que se inventó, Miguel Gila, se figuró perseguido por el régimen de quien le invitaba año sí y año no, a participar en la fiesta de La Granja de San Ildefonso, y se autoexilió. Como talismán de las izquierdas, Miguel Gila no eligió a Cuba, ni a la todavía vigente URSS, ni a Albania, ni a Bulgaria, para refugiarse de la falsa persecución franquista. Eligió Argentina, sometida a la dictadura militar de Videla, de Agosti, de Massera y finalmente de Galtieri, el que declaró la guerra al Reino Unido por la soberanía de las islas Malvinas, Falklands para los británicos. Aventura que terminó en un desastre para La Argentina, y al que unos grandes e inimitables humoristas argentinos, los geniales Les Luthiers, dedicaron una marcial marcha militar que terminaba de esta manera. «Perdimos, perdimos, perdimos otra vez». Porque Gila escapó, no del régimen franquista que tanto le había valorado, sino de la obligación de pagar a su abandonada primera mujer las cantidades que le exigió la Justicia.
Las madres de los desaparecidos se agruparon en la asociación de «Las Madres de la Plaza de Mayo», reivindicando a sus víctimas y recordando a sus familiares asesinados. Esta asociación fue recibida con todo respeto y cariño en todos los rincones del mundo. Sucedió que la asociación se dividió en dos partes cuando una de las madres, Hebe de Bonafini, impuso su carácter comunista y dictatorial en lo que era un movimiento de denuncia y protesta contra la brutalidad de la dictadura de Videla y compañía. Hebe de Bonafini se dedicó, desde entonces, a viajar por todo el mundo, pronunciar conferencias y ser recibida con todos los honores exprimiendo el negocio de la pena.
Una pena que ella no experimentaba cuando sus movimientos terroristas preferidos que asesinaban en el mundo libre cumplían con sus sangrientos objetivos. Fue una defensora entusiasta de la ETA, de las abominables carnicerías y fechorías de las FARC colombianas, y celebró públicamente, con porcino regocijo, el fallecimiento de tres mil personas en el atentado de Al Qaeda contra las Torres Gemelas, el World Trade Center de Nueva York. Haber sido víctima por perder un hijo brutalmente asesinado no concede la bula de comportarse con la misma inhumanidad y perversión que sus denunciados. Hebe de Bonafini, escrito sea sin el menor deseo de exagerar, fue una impostora, una aprovechada que destrozó un movimiento universalmente respetado, y elevó su odio hasta la punta de su pañuelo.
Viajes, invitaciones, buenos hoteles, tontos rendidos ante su presencia y un gran rendimiento del negocio de la pena. La llegada de la familia Pingüina al poder en Argentina salvó a Bonafini de una investigación promovida a petición de muchas de sus antiguas compañeras de dolor, para averiguar el destino de los fondos internacionales que había acumulado durante su exitosa gestión mercantil de la tragedia.
Años hacía que no aparecía por ninguna parte. Debo reconocer que si alguna vez me pregunté qué habría sido de ella, supuse que había fallecido. La pobre –es un decir–, desapareció. Y hoy sabemos de su muerte. Por supuesto, Cristina Fernández de Kirchner ha lamentado con dolor folclórico su desaparición, como también lo han hecho desde España Irene Montero, los podemitas y algunos socialistas a la espera de los mensajes de dolor de su bienamados amigos de Herri Batasuna y Bildu, herederos de la ETA.
Le deseo un buen descanso. Pero era un bicho.

