ARTICULOS QUE NOS PUEDEN INTERESAR

Quo Vadis'​

¿Para qué sirven mis goles en Europa?, se preguntará angustiado. No sirven porque ha elegido mal, sencillamente. De ahí que esté a un paso de responder a quién le pregunte: ¿'Quo vadis', Lewandovsky? «Al psicólogo»​

15/10/2022Actualizada 01:31
2961F65FBF3061ED35723661ED32D5.jpg

Cuando se estrenó en España la película ¿Quo Vadis? de Mervin LeRoy, con Robert Taylor, Débora Kerr y Peter Ustinov de actores principales, se puso de moda un chistecillo que, todavía, a estas alturas, muchos no entienden. Les falta el latín. Los amigos que se encuentran en la calle, y el más curioso pregunta.«¿A dónde vas?» «A Quo Vadis»; «¿Y eso, qué es?» «A dónde vas». La película, lógicamente, iba de romanos y se rodó en 1951. Años más tarde se repuso, y me dormí en el cine, porque a mí, desde que tengo uso de razón, las películas de romanos no se me dan bien. ¿Qué harían ustedes si se encontraran en pleno paseo por Barcelona a Peter Lewandovsky? En mi caso, de encontrármelo yo, que es poco probable porque pasear por Barcelona ha perdido interés y atractivo, mi pregunta no podría ser otra que ¿Quo Vadis, Lewandovsky? Y seguro estoy de que me respondería con la melancolía dibujada en su rostro polaco: «No tengo ni idea. Pero me temo que esto no es como yo esperaba».
En el fútbol, el dinero es muy importante, pero hay otras cosas tan importantes como el dinero. La tranquilidad, el ambiente social, el equilibrio emocional, y también, claro está, la satisfacción de saber que los aficionados respetan y admiran su juego y su productividad. Lewandovsky, que deseaba jugar en el Real Madrid, fue inteligentemente contratado por el Barcelona. Y desde que llegó, no ha parado de meter goles. A pesar de ello, el ambiente en su nuevo club es catastrófico. Sus goles le sirven para ganar en España, pero en Europa, que lleva marcados un buen número de ellos, no han servido para nada. Los polacos son bravos, cultos y melancólicos, y no entienden que el trabajo bien hecho determine el fracaso. El Barcelona, que es un club arruinado por algunos de sus presidentes, de sus técnicos, de sus futbolistas y de un jugador que se marchó a París, ha gastado lo que no tiene para formar un gran equipo. Y lo ha conseguido porque se lo han consentido. Su estrella más rutilante es Lewandovsky, que mete todos los goles posibles y casi imposibles, pero algo sucede en ese club que salvó Franco de la quiebra. Nadie puede negarle a Peter su formidable rendimiento. Pero el fútbol es coral. Si el solista canta como Plácido Domingo, o los difuntos Alfredo Kraus o Juián Gayarre, pero el coro desafina, el arte y el donaire se desmoronan. Y el coro del Barcelona está compuesto por muchos desafinadores que, para colmo, se llevan peor que Puigdemont y el gordo de ERC, que creo recordar que se apellida Junqueras. Junqueras, es decir, un grupo de juncos en español, porque en catalán se escribiría «Jonqueras», que también es bonito y suena muy bien, que no es mi intención enredar ni molestar a nadie. El coro desafina, desde el presidente al ingenuo socio que se emociona con excesiva facilidad. El próximo domingo, Lewandovsky le puede meter tres goles al Real Madrid, pero semejante hazaña no aliviará su melancolía. El hombre recuerda su pasado, cuando metía menos goles con el Bayern de Munich, y su equipo ganaba. El pasado miércoles le engatilló dos golazos al Inter de Milán, y el Barcelona está a un paso de no clasificarse. Eso le duele a cualquiera. ¿Para qué sirven mis goles en Europa?, se preguntará angustiado. No sirven porque ha elegido mal, sencillamente. De ahí que esté a un paso de responder a quién le pregunte ¿Quo vadis, Lewandovsky? «Al psicólogo».
Y me entristece, porque se trata de un futbolista excepcional.

Más de Alfonso Ussía​

 

Ni una piedra​

El Gobierno de España se lo da todo a los vascos separatistas, para que dejen de matar, y a los catalanes traidores, para que abandonen su permanente chantaje identitario​

