Azul &Rosa Jaime Peñafiel 04 /1/2025 Mi Semana en OK diario

La visita de Carter fue a finales del 77, no del 78.
Los presidentes y ex presidentes no se han reunido en la catedral porque aún no se ha celebrado el funeral de estado.

Teniendo en cuenta que Carter fue el único que dio asilo y permitió que tratasen al Shah en un hospital, que se negó a entregarlo a los iraníes y este hecho costó la vida de 8 americanos durante todo el proceso del asalto a la embajada de EE.UU. en Irán, le costó la presidencia y cambió la historia de esa zona, Farah es una desagradecida con ínfulas.
La visita fue a finales de diciembre del 77 y principios de enero del 78.

Y si es verdad lo que dice Peñafiel, que no me extrañaría conociendo el personaje hipócrita y cobarde de Carter, no me extraña el asco que le tenía Farah.
 

Cuando Carter engañó a mi amiga Farah​


La muerte de Jimmy Carter, «uno de los peores presidentes y el mejor ex presidente», según Times, fallecido el pasado domingo, 29 de diciembre, a los 100 años de edad, ha reunido a todos los ex presidentes de EEUU vivos en la Catedral Nacional de Washington: Biden, Trump, Obama, George W. Bush hijo y Bill Clinton.

Esta muerte me ha recordado la del 17 de febrero de 1999. Ese día fallecía, a los 63 años de edad, el rey Hussein de Jordania. Para asistir a sus funerales se dieron cita en Amán 50 jefes de Estado y de gobierno. Y numerosas reinas. Entre ellas, Sofía de España y mi amiga la ex emperatriz Farah, la única que, aunque estaba, no apareció ni en el entierro ni en la recepción que la viuda de Hussein ofreció a los líderes presentes en la capital jordana.

Ni siquiera cuando la todavía reina Noor, y digo todavía porque su título de reina iba a durar muy poco, había preparado otra recepción sólo para mujeres y en la que el único hombre fui yo, ya que quería presentarme a la futura reina, la palestina Rania, y en la que Farah no corría peligro de encontrarse con Jimmy Carter. Pues ni entonces se dejó ver. Pero yo, extrañado por estas ausencias, ignoraba los motivos.

Y miren por dónde, a mi regreso a Madrid vía París coincidí en el avión de Air France con Farah. Aunque ella viajaba en clase preferente y yo en turista, tuve la oportunidad de mantener una larga, larguísima charla, cuando abandonó su asiento de primera clase para sentarse junto a mí en turista.

La traición de Carter​

¿Por qué no estuvo presente en los funerales del rey Hussein, encontrándose en Amán con tal motivo?, fue mi primera pregunta, a la que ella me respondió lo siguiente: «Para evitar al presidente Carter, a quien nunca, jamás, le perdonaré la traición a mi esposo el shah, después de que, a finales de 1978, viajara a Teherán en visita oficial, en compañía de su esposa Rosalyn, en un alarde de estrecha amistad con Irán. Recuerdo que, en su discurso tras la cena de gala, destacó que Irán, gracias al extraordinario liderazgo del shah, era una isla de estabilidad en una de las zonas más agitadas del mundo. E hizo hincapié en que no había ninguna otra nación de la tierra que estuviera más cerca de Estados Unidos en la planificación de la recíproca seguridad militar y que no existía ningún líder con el que le uniera un sentido más profundo de gratitud y amistad personal que con mi marido. Aunque pensé, no sé por qué, que su sonrisa era artificial y sus ojos y su mirada fríos, pero deseaba confiar en él».

Farah me siguió dando detalles del motivo de su enojo con Carter: «Poco después de marcharse, envió diversos emisarios a París para entrevistarse con Jomeini y un agente militar a Teherán para minar el ejército de mi país, cubriendo sus propias apuestas políticas y abandonando a mi esposo a medida que Irán se dirigía hacia la revolución. Menos de una semana después de la visita de Carter empezaron las revueltas en Qum y el 18 de febrero en Tabriz, durante las cuales 100 personas fueron asesinadas. Era como si el director de una macabra orquesta, misteriosa, dirigida por Carter, hubiera dado luz verde para esta ofensiva. ¿No te parecen motivos más que justificados para que yo decidiera no coincidir con Carter en los funerales de Hussein en Amán?».

La verdad es que, ante todo lo que me estaba contando, no supe qué contestarle. Lo cierto es que el mundo entero, incluida España, les abandonó a su suerte, hasta el extremo de que, al abandonar precipitadamente Marruecos ante la noticia de que Hassan pensaba entregarles a Jomeini y sin saber dónde ir, llegaron a pensar, incluso, en estrellar el avión en el mar y poner fin a tanta traición, a tanta miseria.

A lo largo de este viaje de regreso, recordamos también el día de su coronación, el 26 de octubre de 1977, como emperatriz. Me sorprendió que no hubiera olvidado mi presencia en tan solemne acontecimiento de su vida. Pero esta es una apasionante historia que les contaré otro día.
Otro día más, NOOOOOOOOOOOOOOOOOO por favor, que ya nos sabemos al dedillo todo lo relativo a su "amistad" con su "amiga" Farah. Este señor vive en un bucle infinito :bored::bored::bored::bored::bored::bored:
 
¿Te imaginas a Farah dejando su asiento en primera para sentarse con Peña en clase turista?
Las trolas que cuenta jajaja
Fíjate bien prima en la amistad que les une...
Como el único enviado especial por España en la boda, (colándose en el palacio "como Pedro por su casa") Farah se acordó de él y gracias a eso y al regalo de la mantilla, se forjó una gran amistad 😂😂
 
Fíjate bien prima en la amistad que les une...
Como el único enviado especial por España en la boda, (colándose en el palacio "como Pedro por su casa") Farah se acordó de él y gracias a eso y al regalo de la mantilla, se forjó una gran amistad 😂😂
Amistad que Farah nunca menciona.
Por qué será :rolleyes:
 
La de periodistas que habrán tenido cercanía con personajes famosos y de la realeza, y lo llevan con discreción.
Es un tipo que le puede la soberbia, normal entre personas acomplejadas, que no son grandes por ellos mismos, sino por aquellos de los que se rodea.
 

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