Más de Alfonso Ussía​

 

Convicto y confeso​

Patada en el culo a una mujer, seis años de prisión. Patada en el culo a un perro que muerde, ocho años de trena​

23/11/2022Actualizada 01:30
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Cuarenta años atrás, propiné una patada a un perro. Se llamaba «Chufy». Previamente, «Chufy» había hincado sus afilados dientes en mi tobillo derecho. Soporto con dignidad el dolor, pero no el deterioro de una media-calcetín decashmererecién adquirida durante una breve estancia en Londres en las Burlington Arcade. El mordisco de «Chufy» abrió un tomate en mi calcetín derecho de imposible reparación, y como es de rigor, mi patada fue tremenda. «Chufy» voló cuatro metros y se topó con un jarrón chino de estimable valor que dominaba una mesa. El jarrón fue sorprendido por el vuelo de «Chufy» y cuando se dio cuenta, se halló hecho añicos en el suelo. «Chufy» era el perrito de una efímera novia, y después de una acalorada discusión con ella, le pedí que me devolviera el rosario de mi madre y se quedara con todo lo demás, como en la canción de María Dolores Pradera. Si una joven mujer pretende una historia de amor, no puede tener un perro que se dedique a morder los tobillos y agujerear los calcetines londinenses de su pretendiente. El caso es que abandoné su hogar, procedí a pasear por la calle de Velázquez y ningún agente de la autoridad me detuvo acusado de maltratar a tan detestable can. De haber ocurrido tan lamentables hechos en la actualidad, y de acuerdo con la Ley del Maltrato Animal redactada por la podemita Belarra y sus churris, sería condenado a ocho años de prisión, dos años más de privación de libertad que por haber pateado a la propietaria de «Chufy», acción penada con seis años de cárcel. El Consejo General del Poder Judicial ya ha advertido al Gobierno de las barbaridades que se acumulan en ese anteproyecto de ley presentado por la simpática ministra Belarra. Patada en el culo a una mujer, seis años de prisión. Patada en el culo a un perro que muerde, ocho años de trena.
Esa Ley del Maltrato Animal oculta su principal propósito: terminar con la caza en España, actividad que nos viene de los cromañones y neandertales, y de la que viven en nuestra maltratada nación centenares de miles de familias. Será complicado el apoyo a la prohibición de la caza para algunos dirigentes autonómicos socialistas, como García-Page en Castilla-La Mancha o Fernández Vara en Extremadura, donde la caza es uno de los principales recursos económicos de sus regiones. Pero al final, aceptarán lo que les ordene el hortera de Bali, que a su vez, es ordenado por sus socios de Podemos, sus sostenedores bilduetarras y el oficioso, que no oficial, presidente del Gobierno, Oriol Junqueras.
Pero retornando a los primeros renglones, me acuso y reconozco que «Chufy», probablemente fallecido por causas naturales y no por la precisión impactante de mi patada, sufrió maltrato por mi parte, si bien es justo recordar que previamente fue él quien renunció a la armonía e inició el turno de agresiones. Dos heridas producidas por sus punzantes colmillos menoscabaron la agilidad y prestancia de mi tobillo derecho, pero lo que no admite discusión fue la voracidad que empleó en destrozar unos calcetines decashmerede Groven, James & Mildton adquiridos a muy alto precio en las Burlington Arcade. Me declaro convicto y confeso. Si bien, el único fallecimiento que se produjo en aquel desagradable encuentro que desembocó en trifulca, fue el jarrón chino, horroroso por cierto, probablemente heredado de la abuela materna de aquella joven mujer, que para la Belarra, merece menos consideración que «Chufy».
Y aquí estoy, a la espera de mi detención por maltrato animal.

Más de Alfonso Ussía​

 

Reyes de verdad​

Él, S.M. Piotr I de Monclovia, vistió un 'batik' indonesio, aparentemente horroroso, pero con mucho mensaje​