16/10/2022Actualizada 01:30
2961F65FBF3061ED35723661ED32D5.jpg

Tres de los más grandes poetas de nuestro Siglo de Oro, los tres madrileños, llevaban en sus venas sangre montañesa. De la Montaña de Castilla, que así se llamaba la provincia de Santander cuatrocientos años antes de que naciera Miguel Ángel Revilla. El Fénix de los Ingenios, Don Félix Lope de la Vega Carpio, Lope de Vega, de la Torre de la Vega, hoy Torrelavega, la que fue hasta pocos años atrás una importante ciudad industrial, en la actualidad vencida por el desinterés de la política autonómica uniprovincial. Don Francisco de Quevedo, el genio satírico, «soy un fue, y un será, y un es cansado», temor y burla de la Corte de Felipe IV, y enemigo del cabrón del Conde-Duque de Olivares, que lo tuvo encerrado en las mazmorras heladas de San Marcos de León por unos poemas anónimos, Caballero de Santiago. Y también Caballero de Santiago Don Pedro Calderón de la Barca –para Lope y Quevedo, Pedrito, por la diferencia de edad–, autor deLa Vida es Sueño. Quevedo, de Vejorís, en el corazón del Real Valle de Toranzo, y Calderón de la ribera del Besaya. La noble familia Quevedo Villegas se trasladó a Madrid algunos años antes del nacimiento del genio, en busca de la economía perdida. Y Quevedo lloró el deterioro de su casona solariega, cuna de sus mayores, deshabitada de vida y de memorias.
Es mi casa solariega
Más solariega que otras,
Que por no tener tejado
Le da el sol a todas horas.
De su casa, no queda ni una piedra. Recientemente, se erigió en Vejorís una estatua en su recuerdo. Pero se trata de un monumento frío, sin huellas, sin referencias aproximadas. Quevedo fue un montañés bravo y un prodigioso poeta, autor del soneto más profundo inspirado en el amor más allá de la muerte. Sus tercetos se me antojan escalofriantes, y solo se acercaron a ellos, siglos después, los versos de Agustín de Foxá a la melancolía del desaparecer. De Quevedo,
Alma a quién todo un dios prisión ha sido,
Venas que humor a tanto fuego han dado,
Médulas que han gloriosamente ardido.
Su cuerpo dejarán, no su cuidado;
Serán ceniza, más tendrá sentido,
Polvo serán, mas polvo enamorado.
La Montaña, la provincia de Santander, es un paraíso emigrado. Vuelven a sus raíces todos los veranos, los indianos y los jándalos, los descendientes de varias generaciones de los montañeses que buscaron –y muchos encontraron– la fortuna en la América española, y los que, llegada la hora de embarcar, se quedaron en Andalucía, los «jandaluces», los «jándalos», donde dominaron los negocios de colmados, tabernas y ultramarinos. Pero la Montaña de hoy, Cantabria, autonomía uniprovincial, con apenas 500.000 habitantes, apenas influye en el resto de España. El Gobierno le niega lo que a otros concede porque su influencia electoral es menguada, y lo que es peor, menguante. La ganadería sufre, y la industria no se renueva. Cantabria, de soltera la provincia de Santander encuadrada en Castilla, y de niña la Montaña de Castilla, está destinada, antes o después, a volver a hermanarse políticamente con la fuerza de una gran potencia autonómica, Castilla-León. Y el puerto de Santander a retomar su privilegio de Puerto de Castilla. Llevaríamos años con el AVE hasta Reinosa –y quizá más–, y el respeto que nos niegan, entre otros motivos, porque el montañés siempre ha sido un ciudadano de paz y trabajo. Hoy, el Gobierno de España se lo da todo a los vascos separatistas –para que dejen de matar–, y a los catalanes traidores –para que abandonen su permanente chantaje identitario–. Las autonomías uniprovinciales de diseño, como es Cantabria, son como el cuchillo del hotel del aforismo de Jardiel Poncela. ¿Qué es una rueda? La que se pincha; ¿Qué es la leche? La que se corta; ¿Qué es un cuchillo de restaurante en un hotel? El que ni pincha ni corta.
Porque si todo va a Cataluña y al País Vasco, de la Montaña, de la honrada, maravillosa, culta y pacífica Cantabria, no va a quedar nada, como de la casa de los Quevedo en Vejorís.

Más de Alfonso Ussía​

 

Edredones fuertes​

En España se venden edredones, pero no fuertes. Por ese motivo necesito el Falcon para volar a Estocolmo y comprar a cargo de tu cuenta de secretos oficiales los treinta edredones fuertes que recomiendan tus ministras​

17/10/2022Actualizada 01:30
2961F65FBF3061ED35723661ED32D5.jpg

Me informa mi chivato de la Moncloa, que esta mañana, el desayuno de Pit-Pit y Bego ha sido de los más dulces y productivos.
Leía simultáneamente Pit-PitLe Monde,Financial Times,PúblicoySport, cuando su complutense esposa le ha birlado la concentración con una pregunta a todas luces luminosa.
–¿Me prestas el Falcon para viajar a Estocolmo?
–Te lo presto feliz, ardillita mía, si me dices el motivo de tu viaje.
–Comprar edredones fuertes para toda la familia. Tu Gobierno ha recomendado que los españoles adquieran edredones fuertes para no pasar frío por las noches.
–En España se pueden comprar edredones fuertes, oropéndola de mis amores. No es necesario viajar a Estocolmo.
–No, Pit-Pit. El pasado viernes le ordené a Bolaños que se pasara por El Corte Inglés, Zara y Cortefiel y cargara a tu cuenta de secretos oficiales la adquisición de treinta edredones fuertes. Y Bolaños se pasó la tarde intentando cumplir con mi mandato, y llegó destrozado, porque no encontró edredones fuertes.
–¿No se venden en España edredones fuertes?
–Se venden edredones, pero no fuertes. Por ese motivo necesito el Falcon para volar a Estocolmo y comprar a cargo de tu cuenta de secretos oficiales los treinta edredones fuertes que recomiendan tus ministras.
–¿No te parecen muchos, demasiados, treinta edredones fuertes, caramelo de mis ansias?
–No, Pit-Pit. A nosotros no nos hacen falta. Ponemos la calefacción a la temperatura que se nos antoje, y no hay problema. Pero están tus padres, los míos, mi hermano y los tuyos, los sobrinos, y claro, la familia de Bolaños, que aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, también quiere para su gente edredones fuertes.
–En ese caso, cisne mío de porcelana, te presto el Falcon, pero ya sabes que el Falcon tiene un espacio limitado, y los edredones fuertes ocupan mucho lugar. Mejor que te preste el DC-10 . En el DC-10 caben treinta, cien y hasta quinientos edredones fuertes.
–Pues ya puedes ir poniéndote las pilas. Llama a Margarita Robles, y le pides el DC-10. Pero no le digas lo de los edredones fuertes, porque aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid ¿te he dicho ya que el Pisuerga pasa por Valladolid, Pit-Pit?
–Sí, mi dátil maduro, mi corza en el sembrado, mi gaviota de La Mareta, me lo has dicho en un par de ocasiones. No le diré a Margarita lo de los edredones fuertes, porque se apunta con toda seguridad. Y tampoco le compres edredones fuertes a Bolaños, porque me lo pienso cargar antes de Navidad, y los gastos de secretos oficiales son para nosotros y para Yoli, no para él.
–¿Te vas a cepillar a Bolaños, Pit-Pit?
–Como que me llamo Antonio. Me ha decepcionado.
–Entonces, ¿puedo contar mañana con el DC-10?
–Por supuesto, mi ruiseñor. Y si quieres, también hoy.
–Hoy no puedo porque tengo que dar una conferencia en la Universidad Complutense.
–Pues entonces, todo arreglado, lubina de mis placeres. Mañana, a Estocolmo.
–No sabes cómo y cuánto te quiero, Pit-Pit.
–Y yo a ti, rosa de Pitiminí.
Y ha vuelto con los treinta edredones fuertes.