17/11/2022Actualizada 08:48
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Creo que Pedro Sánchez y su distinguida y saunífera esposa, Begoña Gómez, harían bien en imitar la vestimenta en los eventos internacionales de Sus Majestades los Reyes Piotr y Bigognia de Monclovia, que han causado asombro y veneración en la inútil reunión del G-20 celebrada en Bali, Indonesia. Eso es tener majestad. Mientras el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, se presentaba con una camisa blanca y pantalones grises marengo, los Reyes de Monclovia, Piotr I y Bigognia después, lucieron en la recepción nocturna balinesa con especial resplandor. Ella, que siempre acompaña a su esposo a los viajes y congresos a los que no acuden las mujeres del resto de los mandatarios y «líderes» mundiales, vistió con los colores de la bandera de Ucrania, que le sientan divinamente. Creo que Zelenski, cuando supo del detalle, se emocionó con tan incomensurable hondura, que no pudo reprimir el caudal de sus lágrimas, lo que Virgilio, el poeta latino creador de las metáforas, definió como «el amargo dulzor del ánimo». Él, S.M. Piotr I de Monclovia, vistió unbatikindonesio, aparentemente horroroso, pero con mucho mensaje. La elegancia no está en la prenda, sino en la manera de llevarla. Elbatikle venía un poco largo, pero esos pocos centímetros de más no le reducían la distinción. Por otra parte, entonaba a la perfección con los pantalones pitillo negros, muy propios de la tradición protocolaria del Reino de Monclovia. Su llegada a la cena oficial, con ese paso natural y parsimonioso que sólo los grandes líderes mundiales atesoran, dejó sin habla a los propios indonesios. Lástima que el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, luciera unbatikidéntico al de Piotr I de Monclovia, lo que restó importancia al brillante vestido de la Reina Bigognia con los colores de la bandera de Ucrania. De cualquier manera, Lavrov no cubría sus gambas con pantalones pitillo, sino con pantalones normales, lo cual le restó prestancia y autoridad. La imagen de la reunión del G-20 que ha dado la vuelta al mundo no ha sido otra que la de los Reyes de Monclovia, Piotr I y Bigognia después, con el presidente de Indonesia Joko Widodo y su bella pero bajita esposa, Iriana Joko Widodo, que allí es habitual que ellas asuman los mismos apellidos que ellos. Por poner un ejemplo contundente y cristalino. Si el presidente de Indonesia se llamara, en lugar de Joko Widodo, Mojuko Lapola, su esposa no podría presentarse como Iriana Joko Widodo, y se vería obligada a asumir sin rechistar el nombre de Iriana Mojuko Lapola. Espero que haya quedado diáfana para el entendimiento mi sutil aclaración.
Durante los discursos, S.M. Piotr I de Monclovia como líder internacional más aclamado, exigió al ministro ruso Lavrov el inmediato fin de la invasión de Ucrania, y Lavrov, impresionado por las palabras del Rey de Monclovia, le respondió que no. Entre dos personas que van vestidas con la misma prenda balinesa, la sinceridad prevalece sobre la diplomacia.
Después del éxito de la gestión, los Reyes Piotr y Bigognia de Monclovia embarcaron en su Airbus particular y retornaron a Monclovia con los deberes hechos. Fueron recibidos en su precioso palacio por su Pelota Mayor del Reino y ministro de Presidencia, de Relaciones con las Cortes y de la memoria Democrática de Monclovia, Felicias Bognalovsky, el cual, aprovechando la euforia del momento, solicitó a Piotr I que le donara elbatikazul tornasolado en carmesíes para exponerlo en el Museo de la Elegancia, el más visitado de Monclovia.
Y ella, como no había hecho nada de nada durante el viaje oficial, se retiró a descansar.

Más de Alfonso Ussía​


Buenísimo prima!! Que risas me he echado!!
 

Gran idea​

Si un lobo es intocable, un niño es sagrado. Y si no se considera sagrado como niño, démosle inmediatamente su condición de lobo, lince, tortuga, oso, perro o gato​