Más de Alfonso Ussía​

 

Asesores en endecasílabos​

No hay dinero para el cáncer caro, pero sí para viajes, vacaciones, financiar a los que ayer mataron y a los que hoy se quieren ir de España gracias a los impuestos inauditos que pagan los sufridos españoles​

18/10/2022Actualizada 01:30
2961F65FBF3061ED35723661ED32D5.jpg


Leo en el ABC de Ignacio Ybarra, al que sólo preside Luis Enríquez, añorando a Santiago Bergareche, y a Guillermo, el Patrón, Luca de Tena, que unos cincuenta nuevos asesores van a sumarse a los trescientos fijos que asesoran a Sánchez en traiciones, en mentiras, chorradas, ocurrencias, másteres falsos y demás gansadas de nuestro presidente del Gobierno. ¿Son necesarios tantos asesores para dejar las arcas del Tesoro más blancas y vacías que los muslos y la chochola de Lilith Verstrynge? ¿Para qué otros cincuenta chupatintas si España ya está herida, agonizante, desnortada, arruinada, dividida y a punto de rasgar su hermoso mapa? ¿Necesita el chorlito monclovino a tantos para darnos la puntilla? ¿Necesita el supremo y gran hortera a trescientos cincuenta puntilleros para poner a nuestra piel de toro patas arriba sin las dos orejas?
¿Asesores de qué Sánchez precisa, si los de Bildu y ERC lo bordan? ¿De qué asesoran los trescientos de ahora además de desmanes y pamplinas? Hay que comprar cincuenta nuevas mesas, y claro está, cincuenta nuevas sillas. Se pagarán cincuenta nuevos sueldos a cincuenta obedientes militantes. Tres millones de euros más al río que al ancho mar entrega sus riquezas. Asesores de gestos y sonrisas, asesores de nueva sastrería, asesor de jugar al baloncesto, de salto en trampolín de la piscina,
De más series con él de personaje –se dice, se comenta, se asegura, que Movistar emitirá su serie, rechazada por otras plataformas, porque a Pallete le ha gustado mucho–. Asesores de Memoria Histórica, que harán de Luis Companys nuevo santo, que ordenó asesinar sin una duda a ocho mil catalanes inocentes. Asesor de mensajes y pancartas, que contrarresten pancartas de derechas, como aquella que tanto daño le hizo, «Que te voteTxapote», y aún le hace. Asesor en andares majestuosos para imitar del Rey su paso firme, porque a Sánchez, que humilla a la Corona, lo que más, en verdad, le gustaría, es ser el Rey, lo cual es imposible, porque él y su esposa se saludan llamándose «cariño» mutuamente, y en lugar de decir «cuarto de baño», prefieren anunciar que van al «váter», detalles que le impiden seriamente implantar una nueva Dinastía.
¿Asesores de qué precisa Sánchez, si Podemos se basta por sí solo? ¿Asesores de qué precisa Sánchez, si el PNV siempre le asesora? ¿Asesores de qué precisa Sánchez, cuando Maduro y Petro lo hacen gratis?
¿Asesor feminista? ¿De qué sirve? Sus adorados socios del Gobierno, desde Irene Montero a Yoli Díaz, y del memo Garzón a la Belarra, prohíben criticar al que asesina a las mujeres por quitarse el velo.
La cuestión es gastar lo que adeudamos, la cuestión es cargarse a la Justicia, la cuestión es engañar a Europa, mientras la Von der Leyen lo consienta La ministra de Sanidad anuncia que no se abonarán los tratamientos de un cáncer específico y doliente «porque sale muy caro y no hay dinero». Pero siguen subvencionando birrias de sus fieles sumisos cineastas, y aumentado el presupuesto a Irene para enseñar guarradas a los niños, y no hay dinero para el cáncer caro, pero sí para viajes, vacaciones, financiar a los que ayer mataron y a los que hoy se quieren ir de España gracias a los impuestos inauditos que pagan los sufridos españoles. Y para contratar en la Moncloa a estos cincuenta nuevos asesores.
Si sólo él es capaz de hundir a España, ¿para qué gastar tanto en enchufados?

Más de Alfonso Ussía​

 

Fuerzas armadas con flores​

Nadie cuida los terrenos encomendados a su servicio como los militares. Han aceptado sin reservas a la mujer en las Fuerzas Armadas, pero no buscarán la eficiencia en el uso de sus recursos en pos de la igualdad de género como principio transversal​

19/10/2022Actualizada 01:30
2961F65FBF3061ED35723661ED32D5.jpg


El Gobierno de España defiende –ante sus socios– que su aumento de gasto militar en los presupuestos de 2.600 millones de euros –ya era hora–, tiene una perspectiva «verde» y «de género». La sarta de majaderías que hay que decir para contentar a los podemitas y los separatistas por cumplir, sólo en parte, la promesa que Sánchez formalizó en la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid. Las Fuerzas Armadas de España han sido presupuestariamente maltratadas por los Gobiernos del PSOE y del PP, supliendo con una efectividad asombrosa su mengua de fondos destinados a la Defensa. Y sigue el Gobierno diciendo tonterías: «Una presupuestación verde o medioambiental que busca la eficiencia en el uso de los recursos». Y como después de dos mamarrachadas siempre viene la tercera, el Gobierno prosigue: «Con el fin de incrementar en las Fuerzas Armadas la igualdad de género como principio transversal». Sublimes chorradas. Sucede que, al fin, la OTAN ha reclamado de España la aportación que le corresponde, y Sánchez se ha visto obligado a cumplir con una parte de su promesa. El buen ministro de Defensa del Gobierno presidido por Rajoy, Pedro Morenés Eulate, que fue como el que escribe Cabo 1º del Ejército de Tierra – uno y otro en la Reservísima–, manifestó que en España se despreciaba la cultura de Defensa. No obstante, se encontró con reducciones en los Presupuestos Generales del Estado de su Gobierno, lo cual se me antoja contradictorio. Claro, que de esas reducciones a las pretensiones de Podemos y los separatistas de tener unas Fuerzas Armadas con flores en la boca de las armas, munición de corcho, y perspectivas «verdes» y de «género», media abrumadora diferencia.
Los genios se adelantan a los tiempos e intuyen las gilipolleces del futuro. Guardo en mi casa un dibujo de Manolo Summers fechado en 1991. El gran cineasta y dibujante onubense falleció hace 29 años, el 12 de junio de 1993. El dibujo se ríe del Ejército verde y con perspectivas de género, cuando todavía no se avecinaba la colosal estupidez. Un sargento desflora una margarita y arranca sus pétalos mientras repite la cantinela: «Sí al amor, sí a la guerra, sí al amor, sí a la guerra». Detrás del sargento, una soldado maciza se impacienta, y al fin se pronuncia: «Por favor, decídase pronto, mi sargento».
El Gobierno ha aumentado los gastos militares porque España necesita estar en la vanguardia de la Defensa de los valores occidentales. Y además, ni un solo euro de los destinados a Defensa va a aterrizar en el bolsillo de un uniforme militar. Los militares sirven a todos los españoles, no mienten, no roban, no derrochan y usan de la misma decencia y modestia con el dinero público que con el humilde sueldo que llevan a sus hogares. A los militares de Tierra, de la Armada y del Aire no hay que recordarles el cuidado del medioambiente. Lo llevan cuidando desde que los abuelos de Greta Thunberg decidieron casarse, tener hijos y, lamentablemente, esa nieta. Pero las Fuerzas Armadas Españolas son discretas y disciplinadas, y habrán leído las bobadas del Gobierno con una sonrisa permanente. Nadie cuida los terrenos encomendados a su servicio como los militares. Han aceptado sin reservas a la mujer en las Fuerzas Armadas, pero no buscarán la eficiencia en el uso de sus recursos en pos de la igualdad de género como principio transversal. Buscarán la eficiencia de los recursos disponibles en mejorar la capacidad de defensa de nuestros Ejércitos.
En silencio, sin aspavientos, con toda naturalidad, la mayor honradez y el más hondo patriotismo. Cinco virtudes que desconocen muchos de los que nos gobiernan. O que conocen, pero las desprecian.

Más de Alfonso Ussía​

 

Y los que se fueron​

La herida de perder a un hermano elegido, que eso y no otra cosa es un amigo, ni se cicatriza, ni se cura, ni desaparece. Al contrario, se abre más cada día que pasa sin ellos​

20/10/2022Actualizada 02:12
2961F65FBF3061ED35723661ED32D5.jpg


Me ha emocionado e inquietado el magnífico texto «Nos Morimos» firmado por Ramón Pérez-Maura y publicado en El Debate del pasado 18 de octubre. Inquietado, por cuanto vislumbro que a Ramón se le han aparecido en el horizonte las luces y sombras definitivas, a pesar de ser mucho más joven que yo. Cuando era niño, los mayores de setenta años se me antojaban ancianos decrépitos, y no me equivocaba. Mi héroe era don Joaquín Velasco, que con 100 años cumplidos, impulsado por una breve carrerilla, se apoyaba y saltaba sobre una esquina de la mesa de billar de la Real Gran Peña de Madrid. Y había más excepciones. He contado, y vuelvo a hacerlo, que en los treintaidosavos de final del prestigioso Torneo Mata para parejas mixtas en el Real Club de Tenis de San Sebastián, la pareja formada por Esperanza Aguirre (18 años) y por el arriba firmante (22), fue vapuleada por la compuesta por la condesa de Gomar (83) y Asís Alonso (74), si bien, pasados los años, bueno y justo es responsabilizar de aquel infortunado resultado a Esperanza Aguirre, nada felina en la red.
Nacemos y crecemos con la convicción de que veremos morir a nuestros abuelos y padres. Su desaparición nos produce una profunda tristeza, pero no el estupor de un fallecimiento inesperado. La muerte de un hijo o de un nieto, añade a la tristeza la incomprensión del hecho, el estupor que se siente ante una bofetada contraria a la naturaleza. Y lo mismo sucede –y de ahí partía la melancólica columna de Ramón Pérez-Maura–, cuando son los amigos, los hermanos elegidos, los que se marchan.
De muy joven tuve amigos mayores. No quiero presumir. Don Juan De Borbón, Antonio Mingote, Luis Sánchez Polack «Tip», Santiago Amón, el padre jesuita Ramón Ceñal, el místico que tradujo a Kant, José María Stampa, Juan Antonio Vallejo-Nágera, el profesor Rof Carballo, el conde de Teba, don Antonio y Juan Garrigues, Santiago Muguiro Cuando fallecieron lo sentí en el alma y más allá del alma, pero estaba preparado por la lógica de la cronología. Pero la muerte de los amigos de la infancia, la juventud y la madurez, los de edad compartida, me enfrentaron a una brutal confusión y desamparo. Tres de ellos me han herido, con su ausencia, para toda la vida. Luis de la Peña Riva, la generosidad desmedida, duro como una roca, cuyo mayor empeño en la vida era el de disfrutar con la alegría de sus amigos verdaderos. Con Luis y con Graciela hemos pasado los mejores momentos de la vida en su paraíso del Horcajuelo, Sierra Morena. Y con Luis se fueron también, aunque sigan en el paraíso, Emilio y Juani, Pedro, Paco y Charo, Antonio y Yolanda, Juanillo Todos los que guardan y viven en El Horcajuelo, el Cerro del Moro, Buenavista y la Dehesilla de Rojas. Volver allí sin Luis es como sentir el golpe de su muerte una vez más. Carlos Domecq Urquijo, que se mantuvo en pie, sonriente y siempre firme durante su último año, soportando con una hombría admirable un cáncer de colon. En él y Luis pienso y rezo todos los días. Lo mismo que con Fernando Satrústegui, el personaje más humilde y válido de cuantos he conocido, con su sentido del humor permanente, su ejemplo de cristiandad profunda, también escapado de golpe a los esperados, pero no confirmados, ámbitos del Misterio. La herida de perder a un hermano elegido, que eso y no otra cosa es un amigo, ni se cicatriza, ni se cura, ni desaparece. Al contrario, se abre más cada día que pasa sin ellos, y claro que nos morimos, pero lo hacemos con el dolor de sus ausencias. Y Perico, Adela y Vicky Ybarra, que me ofrecieron mi primera noche en Comillas, con Iñigo Oriol, en Gerramolinos, La Rabía, la casa más asombrosa del occidente de la Montaña.
Todos nos morimos, como en plena juventud mi cuñado Antonio Hornedo, saciado de hacer el bien y ayudar a los demás. Pero nos morimos más los que quedamos que los que se fueron. Ellos están en otras cosas, y nosotros llorándolos todavía.
Muy buen artículo, Ramón.