24/11/2022Actualizada 01:30
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Leo los comentarios de los lectores de El Debate de mis artículos. Creo que se trata de una obligada cortesía. Casi todos ellos, educados e inteligentes. Aprendo, disfruto, agradezco y sufro. Y envidio talentos oscurecidos por los camuflajes identitarios. Entre los lectores de hoy, 23 de noviembre, «Ladilla Morada» aporta una idea que merece un texto desarrollado. «Propongo que se considere animal a un niño en el seno de su madre. Quizás así logremos salvarlos».
Me apunto a la idea. Vivo en tierras colonizadas por manadas de lobos. Maravillosos animales, también dañinos. La ministra anti-caza ha prohibido que los lobos sean molestados. Entre Cantabria, Asturias, León y el norte de Castilla, centenares de manadas se han adueñado de la legalidad. Y los lobos se saben intocables. Hasta en las sierras de Madrid los lobos atacan al ganado y masacran las economías de los ganaderos, héroes indefensos maltratados por la Administración. Un lobo muerto conlleva una multa exagerada, la detención del ganadero perjudicado, el juicio y la cárcel. Lo mismo patear a un perro o deshacerse de una tortuga. Pero simultáneamente, en España son asesinados diariamente centenares de seres humanos condenados a no ver la luz. Una loba preñada de lobeznos está más protegida que una mujer embarazada. Y los lobeznos que crecen en las entrañas de la loba son más valiosos que los niños que se forman en el vientre de su madre.
Como ahora, gracias a las mentes enfermas, destartaladas y degeneradas de nuestros gobernantes se puede elegir libremente el género y condición de cada uno, propongo que a los nasciturus humanos que son asesinados todos los días, se les conceda la posibilidad de ser considerados perros, gatos, burros o tortugas, con la finalidad de garantizarles la posibilidad de vivir. La sociedad moderna aplaude, anima y protege a las mujeres que deciden desembarazarse de sus hijos. La sabia exministra de Zapatero, Bibiana Aído, fue contundente. «El feto de una jirafa es una jirafa, pero un feto humano no es un ser humano hasta que no alcanza su viabilidad». No lo dijo con estas palabras, sino peor, porque la chica no da más de sí. Hasta las menores de edad están protegidas, a espaldas de sus padres, para matar a sus hijos. Esas mismas menores de edad, para darse de alta en una biblioteca pública necesitan el permiso paterno para ser admitidas. Por ello, propongo, como mi lector o lectora, que los seres humanos tengan los mismos derechos que los lobos para ver la luz. Y ya nacidos, que elijan ser lo que quieran cuando tengan uso de razón, pues son muchas las posibilidades de elección. El niño que elige ser niña, la niña que elige ser niño, la transexualidad discrecional –los años pares, niño, los años impares, niña– y lo que la vida les vaya recomendando. Pero no la muerte obligada por el egoísmo y la perversidad de otro cuerpo. Porque una mujer embarazada no es la propietaria del niño que crece en su seno. La madre es un ser humano que lleva otro ser humano en sus entrañas y cuya vida no puede estar sometida al capricho de la más fuerte.
No es pedir demasiado. Si un lobo es intocable, un niño es sagrado. Y si no se considera sagrado como niño, démosle inmediatamente su condición de lobo, lince, tortuga, oso, perro o gato. El huevo profanado en un nido de un águila real, imperial o simplemente ratonera, está gravemente sancionado. La vida de un niño, legalmente expuesta y animada al asesinato. Pues eso y nada más.
«Estoy de siete meses embarazada de un perro».
Y el aborto, por lo tanto, prohibido.

Más de Alfonso Ussía​

 

El Berenjenas​

La diferencia entre Sánchez y el profesor de francés que olvidó el francés, monsieur Jean de Boivre, es que el segundo se suicidó. Y con Sánchez, no caerá esa breva​