Más de Alfonso Ussía​

 

Los coñojines​

El precio se me antoja excesivamente elevado para unos almohadones, aunque visibilicen lo invisibilizado por el patriarcado. Y para colmo, no son originales​

21/10/2022Actualizada 01:27
2961F65FBF3061ED35723661ED32D5.jpg


Años acumulo admirando e intentando seguir de cerca los avances artísticos y los diseños de la gran terapeuta y formadora feminista doña Diana Rubio. Su aspecto físico no desmerece de su obras, de ahí que sus inventos terapéuticos y formadores del feminismo rocen la perfección.
Su último hallazgo ha superado todas las expectativas, y tengo entendido que la señora doña Ursula Von der Leyen tiene previsto promocionarlo en los mercados de las naciones que conforman la Unión Europea. Se trata de los coñojines. Los hay de todos los colores y tamaños, y hasta la fecha se han ofrecido en el mercadillo de la madrileña localidad de Rivas Vaciamadrid, gobernada por el progreso, es decir, por Izquierda Unida, Podemos, PSOE y Más Madrid. Si no me ha fallado la fuente de mis informaciones, puedo adelantar, si bien con ella no he podido confirmarlo, que la médica, madre, mema y Mónica ya alegra los sillones de su humilde hogar con vistas al Parque del Buen Retiro, con vistosos y multicolores coñojines.
¿Qué se pretende con el coñojín? Según la terapeuta y formadora feminista, la respetable Diana Rubio, y la promotora del indispensable producto, Ariadna Prados, el coñojín es un cojín –manda narices–, artesano e íntimo diseñado para la visualización de la vulva, que ha sido, hasta la fecha, invisibilizada por el patriarcado. Lo que en cristiano se entiende como un almohadón con forma de vulva, muy probablemente inspirado en la que transporta en su cuerpo la genial terapeuta y diseñadora. No son baratos los coñojines. Cada coñojín se vende por 45 euros, que no es suspiro de galápago bebé ni cuesco de colibrí. Cuarenta y cinco euros, al cambio, son 9.000 pesetas, y para complementar un gran sofá o un diván corrido se necesitan, al menos, cinco coñojines, cinco visualizaciones diferentes de vulvas, una inversión de 225 euros. El precio se me antoja excesivamente elevado para unos almohadones, aunque visibilicen lo invisibilizado por el patriarcado. Y para colmo, no son originales. Se lo escribió Bernard Shaw a un escritor emergente y pelmazo que le endosó un manuscrito para que el maestro irlandés le diera su opinión. «Querido amigo: he leído con interés su manuscrito, y tengo la satisfacción de darle mi parecer. Es a un tiempo, original y bueno, si bien lo que es original no es bueno, y lo que es bueno, no es original».
En el documentadísimo libroCaza y Poder, La Encomienda de Mudela 1882/1974del ingeniero jefe de la Encomienda don Vicente Sánchez y Sánchez-Valdepeñas (Otero Ediciones, Madrid 2005), se narra con todo lujo de datos y detalles la historia del cazadero y explotación agraria de Mudela desde que pertenece al Patrimonio Nacional. Y narra una anécdota cuyos protagonistas fueron el autor, doña Carmen Polo de Franco y doña Ramona, la esposa del General Alonso-Vega. Mientras Franco y sus invitados cazaban, doña Carmen y doña Ramona se interesaron por conocer la casa del ingeniero jefe. Don Vicente se sintió halagado por el interés de las señoras, y les abrió las puertas de su casa. En un largo sofá, y con la finalidad de alegrar el oscuro salón principal, don Vicente había adquirido –por menos de 9.000 pesetas cada unidad–, unos almohadones de diferentes colores vivos y brillantes que gustaron mucho a doña Carmen. «Son muy bonitos esos cojines», comentó la esposa del entonces jefe del Estado. Y Sánchez-Valderrama, algo nervioso y turbado, se puso muy fino, y en lugar de decir «sí, son muy alegres esos cojincitos de colores», dijo «sí, son muy alegres esos cojoncitos de colores, perdón, he querido decir, esos cojoncetes de colores». Y a las dos señoras les dio la risa.
En conclusión. Que la versión masculina de los coñojines, es decir, los cojoncitos, perdón, los cojoncetes, ya se inventaron durante el franquismo. Lo de ahora es un plagio facilón, amén de una nueva cochinada sexual y obsesiva del feminismo terapéutico. Memoria Histórica.

Más de Alfonso Ussía​

 

Papeles​

Me ha divertido encontrar el tarjetón de Luis Del Olmo informándome de la queja del embajador del sanguinario piojo. El comunismo y la sonrisa viven como Saki y sus posibilidades económicas​

22/10/2022Actualizada 01:30
2961F65FBF3061ED35723661ED32D5.jpg


Los días se acortan y aprovecho para revisar papeles e intentar poner orden en mi archivo. Se trata de ocupar las horas, porque mi archivo es la plena consumación del desorden. Y de golpe, la nota de Luis Del Olmo, manuscrita y divertida. «Querido Alfonso; acabo de recibir una llamada del embajador de Nicaragua en España. Está indignado. Y me informa de que no hay ningún Jeremías Aguirre dado de alta como corresponsal de su Gobierno en España. Este cenutrio se ha tomado en serio nuestro programa de 'el debate del estado de la nación'. Se ofrece a acompañarme al Juzgado para denunciar al impostor. Un abrazo, Luis».
En efecto, uno de mis personajes en aquel inolvidable programa era Jeremías Aguirre, corresponsal sandinista y amigo del piojo dictador comunista de Nicaragua, Daniel Ortega. Es sabido que el dogmatismo comunista está seriamente reñido con la ironía y el humor. Jeremías Aguirre no existió nunca, como tampoco el cavernícola Juan Pineda, el inefable doctor –con un doctorado del mismo nivel que el de Sánchez– Gorroño, el Marqués de Sotoancho, el pescador de fletanes Breogán Piñeiro, el entrenador Floro Recatado, y el propietario de la empresa marroquí de alquiler de pateras Mustafá Bajameláh Ali-Kaidín. En la conversación telefónica que mantuvo Luis con el furibundo embajador del piojo de Managua, éste se ofreció a enviarle pasadas al papel todas las intervenciones del falso corresponsal, anunciándole que de no expulsar a Jeremías Aguirre acudiría al Ministerio de Asuntos Exteriores a protestar oficialmente por la libertad de expresión que le concedía el programa Protagonistas al falso corresponsal. Es decir, que el señor embajador del piojo que detiene y encarcela a obispos y religiosos –en aquellos tiempos todavía no se atrevía a tanto, pero sí a matar a sus detractores–, se había tomado en serio a Jeremías Aguirre. Luis no se atrevió a decirle que Jeremías Aguirre era un personaje de ficción, porque de hacerlo, le estaría llamando imbécil al fogoso embajador. Todo lo contrario que un doctor –éste de verdad– Gorroño, traumatólogo de Mapfre, que me llamó para agradecerme las barbaridades de mi doctor Gorroño. Me dijo que los pacientes se mosqueaban un poco cuando eran informados de su apellido, y que le había ahorrado en taxis miles de pesetas por llamarse como mi amoral personaje. El auténtico doctor Gorroño –creí que nadie podría apellidarse así cuando bauticé a mi Gorroño–, me pareció un tipo excepcional y lleno de sentido del humor. Claro, no era comunista.
Ningún sevillano-jerezano me ha protestado por las excentricidades señoritiles del Marqués de Sotoancho, el único de mis personajes con entidad suficiente para convertirlo en un héroe literario. Dieciséis novelas van, y ya he comenzado la décimo séptima, que se titulará La Jaralera Confinada con el subtítulo «El Marqués prohíbe en La Jaralera el uso de Mascarillas». Ningún pescador gallego se ha molestado por las variopintas situaciones que tuvo que soportar el patrón Breogán Piñeiro, que llevaba en la dotación y rol de su arrastrero de altura a una mujer, La Salmona, para que sus marineros pudieran desahogarse. Ese personaje, el de La Salmona, que terminó contrayendo matrimonio con Breogán, me llevaría hoy en día directamente al Penal del Dueso, el de Ocaña, o el del Puerto de Santa María II, sin posibilidad de ser indultado por el Gobierno como los asesinos de la ETA o los golpistas catalanes. Y ningún entrenador de fútbol, ni Benito Floro, que se dio a conocer con posterioridad a mi Floro Recatado, me amonestó por la caricatura que hacía todas las semanas de las tonterías que declaran los entrenadores después de los partidos de fútbol. Floro Recatado, junto a su delantero Bumba, que saltaba a rematar cuando ya había pasado el balón, formaron parte del Atlético Berciano, para fichar posteriormente por el Spartak de Puerto Hurraco, sin haber ganado ningún partido en ocho temporadas.
Me ha divertido encontrar el tarjetón de Luis Del Olmo informándome de la queja del embajador del sanguinario piojo. El comunismo y la sonrisa viven como Saki y sus posibilidades económicas.
«Vivo tan por encima de mis posibilidades, que por decirlo de alguna manera, vivimos aparte». Como un comunista y el humor.

Más de Alfonso Ussía​

 

Por los pelos​

Mis títulos nobiliarios me fueron concedidos durante el franquismo, pero no se han visto afectados por la ley de esta pandilla de golfos​

23/10/2022Actualizada 01:30
2961F65FBF3061ED35723661ED32D5.jpg


El 13 de julio se detuvo ante el portal de la casa de don José Calvo- Sotelo, líder de la Oposición, y que había sido amenazado de muerte en el Congreso por la desgarrada comunista Dolores Ibarruri, La Pasionaria, un coche de 'La Motorizada' con cuatro policías de Asalto. Dos de ellos, destinados al servicio de escolta personal de Indalecio Prieto. Calvo-Sotelo fue ilegalmente detenido por la Policía Republicana. Fue acomodado en el asiento delantero de la derecha, y un sicario de Prieto, Luis Cuenca, sentado en el asiento posterior, le descerrajó dos disparos en la nuca. Aquel crimen de Estado fue el principal desencadenante de la Guerra Civil. Finalizada la Guerra, el que fuera Jefe del Estado – señor corrector, Jefe del Estado, sea el que sea, se escribe con mayúscula-, como Regente del Reino de España concedió a título póstumo al político monárquico asesinado el ducado de Calvo-Sotelo. Fue una víctima, y la Ley nauseabunda de la Memoria del Resentimiento priva ahora a sus descendientes del título nobiliario que nació con la sangre derramada de don José. También a los descendientes del heroico General Moscardó, defensor del Alcázar de Toledo, gesta militar admirada en todo el mundo por sus propios adversarios, serán obligados a prescindir del título nobiliario que recuerda la resistencia y el heroísmo de los defensores del Alcázar. Y los títulos de Duque de Franco y Señor de Meirás fueron concedidos por el Rey Juan Carlos I, impulsor de la democracia, pocos días más tarde del fallecimiento del General Franco. Con este vómito resentido de la Ley de la Chufla Democrática desaparecen 28 títulos más. De siempre he dicho que el socialismo y el comunismo sienten una enfermiza obsesión-veneración por los títulos de la nobleza. Creo entender que los afectados están en su derecho a recurrir y que si lo hicieran conjuntamente, con más éxito que por separado. Sólo el Rey o el Regente, siempre que exista un Consejo del Reino en el segundo caso, están capacitados para conceder o revocar los títulos nobiliarios, y espero y animo a los afectados a unirse ante la Justicia para litigar con la mamarrachería del rencor y la venganza.
Yo, por mi parte, no me puedo quejar. Mis títulos nobiliarios me fueron concedidos –tenía 19 años–, durante el franquismo, pero no se han visto afectados por la ley de esta pandilla de golfos. Lo cierto es que me fueron concedidos por mí mismo, por propia iniciativa, para reducir la resistencia de una maravillosa venezolana que pasó por Madrid. En aquellos tiempos, yo era feísimo, orejas desmedidas y acné juvenil para empeorar la situación. Y en el grupo de mis amigos que aspiraban al amor de la caraqueña había cuatro o cinco que me aventajaban en todo.
En la calle de Hermosilla esquina con Serrano, había una gran papelería. Miguel Muñagorri. Su propietario era amigo de mi padre y para buen colmo, había sido jugador del Real Madrid. Compañero de Santiago Bernabéu cuando los dos eran futbolistas. Acudí al establecimiento y encargué un centenar –cantidad mínima–, de tarjetones con mis títulos nobiliarios, algunos de ellos internacionales. Decía así el tarjetón: “Alfonso de Ussía y Muñoz-Seca. Duque de Arebanza, de la Dehesa de Burguillo, de Echalar, de Castrogonzalo, de Igueldo y de la Isla de los Faisanes. Marqués del Valle del Rudrón, de las Rozas de Argamasa, de Ortigosa de los Ciervos y de Gudamendi. Conde de la Gineta y de Fraisolí.
Príncipe Exiliado de Mogrovia, Nutrovia y Vasilenko. Príncipe de Pía della Lojácono. Caballero de Cluny. Y encabezando la relación, dos escudos dibujados por el genial «Barca» con dos leyendas. En uno de ellos, «Rex me fecit nobile, et ego aceptavit»; y en el otro «Non est posibile maiorem sánguine azulem». Y con este tarjetón, le envié al Hotel Ritz a la bella venezolana un ramo con cuatro docenas de rosas carmesíes. Al día siguiente, su padre y su abuela me invitaron a cenar al Ritz, y ella me confesó que se había equivocado en la elección, y que el hombre de su vida, era yo.
No me han quitado ningún título. Me he salvado por los pelos.