25/11/2022Actualizada 01:30
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Sánchez ha saltado del camisón balinés al traje color berenjena. Algunos confunden la remolacha con la berenjena. La remolacha, en su contenido, que no en el continente, presenta un color más amoratado que rojizo, en tanto que la berenjena en su interior es blanca amarillenta y en su exterior amoratada oscura. Un color muy conseguido para ese fruto aovado que nace de una planta de la familia de las solanáceas, como saben, al menos, la mitad de los asesores de la Moncloa.
El color berenjena o aberenjenado es de muy complicada combinación en un traje, y sólo al alcance de los miembros de club «Los Cien más Horteras de España». Mi inolvidable maestro, Santiago Amón, que jamás aplicaba un suspenso en los exámenes de latín, haciendo una excepción dolorosa, castigó con un cate a un alumno por examinarse con un traje color berenjena en sexto de bachillerato. El alumno, de nacionalidad ecuatoriana, quiso dar la nota y Amón no toleró su exagerado mal gusto. «Me lo ha comprado mi mamá en El Corte Inglés», se defendió el cateado. «Pues más a mi favor», le dijo don Santiago. «En El Corte Inglés es prácticamente imposible comprar un traje tan feo».
Confeccionarse a medida un traje color berenjena con pantalones pitillo entra de lleno en la conculcación de cualquier delito contemplado en el Código Penal. En mi memoria, siempre estará presente la imagen de un profesor de francés que se presentó en el colegio Alameda de Osuna con un traje berenjena y una corbata carmesí con faisanes verdes en trance de iniciar el vuelo. Lógicamente, le pusimos de mote «el Berenjenas», y tanto le hirió el apodo, que siendo francés se le olvidó su idioma. Cuando en un colegio se contrata a un profesor de francés, y ese profesor de francés, avergonzado por el color de un traje adquirido en Sepu, olvida su propia lengua, termina por ser despedido. Era el señor Jean de Boivre un hombre digno. Reconoció su equivocación en la elección de su traje, admitió las consecuencias antiestéticas de su delito, y en una tarde de vientos cruzados, se quitó la vida. Y todo ello, por haber adquirido en Sepu un traje berenjena y una corbata con faisanes verdes en trance de iniciar el vuelo. Alivió con su su***dio la indignidad de su traje.
Hay que ser muy hortera para hacerse un traje color berenjena y acudir con la fealdad al Senado. Me veo a Begoña despidiéndole a las puertas de la Moncloa, delante de los seiscientos escoltas que acostumbra llevar en sus trayectos cortos. «Vas hecho un pincel, Pitpit». Seguro estoy de que el Pelota Mayor del Reino, Rafael Simancas, ya se ha encargado un berenjena similar, si bien en el caso de Simancas los efectos devastadores de la horterada serán menguados comparados con los de Sánchez, porque Simancas es un hombre elegante de gráciles movimientos y ademanes. Ya quisiera Sánchez tener la elegancia natural de Simancas, nacido en Khel, Alemania, y actual secretario de Estado de Relaciones con las Cortes. Y detrás de Simancas, todos los demás. Un PSOE vestido de berenjena, Page y Vara incluidos, resultaría imparable en las próximas elecciones.
La diferencia entre Sánchez y el profesor de francés que olvidó el francés,monsieurJean de Boivre, es que el segundo se suicidó.
Y con Sánchez, no caerá esa breva.

Más de Alfonso Ussía​

 

Profundo estudio​

Lo que hizo Carla Toscano fue elogiar la capacidad de estudiar profundamente de Irene Montero al hombre que ha forjado su presente y su porvenir. El barullo que se ha formado es de lerdos​