Más de Alfonso Ussía​

 

Domund​

Mejor, nos quedamos como estamos, y que sea lo que Dios quiera, o en nuestro caso, lo que Sánchez, Junqueras y «Txapote» dispongan​

24/10/2022Actualizada 01:30
2961F65FBF3061ED35723661ED32D5.jpg

Vuelvo de misa –soy un pecador creyente–, y he añorado las huchas del Domund. Hoy es el día. En mi infancia las huchas eran una maravilla, y en la actualidad se venden en pequeños anticuarios, chamarilerías y puestos del Rastro por mucho dinero. Huchas de indio con plumas de jefe sioux, de chino con el amplio sombrero campesino amarillo, de negrito con pelo rizado o negrito rapado –la más cotizada–, y de morito –la más rechazada–. En el Colegio del Pilar se abrían en la clase y se contaba la recaudación de cada alumno. Si ésta superaba las 500 pesetas, el recaudador se quedaba con la hucha como premio. Se recogía un dineral, y era divertido y aleccionador conocer a los viandantes. El año que me tocó en suerte el negrito rapado recaudé más de 2.000 pesetas, y en la edición que me correspondió el morito, no superé las 300 calandrias. En la actualidad, las cabecitas serían de blancos. Blanco moreno mediterráneo, blanco rubio nórdico, blanco pelirrojo irlandés o blanco calvo, además de blanco enfadado con montera, el español. Cuando salíamos a la calle a pedir dinero con nuestras huchas lo hacíamos con sentido de la lejanía. Nos integrábamos en la tragedia de quien se plasmaba en nuestra hucha. Y nos sentíamos felices cuando la cosecha material era grande, porque ello permitiría que nuestra hucha recibiera nuestro pan, nuestro abrigo, pudiera acudir a una escuela en la selva y formarse como un niño español. Hoy, los chinos mandan en el mundo, los sioux norteamericanos tienen mucho más dinero que los occidentales y los moritos y los árabes no necesitan para nada nuestras aportaciones infantiles. Queda el África negra, que no ha resuelto sus problemas por el racismo que impera en sus territorios. Racismo de negros contra negros, de tribus contra otras tribus, de etnias enfrentadas a etnias diferentes. Es decir, que están como nosotros, los blancos, preferentemente españoles. Como el dinero que se distribuye entre las autonomías no corresponde a criterios justos y sí a intereses del Gobierno, me permito aconsejar la celebración de un Domund para compensar a los que menos tienen en España. Por ello, no sería oportuno crear la hucha del catalán con barretina y el vasco con chapela y pitorro, porque entre unos y otros se llevan la mejor tajada y el más sabroso filete. Las huchas representarían al campesino extremeño, al aceitunero andaluz, al pastor manchego, al agricultor castellano, al ganadero montañés y asturiano, al pescador gallego, al olvidado canario de La Palma, y al melillense y caballa –ceutí–, desamparados por el Gobierno de España. Y lo que se recaudara, se repartiría entre todas las comunidades que financian involuntariamente el separatismo vasco y el independentismo catalán. Sí, de acuerdo, sería como el chocolate del loro, pero algo llegaría a los necesitados, siempre que no fuera el Ministerio de la Igualdad y Transexualidad el encargado de administrar la recaudación, porque en lugar de dinero se distribuirían coñojines, o manuales para formar a los niños en la ped*filia y la pederastia. Es decir, que renuncio a mi brillante propuesta.
Mejor, nos quedamos como estamos, y que sea lo que Dios quiera, o en nuestro caso, lo que Sánchez, Junqueras y «Txapote» dispongan.

Más de Alfonso Ussía​

 

Ella, elle y el Zendal​

Ella y elle se sienten muy afectados por el uso en la actualidad del hospital Zendal, que la derrochadora de Isabel Ayuso estableció en un tiempo «record» cuando el virus chino se apoderó de Madrid​