26/11/2022Actualizada 01:30
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TitulaABC: «Podemos utiliza los excesos de Vox para rescatar a Irene Montero». Lo mismo enEl Mundoy también en El Debate. Una versión unidireccional que tiene muchas interpretaciones. Carla Toscano recordó a la histérica e inculta violenta que insultó a los jueces, de ser ministra por haber estudiado profundamente a Pablo Iglesias. No se trata de ninguna grosería. Yo tengo estudiados, y bien estudiados, a mis familiares y mis amigos. Cuca Gamarra lamenta la incursión en asuntos personales de la parlamentaria de Vox. No lamentó públicamente que a su compañera de partido, Isabel Díaz Ayuso, le dijeran «nazi, put* y asesina». Ahí no se contemplan distintas interpretaciones. Son insultos y calumnias. Creo que una mujer que convive con un hombre, y comparte chalé, jardín, barbacoa, seguridad y, lo más importante, tres hijos en común, tiene que haber estudiado profundamente a ese hombre, y conocer, gracias a sus profundos estudios, sus estados de ánimo, sus preferencias culinarias, sus series de televisión, y sus intimidades. Otra cosa es el victimismo iracundo de su reacción, que amén de violenta, resultó bastante ordinaria. Su hombre, años atrás, acusó a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, de serlo por su matrimonio con Aznar. Seguro estoy de que Ana Botella ha estudiado profundamente a su marido, y que esta seguridad mía nada tiene que ver con una ofensa. Es lo lógico. Pero hay diferencias. Ana Botella es licenciada en Derecho y técnico de Administración del Estado. Se presentó como número 2 en la lista del PP en las elecciones municipales. Ganó el PP y fue alcalde el número uno de la candidatura, Alberto Ruiz-Gallardón. Al dimitir éste, Ana Botella, como primera teniente de alcalde, se convirtió en alcaldesa de Madrid. Abro paréntesis con un asunto personal. Le estaré siempre agradecido. Le pedí un favor, abuso que no frecuento. Agonizaba Antonio Mingote en el Hospital Gregorio Marañón, en un cuartucho impersonal del pabellón de Paliativos. Antonio quería morir en su casa, pero no le dejaron. Llamé a la alcaldesa para rogarle que permitiera que su velatorio tuviera lugar en El Retiro, del que Antonio, además de amante, era alcalde honorario desde los tiempos del viejo profesor Enrique Tierno Galván. Y las últimas horas sobre la tierra de Antonio Mingote, genio español de los siglos XX y XXI, las descansó en el pabellón de los Jardines de Cecilio Rodríguez en su parque del Buen Retiro, con la Guardia Municipal rindiéndole honores, por gestión y orden de Ana Botella.
Pablo Iglesias, el estudiado, deseó públicamente azotar hasta que le vertiera la sangre a Mariló Montero. Aplaudió los acosos programados a Rita Barberá, Cristina Cifuentes, Begoña Villacís y Macarena Olona, muy del gusto –los acosos violentos e insultantes– de Irene Montero. Y Pablo Iglesias, sin conocerme de nada, también me insultó a mí, si bien compartiendo el insulto con millones de españoles. «El problema no es que Salgado trabaje para Endesa y Rato para Bankia. El problema es que millones de gilipollas les votan». Aprovecho la ocasión para devolverle el elogio. Intensamente.
Volvemos a la pasada semana. ¿El PP actual es el de Cuca Gamarra o el de Elisa Vigil? Con el segundo me quedo, en tanto que el primero no se ha estudiado en profundidad, ese terrible insulto del populismo de Vox, que no es otra cosa que un simple aproximamiento al sentido común. Pero la víctima es Irene Montero, la que públicamente deseó lanzar «a los Borbones a los tiburones», acción que, por ahora, Sánchez no le ha permitido. Estudiar profundamente al ser amado, a la pareja de hecho, al conviviente, no puede ser tomado como un insulto vejatorio. Lo que hizo Carla Toscano fue elogiar la capacidad de estudiar profundamente de Irene Montero al hombre que ha forjado su presente y su porvenir. El barullo que se ha formado es de lerdos. La inculta violenta y llorona ha confundido un elogio con un insulto. Y la prensa afín al Gobierno, también. Y la prensa libre, un poco. Y el PP de ahora, bastante. En fin, que estudiar al ser amado, por aborrecible que sea, también está prohibido.

Más de Alfonso Ussía​

 

Sin Manolo​

Manolo el del Bombo ha sido el gran animador de nuestros futbolistas, y ha acudido a todos los grandes acontecimientos futboleros de la selección española​

27/11/2022Actualizada 01:30
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Insisto en que no me interesa este Mundial de fútbol que se celebra en el siglo XI. Pero han llegado a mis oídos noticias deprimentes.
Por primera vez en casi cuarenta años, la Real Federación Española de Fútbol no ha invitado a un Mundial a Manolo el del Bombo. Se trata de una injusta barbaridad. La RFEF transcurre por holguras económicas. Su presidente, que fue futbolista y bastante malo, por cierto, el señor Rubiales, está siendo investigado por organizar guateques con sus federativos y chicas atractivas a costa de la Federación. No estoy acusándole de nada. El que le acusa es su tío, que trabajó con él en la institución deportiva. Rubiales es zurdo y muy amigo de Sánchez, y Manolo el del Bombo es diestro y según parece, Sánchez no lo ha incluido en su círculo de amistades. Pero el coñazo del ruido de percusión del bombo de Manolo siempre ha acompañado a las jugadas de nuestra selección. Manolo el del Bombo ha sido el gran animador de nuestros futbolistas, y ha acudido a todos los grandes acontecimientos futboleros de la selección española, que no La Roja, como le dicen los cursis de los comentaristas. La Roja es Irene Montero, o Yolanda Díaz. En el mundo del futbol, la Roja ha sido siempre la selección de Chile. Pero me estoy perdiendo en el desierto de Qatar, que no me apetece nada de nada. Manolo tiene un modesto negocio, creo que en Valencia, y la Federación le invitaba al viaje y la estancia en las ciudades donde competían nuestros seleccionados. Así que Berenjenas llamó a Rubiales y le soltó la orden: –no invites a Manolo el del Bombo, que es facha–. Y en Valencia se ha quedado nuestro mejor jugador.
Porque Manolo, con su bombo, sacaba de quicio a los jugadores de la selección adversaria, al público, al realizador de la retransmisión y a todos los ocupantes del palco de autoridades. Golpeaba el bombo con tanta fuerza y frenesí, que una tarde de mal cálculo, se lesionó de gravedad. Y lo golpeaba delante de quien fuera y sin complejo alguno. Si metía un gol España, el bombo lo celebraba. Si España recibía un gol del contrario, el bombo animaba para conseguir el empate. Si España ganaba, el bombo se apoderaba del yunque, del martillo, y la trompa de Eustaquio de todos los espectadores. Si España era derrotada, ya con las gradas del estadio deshabitadas de aficionados, Manolo persistía en tocar el bombo para incordiar a los triunfadores. Pero no es socialista, ni comunista, ni de Compromís, ni podemita, y no le han convidado a Qatar, porque a Rubiales le molesta y turba el patriotismo español concentrado en el bombo de Manolo.
Me dirán, con razón, algunos lectores que los pormenores, alegrías y tristezas de Manolo el del Bombo, no merecen un artículo. Acepto la reprimenda, no sin recordar que escribir de Sánchez, de las Montero, de los etarras y de Rufián, es un tostón. Manolo el del Bombo, como personaje público, es mucho más interesante que todos ellos juntos. Un tipo que se hace famoso tocando el bombo como un descosido, molestando a propios y extraños en un Mundial de fútbol, es como poco, un tipo original. En el mundillo del fútbol es mucho más famoso que Rubiales, y ha ayudado a nuestros futbolistas, si no a jugar mejor, sí a correr y trabajar con mayor ahínco y profesionalidad. Para mí, que Manolo el del Bombo tendría que ser diputado. Diputado con bombo, para acallar las imbecilidades parlamentarias desde su bombo. Sin él, es muy difícil que España gane el Mundial del oro repartido y el siglo XI. Sin Manolo el del Bombo, España pierde a su mejor delantero, su mejor medio, su mejor defensa, su mejor portero y su mejor animador. Un poco pelmazo, eso sí.