25/10/2022Actualizada 01:28
2961F65FBF3061ED35723661ED32D5.jpg

Tienen toda la razón. Ella está volcada a favor de la Sanidad pública madrileña, que según parece pasa por momentos catastróficos. Y elle también, aunque no sepa nada de la Sanidad pública madrileña, porque cada vez que le da un tantarantán, un patatús, o un agobio, acude solícito a la Sanidad privada, y entrega las esperanzas de su curación a los médicos del hospital de pago de la Zarzuela. Ella es médico y política, y en plena calamidad de la COVID-19, renunció a ejercer su profesión en beneficio de su afición. Pero no hay que tenerlo en cuenta, porque ella quiere lo mejor para los madrileños, y es probable que, conociéndose, eligiera su afición política y no su profesión médica en beneficio de los enfermos. Mientras sus compañeros de profesión, enfermeras, celadores y voluntarios trabajaron durante meses 20 horas cada día, lo mismo en la Sanidad pública que en la privada, ella acudía a la Asamblea de Madrid a ejercer, con la brillantez que le caracteriza, su función opositora. Un trabajo más cómodo, pero fundamental, para que la comunidad de Madrid se haya convertido, a pesar de Isabel Ayuso, en el motor de la economía española. Pero no todo es la economía. A ella la economía no le importa en exceso porque tiene la suya plenamente asegurada, si bien, retenida por su conciencia social. Su ilusión es vivir cerca del parque de El Retiro, pero su formación comunista se lo impide, y si vive junto al Retiro, en un barrio de lujo, es por culpa de su marido, un ejecutivo agresivo de una empresa multinacional. Como elle, que gana en su cadena de televisión más de lo que perciben por sus veinte horas de trabajo treinta médicos de la Seguridad Social o veinticinco de la Sanidad privada. Pero tienen razón, y no hay que darle más vueltas al asunto.
Ella y elle se sienten muy afectados por el uso en la actualidad del hospital Zendal, que la derrochadora de Isabel Ayuso estableció en un tiempo «record» cuando el virus chino se apoderó de Madrid. En Valencia, el socialista sonriente Ximo Puig cayó en el error de imitar a Isabel Ayuso, la derrochadora, y también levantó un hospital de campaña en muy pocos días. Pero la Ayuso contó con la ayuda de Eolo, que no sopló. De Eolo y de la instalación, que era más resistente y robusta que la de Puig. En Valencia, Eolo se enfadó, sopló el viento, y el hospital de Puig voló por los aires, en tanto que, en Madrid, el Zendal se mantuvo intacto. Pero tienen razón y, además, la razón la endulzan con el buen humor de ella y elle, que forman una pareja que es la monda.
Y elle, compartiendo fotografía con ella en un lujoso bar, ha emitido un tuit muy divertido: «Trabajando con Mónica García. Le he propuesto que alquilemos el Zendal para celebrar Eurovisión 2023. Podremos recuperar alguno de los millones (150) que se despilfarraron para construir ese garaje que está maravillando al mundo». Irónico y muy ingenioso. Y tiene razón elle.
Ese garaje maravilló al mundo por su eficacia. En ese inmenso garaje superaron la covid, en su peor momento, en los meses más agresivos de la pandemia, miles de ciudadanos. Más de ocho mil madrileños –aunque no fueran naturales de Madrid, que Madrid es de todos los españoles– fueron sanados y recibieron el alta médica. Más de 400, que ingresaron prácticamente muertos, sobrevivieron en la UCI del Zendal, y en ese garaje, con un orden perfecto, se inyectaron más de dos millones de vacunas. Entiendo que ella y elle tienen razón. La vida de 8.000 personas, la curación de 400 agonizantes y la aplicación ordenada y constante de dos millones de vacunas son consecuencia del despilfarro de Isabel Ayuso y su Gobierno de la Comunidad de Madrid.
Ella y elle lo habrían hecho mucho mejor.

Más de Alfonso Ussía​

 

Billetero​

Si el juez insiste en investigar, sea respetada su decisión. Pero en mi opinión, por 425.000 euros no podemos escandalizarnos, faltaría más​

26/10/2022Actualizada 01:30
2961F65FBF3061ED35723661ED32D5.jpg


El incansable y ejemplar fundador de Podemos, Juan Carlos Billetero, ha sufrido un injusto revés. A pesar del amoroso silencio de la Fiscalía, la Audiencia Nacional ha rechazado el recurso planteado por el insigne político, permitiendo que el juez Manuel García-Castellón siga investigándolo por blanqueo de dinero procedente del petróleo venezolano. Y todo por una cantidad ridícula, 425.000 euros, que no llevan a ninguna parte. Le han tomado manía y van a por él, precisamente a por él, el único dirigente político de España sobre el que no planean dudas acerca de su honestidad. Según parece, la empresa de Billetero ingresó esa pequeñez dineraria procedente del Banco de Alba, a cambio de un informe. De un informe fundamental que el señor Billetero redactó a cambio de una ridícula comisión por la venta de petróleo venezolano a Cuba en el mercado negro. Los informes conllevan desagradables riesgos. Nadie duda de la buena redacción del informe, libre de faltas de ortografía, lo cual no es frecuente en los redactores de informes de Podemos. Juan Carlos Billetero es el autor del más bello poema escrito durante la agonía bolivariana de Chávez. Sus versos puede ser equiparados en calidad con los de Federico García Lorca en su elegía al torero Ignacio Sánchez-Mejías, o a las Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre, don Rodrigo Manrique de Lara, I Conde de Paredes de Nava, y que a pesar de haber combatido con heroicidad y eficacia contra los musulmanes, no va a ser desposeído de su título ni exhumados sus restos de su tumba, que unos localizan en Villapalacios y otros en Ocaña. Un informe petrolífero firmado por tan excepcional poeta no merece la persecución de la Justicia.
El informante se siente desamparado. El perseverante juez que investiga su nimiedad presumiblemente delictiva afirma que su caso presenta «los caracteres de una falsedad documental». Y han aparecido nombres de testaferros y de testigos, noventa cuentas corrientes manejadas por el poeta Billetero, y facturas enfrentadas a la normalidad que convergen en el blanqueo de capitales. Y yo me pregunto: si Griñán va ser indultado por no haber percibido ni un euro de los 680 millones que el PSOE robó con su autorización a los trabajadores en Andalucía, ¿a qué viene esa animosidad contra Billetero por apenas 425.000 a cambio de un informe? Se dice, con malvado esquinamiento, que ese informe jamás existió. ¿Y qué? Tampoco existió la tesis original del doctorado de Pedro Sánchez, que se plagió de pe a pa, y ahora es doctor y sigue acomodado en la Moncloa. Sucede que Billetero carece de asesores, hace las cosas según su criterio, y sí, también hay que reconocerlo, en ocasiones se equivoca. Pero investigar con altas probabilidades de posterior procesamiento a un poeta de su categoría por 425.000 se me antoja que es acción extremadamente brutal. Billetero es comunista, y los comunistas, por definición, no roban. Lo ha dicho Alberto Garzón, y Garzón no habla por hablar. Por otra parte, si esos 425.000 euros de Billetero están ingresados en noventa cuentas corrientes diferentes, lo que corresponde a cada cuenta tiene menos valor que una lágrima de Rociíto.
Hay que poner las cosas en su sitio y la serenidad en el ánimo de todos. Si el juez insiste en investigar, sea respetada su decisión. Pero en mi opinión, por 425.000 euros no podemos escandalizarnos, faltaría más. Ánimo al gran poeta del Orinoco.

Más de Alfonso Ussía​

 
Back