Más de Alfonso Ussía​

 

El 28 de noviembre​

«Siento proporcionarte el disgusto de esta separación, pero si todos debemos sufrir por la salvación de España y esta es la parte que me ha correspondido, benditos sean estos sufrimientos»​

28/11/2022Actualizada 01:30
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Pues sí. Insisto, porque puedo y porque quiero.
Las seis de la tarde. Don Pedro Muñoz-Seca termina de declarar ante un «tribunal popular» compuesto por forajidos socialistas y comunistas.
–Si reniegas de Dios y te comprometes a respetar la República, seremos generosos contigo.
–No puedo renegar de Dios y no puedo respetar un régimen de asesinos.
Las nueve de la noche. Don Pedro no ha cenado la porquería de turno. Se ha reunido en su celda con un padre agustino. Se confiesa. Sus compañeros de celda se preocupan por su silencio y tristeza. Es la primera vez desde el principio del cautiverio que don Pedro se esconde en sí mismo. A las 7 de la mañana, en un rincón, sentado sobre una silla y apoyado en una mesa, escribe su última carta a su mujer. Se la confía a Cayetano Luca de Tena, para que éste la entregue a un diplomático mexicano que de cuando en cuando aparece por la checa de San Antón para interesarse por la salud de los cautivos. Sus últimos párrafos.
«Nada tengo que encargarte para los niños. Sé, que todos ellos, imitándome, cumplirán siempre con su deber y serán para ti como yo he sido para con mis padres, un modelo Esto es de lo único que puedo vanagloriarme.
Siento proporcionarte el disgusto de esta separación, pero si todos debemos sufrir por la salvación de España y esta es la parte que me ha correspondido, benditos sean estos sufrimientos.
Te escribo muy deprisa porque me ha cogido la marcha un poco de sorpresa.
Adiós, vida mía. Muchos besos a los niños, cariños para todos, y para ti, que siempre fuiste mi felicidad, todo el cariño de tu Pedro.
28 de noviembre.
Como comprenderás, voy muy bien preparado y limpio de culpas».
A las nueve de la mañana se ordena reunir a los presos en el vestíbulo de salida. Los nombrados por el jefe miliciano se abrazan y despiden emocionados de sus compañeros. Ya han salido tres camiones con «prisioneros destinados a Valencia». Un trayecto extraño que pasa por Paracuellos del Jarama. A las 9:45, se oye su nombre. ¡Pedro Muñoz-Seca, al Rastrillo para marchar! Lo narra Julián Cortés- Cavanillas en su libro Sinfonía Heroica. Don Pedro, pálido, con una sonrisa forzada, manteniendo el tipo, se despide de los más cercanos. Dos milicianos se abalanzan sobre él y le quitan uno de los abrigos. –Adonde vas, no lo vas a necesitar–. Le quitan su reloj y la cartera, con un billete de 25 pesetas. El miliciano «Dinamita» ata sus manos con un hilo de bramante que hiere sus muñecas. Y con unas tijeras, le corta su espléndido y característico bigote dejándole dos moscas en el centro del labio superior. Carcajadas socialistas y comunistas. Es empujado a la trasera del cuarto camión.
A las 9:45 de la mañana, llega su camión a Paracuellos. Los que le antecedieron aquella mañana yacen muertos sobre un inmenso charco de sangre. Un miliciano generoso descubre que lleva al cuello una cadena y una medalla de la Virgen de los Milagros, Patrona del Puerto de Santa María. Se la quita, pero con disimulo la deposita en el bolsillo izquierdo de su chaqueta. Don Pedro le pide un cigarrillo. El miliciano se lo enciende y lo pone en su boca. Dos caladas y lo escupe. –Vamos, cuanto antes lo hagáis, mejor. Os perdono de corazón–. Se oyen rezos y llantos apagados. Don Pedro anima a sus compañeros de sacrificio. ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España! La última sílaba no la pronuncia porque coincide con las balas que siegan su vida. Cae malherido. –Remata a éste, que sigue vivo–. El jefe del pelotón se aproxima y dispara contra su cabeza. Lo entierran junto a más de un centenar de inocentes asesinados esa misma mañana, entre ellos, dos niños, hijos de militares.
En sus Memorias, destaca una frase de Manuel Azaña, aquel perverso político y buen escritor. Memoria Histórica. «Franco no se sublevó contra la República. Se sublevó contra la chusma que se apoderó de ella».
La que hoy renace con la ETA y los nuevos Compmanys y Carrillos gobernando España.

Más de Alfonso Ussía​

 
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